La Generalitat y las terminales mediáticas del separatismo intentaron convertir las muestras de solidaridad tras los atentados de agosto -16 muertos y más de 150 heridos- en espaldarazos a las instituciones catalanas y al procés.

La utilización política de la conmoción posterior a la masacre tuvo episodios muy burdos y otros más sutiles. El uso del lema No tinc por en mítines y los abucheos al Rey en la marcha contra el terrorismo celebrada en Barcelona forman parte de los primeros. La campaña para convertir a Trapero en un ídolo y a los mossos en un ejemplo de diligencia y transparencia se cuenta entre los segundos.

Glorificación de los mossos

El tiempo está demostrando, sin embargo, que en la glorificación de los mossos -galardonados con la medalla de honor del Parlament- hubo mucha impostura y puede que mala conciencia. La Generalitat y la Policía autonómica, con Puigdemont, Forn y Trapero a la cabeza, mintieron y manipularon desde el primer momento para ocultar las lagunas de la investigación.

De hecho, atribuyeron el origen del atentado a un “proceso exprés de radicalización”, algo indetectable. Pero ahora resulta que los hermanos Abouyaaqoub y uno de sus compinches fueron identificados el 20 de enero de 2016 porque protagonizaron un rezo de protesta frente a la comisaría de Salt. No sabemos si un comportamiento tan extravagante y provocador es suficiente para hacer saltar las alarmas y activar algún tipo de protocolo de seguimiento. Pero de lo que no hay duda es de que los mossos tenían los datos de los tres futuros terroristas un año y medio antes de los atentados y que lo ocultaron tras el ataque.

Interrogantes por resolver

Hay demasiadas interrogantes no resueltas: la figura del jefe de la célula, imán de Ripoll, y sus contactos con el CNI, sobre la que dará cuenta el martes en el Congreso el general Félix Sanz Roldán; el uso que se hizo de las advertencias de la policía belga sobre su posible radicalización; por qué se ignoró el cable de la CIA que advertía de un posible atentado en Las Ramblas y que los mossos intentaron destruir en una incineradora tras haber negado su existencia...

Lo increíble es que sólo Cs haya pedido una comisión de investigación en el Congreso, como la que se celebró tras los atentados del 11-M, y que el resto de partidos se hayan puesto de acuerdo para vetarla con argumentos tan peregrinos como que, en todo caso, debería abrirse en el Parlament. Los puntos negros sobre el último atentado yihadista en España son insoslayables y los partidos no pueden seguir mirando  hacia otro lado.