El PP está a un paso de sufrir su primera derrota de la legislatura: la composición de la Mesa del Congreso. De hecho, en su grupo parlamentario dan por perdida la Presidencia, que todo apunta a que acabará en manos del PSOE. De confirmarse, obligaría a poner los pies en el suelo a Rajoy, que encantado con los resultados del 26-J, ha actuado hasta ahora como si no tuviera necesidad de buscar alianzas.

Sin embargo, es esa incapacidad que ha demostrado el PP hasta ahora para cerrar acuerdos que le permitan superar la investidura y gobernar con autonomía lo que ha llevado al resto de formaciones a moverse para defender sus propios intereses. Podemos prefiere votar al PSOE en la Mesa antes que al PP, mientras que Ciudadanos, que ha defendido que es mejor que el presidente de la Cámara sea de un signo distinto al del Gobierno para marcar distancias entre el Ejecutivo y el Legislativo, puede decantarse también a favor del candidato socialista.

Promueven alternativas

Juan Fernando López Aguilar publica hoy un artículo en EL ESPAÑOL en el que critica la falta de iniciativa de los populares: "Es hora de que el PP se mueva, activa y convincentemente. De que el PP haga algo. Empezando por Rajoy". El ex ministro y actual eurodiputado socialista sostiene que es el momento de que Rajoy ponga sobre la mesa "ideas, condiciones y propuestas que dejen de ser imposibles de aceptar y de creer por nadie que no sea del PP".

Es verdad que la previsible derrota del PP en la composición de la Mesa del Congreso no hace pensar que pueda confeccionarse una alternativa que le dispute la mayoría en la Cámara. Ahora bien, tal y como hoy informamos, hay movimientos dentro y fuera del PSOE para conformar una opción en la izquierda con el apoyo de los independentistas catalanes. Dirigentes de ERC y del partido de Artur Mas ya han hecho saber al PSC que apoyarían esa alternativa. Sus escaños, sumados a los del PSOE y los de Podemos acercarían a Sánchez a la mayoría absoluta.

Las dos opciones de Rajoy

Evidentemente estamos ante una hipótesis casi imposible, pues remótamente los socialistas aceptarían llegar a la Moncloa de la mano de quienes se proponen romper España. Sin embargo, lo que demuestran estos movimientos es que la falta de impulso de Rajoy está estimulando a otros a mover ficha. Desde ese punto de vista, la importancia de una probable derrota del PP en la Mesa del Congreso es que permite visualizar que pueden darse mayorías alternativas a la suya.

Si se confirma el pacto entre grupos parlamentarios al margen del PP para repartirse los puestos de la Mesa del Congreso, a Rajoy sólo le quedarán dos opciones: o hacer de la necesidad virtud y sumarse al acuerdo quedándose en minoría -como ocurrió tras el 20-D- o recurrir a la pataleta e insistir en que su mejora electoral en el 26-J debería ser respetada y reflejarse en este órgano. Sin embargo,si algo va a quedar en evidencia en el primer acto formal de la legislatura es que las cosas no han cambiado tanto desde el punto de vista de la correlación de fuerzas.