El Congreso de los Diputados aprobó este miércoles la renovación de los primeros seis miembros del Consejo de Administración de RTVE. Pedro Sánchez se aseguró en el último momento los apoyos de las principales fuerzas que le dieron los votos en la moción de censura a Rajoy: Podemos, PNV, ERC, PDeCAT y Compromís

En realidad, el presidente del Gobierno ha entregado el ente público a Pablo Iglesias, que no sólo ha elegido ahora a tres consejeros, sino que ha llegado a un acuerdo con el PSOE por el que nombrará también a dos de los cuatro que le que corresponde proponer al Senado. De esta forma, Podemos controlará cinco de los 10 miembros de un Consejo que presidirá Tomás Fernando Flores. 

Radicales de izquierda

Tanto el proceso de renovación de RTVE -mediante decreto ley y con escandalosas negociaciones secretas en los despachos-, como el perfil de la mayoría de los elegidos, garantizan lo contrario de lo que prometió Pedro Sánchez a los españoles y a los propios trabajadores de la casa: una cadena pública "independiente y profesional".  

Basta repasar algunos de los nombres de la que será la nueva dirección para hacerse una idea de los derroteros por los que va a transitar ahora RTVE. Rosa María Artal, por ejemplo, llegó a ir en las listas de Podemos al Congreso por Zaragoza, y la mayoría de sus compañeros son conocidos por sus posiciones radicales de izquierda.   

Iglesias para 'despolitizar'

Resulta llamativa la celeridad con la que Sánchez ha empezado a pagar las deudas a sus socios de moción: ha allanado el terreno para acercar a presos etarras al País Vasco para satisfacer al PNV; ha trasladado a los responsables del golpe secesionista a cárceles catalanas y se ha comprometido a reunirse con Torra "sin cortapisas" para complacer a ERC y el PDeCAT; y ahora regala a Podemos su oscuro objeto de deseo: la televisión pública

La RTVE que Sánchez quería despolitizar para evitar la manipulación informativa y restañar su falta de credibilidad ha acabado convertida en moneda de cambio para satisfacer a Podemos. Y hay que tener claro que, en materia de comunicación, entregar el Pirulí a Pablo Iglesias equivale a poner al zorro a cuidar de las gallinas.