Rajoy se ha mostrado extrañamente satisfecho tras la reunión con Albert Rivera en la que éste se ha mantenido firme en su posición: Ciudadanos se abstendrá en la investidura y no participará en los grupos de trabajo que le propone el PP dado que su apoyo, llegado el caso, se limitará a grandes temas de Estado y en ningún caso participará en el gobierno.

Si tenemos en cuenta que veinticuatro horas antes Sánchez le dio portazo, no se entiende muy bien que Rajoy diga que estamos ante "el primer paso de una larga caminata" que todavía confía en completar con éxito. Salvo que busque lavar su imagen de líder incapaz de llegar a acuerdos o que su intención sea trasladar a los españoles la ficción de que el entendimiento es posible para, una vez pinchado el globo, señalar a Sánchez y a Rivera como causantes del estropicio que supondría tener que ir a elecciones.

40 días sin avances

Hay una tercera posibilidad, y es que Rajoy pretenda ganar tiempo para aumentar la presión sobre el PSOE una vez que se ha visto que su concurso es imprescindible para la gobernabilidad. Sin embargo, tal y como hoy informamos, Sánchez está decidido a no mover ficha hasta que el candidato del PP se haya estrellado. Los socialistas entienden que allanarse supondría rendirse ante quien ha intentado destruirles por todos los medios, promoción de Podemos incluida.

Pero aún está por ver que Rajoy acuda a la sesión de investidura, extremo que evita aclarar cada día, en una actitud insólita e impensable en cualquier democracia de nuestro entorno. Parece evidente que una nueva espantada mermaría su crédito y que, en el peor de los casos, podría utilizar el debate como trampolín para unas terceras elecciones. Ahora bien, son conocidas sus reticencias a ir a una votación que de antemano sabe que perdería.

Pobre balance

Lo cierto es que este viernes se cumplirán 40 días desde los comicios -ocho meses si nos remontamos a las elecciones de diciembre- y Rajoy no ha podido sumar un solo voto a su investidura. El balance no puede ser más pobre. Y lo peor para él es que será muy difícil que logre revertir ya esa situación.

Rajoy ha señalado este miércoles que está en "una larga caminata", pero cualquiera diría que se encuentra sobre la cinta infinita del gimnasio en la que hace ejercicio: por más que camina, no se mueve del sitio. Pasa el tiempo y su esfuerzo no puede ser más improductivo.