Athenea del Castillo, con el Real Madrid.

Athenea del Castillo, con el Real Madrid. EFE

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Juanma Castaño/a entrevista a Athenea del Castillo, o el cazador cazado

Tengo para mí que Castaño/a se atribuye el derecho de meterse en la vida privada de Athenea porque su pareja es del sexo contrario.

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Juanma Castaño ha entrevistado en COPE a Athenea del Castillo, la excelente extremo del Real Madrid y de la Selección, y le ha preguntado entre otras cosas por sus ideas políticas, sin pudor para acudir a un chiste fácil que circula por ahí con su apellido. El de Athenea, no el de Castaño, aunque este también cuenta con su propio juego de palabras. El de la futbolista alude a su presunta ideología y el del comunicador a sus discutibles dotes para serlo.

-Oye, ¿por qué te llaman Athenea del Caudillo?

-Y a ti, ¿por qué te llaman Juanma Castaña?

Estas respuestas siempre se le ocurren a una a posteriori, y es una lástima, aunque a decir verdad Athenea salió muy airosa del lance.

Lo literario (?) sería escribir que regateó la pregunta como haría con cualquier lateral izquierda/o, pero más bien despejó como si fuera una contundente defensa central.

Básicamente vino a decir que se la soplaba lo más grande lo que la gente (Castaño/a incluido/a) pensara sobre ella, que es una expresión, lo de soplársela, que en la actualidad utilizan de manera indistinta hombres y mujeres, curiosamente, pero que en ningún momento salió de los labios de la futbolista.

Al contrario, estuvo versallesca en la elección de sinónimos homologables.

Athenea del Castillo, en pelea por el balón.

Athenea del Castillo, en pelea por el balón. REUTERS

Lo que tuvo de bastante bajuno el momento es que Castaño/a utilizó en su interrogatorio al novio de Athenea, de quien al parecer existen fotos posando en el Valle de los Caídos.

Si Athenea puede posar dónde le dé la gana (y hará muy bien en hacerlo, que para eso es así de guapa y así de chula), imaginaos hasta qué punto este privilegio debería ser extensible a su pareja sin que nadie se meta en eso cuando la entrevista a ella.

Tengo para mí que Castaño/a se atribuye el derecho de meterse en la vida privada de Athenea primero porque su pareja es del sexo contrario (la de Athenea, no la de Castaño/a, aunque también) y segundo, y sobre todo, porque es futbolista del Real Madrid, lo que es bien sabido que activa una imaginaria patente de corso en las mentes de los eximios periodistas deportivos que padecemos.

No imaginamos al rey nocturno de la programación de la cadena de la Conferencia Episcopal preguntar cosas sobre su pareja a Mapi León, por ejemplo, o ya que estamos sobre las palpaciones torpes de la jugadora culé en el fragor de la batalla de cierto partido contra el Espanyol.

Porque otro de los temas vuelve a ser ese: la doble vara de medir que impera en el periodismo deportivo patrio.

Se dirime si una pregunta invade o no el territorio de la privacidad del entrevistado en función de la camiseta que luce.

A nadie que no quiera perder su trabajo se le ocurriría preguntar a Lamine Yamal por su peculiar progenitor, por ejemplo, y Castaño/a es un verdadero maestro en el arte del agravio comparativo.

Aún se recuerda cuando un alma cándida como Isco tuvo que salir al paso de su desparejo tratamiento de aquellas dos victorias, la del Madrid ante la Juve y la del Barça frente al PSG. La de Madrid se trató como un "escándalo mundial" porque se dirimió con un penalti en el último minuto (pero clarísimo) sobre Lucas Vázquez, mientras que la de los azulgrana se vendió por parte del genio como una enorme hazaña, pese a haber sido el colegiado Aytekin el verdadero protagonista de la noche.

En otro momento de la conversación, Castaño/a incide en una declaración anterior de Athenea en el sentido de que ella nunca vestiría de blaugrana. No solo se reafirmó en la promesa, sino que extendió al rojiblanco su total renuencia.

"Pero vamos a ver", trató de arrinconarla el periodista, "que tú eres una profesional. ¿Y si vienen Barça o Atleti y te ofrecen una morterada?".

Hay que desconfiar siempre de las personas que utilizan la palabra 'morterada', acto que constituye eso mismo pero con hache.

Athenea insistió, si bien no por ningún convencimiento de superioridad moral de lo blanco (o sí, añadiría yo, pero no ella), sino por lealtad a la entidad que le ha dado la oportunidad de triunfar (también metió al Dépor en ese saco).

–Pero todos tenemos un precio –la acorraló Castaño/a.

–Yo no –replicó taxativa la futbolista.

Y es verdad: no lo tiene, como tampoco lo tiene el espectáculo de contemplar cómo quien queda expuesto en su falta de principios es quien formula las preguntas en lugar de serlo quien las responde, que vino a ser como lo del cazador cazado pero en plan revelación.

Es así: hay lecciones que no tienen precio.

Para todo lo demás, Castaño/a.