La estrategia de Pedro Sánchez, a menos de tres semanas de que el reloj se ponga en marcha para una nueva convocatoria electoral en noviembre, consiste en ir contra todos. Especialmente contra los más cercanos a izquierda y a derecha. Lo más significativo es que no arremeta contra el PNV.

Por la izquierda trata de erosionar a Podemos apelando a los sectores más próximos al PSOE y más alejados de Pablo Iglesias con un paquete de más de 300 medidas que son, en la práctica, los ejes políticos de los populistas. De entrada, Sánchez propone eliminar el copago farmacéutico y destinar el 7% del PIB a Sanidad y roba así a Podemos la bandera de la Salud universal y gratuita. Y eso por no hablar de otras iniciativas que tienen la marca del Podemos más distante de Iglesias: la implementación de normativas similares al Madrid Central de Carmena - y por extensión de Íñigo Errejón- tienen este sesgo. 

Absorción

Por el centro, el líder socialista no olvida al alma más social de Cs con políticas de género, de igualdad y de incentivos a los autónomos. Sin olvidar un rechazo taxativo a un referéndum de autodeterminación en Cataluña. De hecho, el presidente del Gobierno quiere convertir a Albert Rivera en la otra cara de la moneda del independentismo. 

Qué duda cabe de que la posición de Sánchez de ganar por plagio y absorción no es imposible. Realmente, Sánchez ha unido a las dos almas del socialismo y ha vuelto al partido transversal a conveniencia y en un nuevo y efectista golpe de timón. El presidente del Gobierno intenta poner en sordina los malos indicadores económicos -el paro ha aumentado en 54.371 personas, confirmando los peores pronósticos- y trata de consolidarse como la única alternativa razonable, antes o después de noviembre, con calcos programáticos de sus rivales.

Vicepresidencia

Bien es verdad que a esta nueva vuelta de tuerca de un PSOE que intenta neutralizar a Podemos ha reaccionado el propio Iglesias alertando de que, en el caso de nuevas elecciones, exigirá de nuevo una vicepresidencia, tal y como informa este miércoles EL ESPAÑOL. 

Sucede que España está en funciones en todos los sentidos, y no para andar distinguiendo el original de la copia en un ejercicio estéril. La transversalidad sólo aporta cuando es consensuada y no una mera ocurrencia circunstancial.