Diez días antes del 1-0 el bloque constitucionalista ha visibilizado su fractura en el Congreso de los Diputados para regocijo del secesionismo y pasmo del conjunto de los españoles. A la incertidumbre de no saber exactamente qué piensa hacer Rajoy para poner fin al desafío independentista se suma ahora el bochorno de ver cómo los tres partidos que defienden sin ambages la legalidad constitucional son incapaces de demostrar su unidad pactando una resolución conjunta.

La negativa del PSOE a apoyar una proposición no de ley de apoyo al Gobierno ante el desafío independentista es un error que sólo puede generar inquietud y turbación entre los ciudadanos.

La iniciativa, presentada en solitario por Cs, era intachable en la forma, pero fue planteada de forma ventajista. Básicamente manifestaba el “apoyo del Congreso al Gobierno” y al Poder Judicial en defensa de la legalidad y de las medidas necesarias, “adoptadas de manera proporcional”, para impedir el 1-0. Pero no sólo fue registrada sin acuerdo previo con el PSOE, sino que cuando los socialistas trataron de pactar una enmienda transaccional, ésta no fue incorporada. Y ello pese a que no hubiera perjudicado el sentido de la propuesta original, pues se limitaba a proponer la apertura de “un espacio de diálogo para buscar una salida pactada y legal”.

Nadie sale indemne

Es imposible no advertir en el fracaso de esta proposición un fiasco del que ninguno de los tres partidos constitucionalistas sale indemne. El PSOE, que en todo caso debió abstenerse en lugar de votar en contra, queda tocado. Una vez terminado el pleno, fuentes de este partido explicaron que votaron en contra de Rajoy en el Congreso pero que apoyan las actuaciones del Gobierno en Cataluña, una matiz que no repara la debilidad mostrada por el bloque constitucional.

Ciudadanos ve cómo su propuesta, con la que pretendía situarse en la centralidad del debate, decae estrepitosamente. Por lo que atañe al PP, tampoco sale airoso de una votación que, a fin de cuentas, pone de relieve que Rajoy no ha sabido coser una alianza fuerte en el lado constitucionalista.

Cicatería de García Albiol

Rajoy debería ser el primer interesado en arrogarse el máximo respaldo posible ante la tesitura de tener que activar el artículo 155 o la Ley de Seguridad Nacional. Además, el apoyo al Gobierno que Cs ha promovido -sin éxito- en el Congreso contrasta con la cicatería del PP catalán en el Parlament.

Albiol -tampoco Miquel Iceta- se ha negado a prestar a Inés Arrimadas los votos necesarios para registrar una moción de censura contra Carles Puigdemont antes del 1-0. La realidad es que ese tacticismo de vuelo bajo de los partidos constitucionalistas sólo beneficia al separatismo.