Imagen promocional de la película 'Materialistas'.

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Columnas TIRANDO DEL HILO

'Materialistas': cuando el amor se mide por la cuenta bancaria

En la era posterior al #MeToo, después de la cuarta ola feminista, sigue habiendo cierto anhelo femenino de seguridad y estabilidad, proporcionada por una pareja y su cuenta bancaria.

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Chico conoce a chica. Chica conoce a chico. Chico y chica se gustan, chico y chica se enamoran. Chico y chica vivieron felices y comieron perdices. O no.

En 2025, chica conoce a chico. Chica se fija en la estatura, en la cifra que aparece en su cuenta bancaria, en las entradas que empiezan o no a asomar.

Chico conoce a chica. Chico se fija en la edad, en si es más joven, en si está delgada, en si tiene o no un buen culo y una buena delantera.

Esta, podría resumirse, es la imagen que refleja Materialistas, la última película de la directora de la bellísima Past Lives, Celine Song, sobre el mundo de las citas en la década de 2020.

Materialistas parece una comedia romántica al uso, con un triángulo amoroso, la espléndida Nueva York de fondo, apartamentos estupendos y ropa cuidadosamente escogida.

Pero, bajo esa brillante superficie, dibuja (no sin carencias) un áspero retrato generacional.

Lucy, interpretada por Dakota Johnson, es una casamentera profesional en la treintena a la que acuden solteros con una lista de requisitos que bien podría ser la lista de la compra: estatura, complexión, nivel económico, cabello, espontaneidad.

Pero esto no supone un problema, porque el amor moderno exige definir y cuantificar los deseos.

Ella misma se encuentra en una encrucijada. ¿Debería apostar por el amor genuino, pero pobre, encarnado en John, el personaje interpretado por Chris Evans, o por el amor conveniente con el alquiler garantizado de Harry, el personaje de Pedro Pascal?

Como dice en varias ocasiones Lucy, en el ámbito de las relaciones, do the math. Hay que hacer las cuentas. Del atractivo físico, del atractivo económico. De ambos.

Y, aunque parezca superficial, cualquiera que haya estado en el “mercado” de las citas o haya hablado con alguien que lo esté, confirmará que esto no es tan marciano. Que parte del razonamiento capitalista de inversión y rendimiento se ha filtrado en la forma contemporánea de entender el amor.

Cartel promocional de la película 'Materialistas'.

Cartel promocional de la película 'Materialistas'.

A eso es a lo que hemos reducido, no sólo el amor, sino a los demás. Y, por consiguiente, también a nosotros mismos. A casillas que puedes tachar de una lista, a componentes que puedes o no encarnar con tu cuerpo. Los hombres buscan juventud y buen físico; las mujeres, un buen salario y estatura.

Si nos ponemos exigentes, también algo de pelo.

Como explica Lucy, enamorarse es fácil. Lo que es difícil es salir con alguien, porque supone una inversión. De tiempo, de esfuerzo, de vulnerabilidad, de compromiso. Se trata de un juego en el que se es consciente de la apuesta y del coste de oportunidad de estar con esa persona, lo que plantea la cuestión de si elegimos con quién pasar nuestra vida simplemente por amor.

Materialistas tiene varias carencias, como la falta de química o la ausencia de una banda sonora potente. Pero uno de sus aciertos es la incomodidad que genera, porque actúa como espejo y nos sitúa ante una realidad ciertamente cruda.

En la era posterior al #MeToo, después de la cuarta ola feminista, después de la emancipación y la libertad y el poder de decisión, sigue habiendo cierto anhelo femenino de seguridad y estabilidad, proporcionada por una pareja y su cuenta bancaria.

Materialistas lleva al reconocimiento de que, tal vez, en alguna ocasión, en algún pensamiento escondido en el hueco más recóndito de nuestro corazón, nosotros también hemos tenido una actitud pragmática, mercantilista y utilitarista en el momento de la verdad. Es decir, en el momento del amor.

Song quiere transmitir que el amor, el de verdad, el de para toda la vida, el de “cambiarse los pañales entre sí, enterrarse el uno al otro”, el de “un compañero para la residencia de ancianos y para la tumba” no se puede comprar. No somos un bien de consumo.

No somos una ecuación matemática con sus componentes bien articulados.

Como dijo Song en una entrevista, “lo único que puedes esperar de alguien que te ama es que te ame. Eso es lo único innegociable”.