Según se acerca el jueves, el día en el que ERC confirmará a través de su Consell Nacional el apoyo a la investidura de Pedro Sánchez mediante la abstención, van trascendiendo más detalles de las cesiones con las que el PSOE está dispuesto a transigir. Al margen de la constitución de una mesa entre gobiernos, los socialistas serían partidarios de aceptar una "consulta" en Cataluña. Una reivindicación maximalista del independentismo que Sánchez, demostrando un desprecio supino a su propia palabra, juró y perjuró en campaña que prohibiría para acabar "de una vez por todas con los referéndums ilegales".

El presidente en funciones habría cruzado una línea roja que afecta al principio de igualdad entre los españoles consagrado por la Constitución y es por eso que barones de su partido como el presidente de Aragón, Javier Lambán, o el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, han puesto el grito en el cielo porque se pueda privilegiar a unas regiones sobre otras. Para Pablo Casado, esto supone "consumar su traición"; para Santiago Abascal, "un golpe de Estado".

Revilla

Y no sólo eso, sino que Miguel Ángel Revilla ha sido meridiano al anunciar que, de constatarse que en el pacto con ERC se incluyese un "acuerdo" para un referéndum en Cataluña, retiraría el apoyo del PRC -un valioso escaño- a la investidura. Su formación, según argumenta, es "un partido regionalista pero profundamente español".

Además, la posición de Revilla fija un precedente esperanzador en la medida que obligaría al resto de formaciones regionalistas a no ponerse de perfil ante la gravedad del asunto y, con un hemiciclo tan polarizado, los socialistas no las tendrían todas consigo para la tarea de ir gobernando y aprobando ley por ley.

Legitimación

De confirmarse que ERC y PSOE han convenido en que "los acuerdos serán sometidos a validación democrática a través de una consulta a la ciudadanía de Cataluña", Sánchez estaría legitimando de alguna manera el golpe separatista del 1 de octubre de 2017.

Y todo surge, además, en un contexto de secretismo en el que las peores conjeturas -del "gesto" de la Abogacía del Estado a las concesiones al nacionalismo vasco, entre otras- parecen ir haciéndose realidad.