Se consumó el dislate. Quim Torra, el hombre que fue elegido a dedo por el prófugo Carles Puigdemont y que cree que los catalanes que hablan español tienen “un pequeño bache en su cadena de ADN” además de ser “carroñeros, víboras y hienas”, es el nuevo president de la Generalitat.

Y si Torra lo ha conseguido debe agradecérselo, en última instancia, a Mariano Rajoy quien al no recurrir el voto delegado de Comín y el citado Puigdemont –en una medida que no nace del olvido sino del deseo de no molestar al PNV y lograr su apoyo para sacar adelante el Presupuesto– ha dejado el camino expedito a los independentistas. “Esto no es normal en un país democrático, es indignante la actitud del Gobierno español” denunció este lunes en el Parlament la líder de Cs Inés Arrimadas.

A la espera del ‘padre’ Puigdemont

Las intenciones de Torra son meridianamente claras, como publica EL ESPAÑOL: quiere reabrir las embajadas para seguir vendiendo por todo el mundo su fantasmal “República Catalana” y la idea de que “España nos oprime”; quiere reponer en sus puestos a los cesados tras la entrada en vigor del 155, para desmontarlo a todos los efectos; y finalmente aspira a calentar la calle a la espera del 'padre' Puigdemont.

Por si todo esto fuera poco, Rajoy ha dado el visto bueno a un racista y xenófobo que escribió en 2008, en un artículo titulado La lengua y las bestias, que los catalanes que se sienten españoles son “bestias con forma humana que destilan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua catalana”. Un hombre que la primera decisión que ha tomado tras ser elegido president es viajar este martes a Berlín para rendir pleitesía a su mentor y patrocinador y ponerse a sus órdenes. ¿Cabe mayor humillación para el inquilino de la Moncloa?

Rajoy quiere utilizar a Sánchez para frenar a Rivera

No es este el primer error, ni será el último, de Mariano Rajoy en relación con el tema catalán. Todo el camino hecho hasta el momento está repleto de trabajos a medio hacer, de componendas y apaños, de autoengañarse, en resumidas cuentas, en un proceso en el que siempre ha querido ir a rebufo de los acontecimientos, a veces por interés y otras por simple cobardía.

Ahora, el presidente del Gobierno –cuando cada encuesta que se publica es peor para sus intereses que la anterior– quiere utilizar como coartada al secretario general de los socialistas Pedro Sánchez para poner freno a las más que seguras exigencias de Albert Rivera. El líder de Ciudadanos –que en cada encuesta que se publica obtiene mejor resultado que en la anterior– no cejará hasta que se ponga en marcha un nuevo 155 pero de verdad, con la claridad y firmeza que han faltado hasta el momento.