Cumbre de las infantas, los Bulgaria, las pieles de Ainhoa y tito Agustín

Cumbre de las infantas, los "Bulgaria", las pieles de Ainhoa y tito Agustín Guillermo Serrano Amat

EL BESTIARIO

Cumbre de las infantas, los 'Bulgaria', las pieles de Ainhoa y tito Agustín

Paco Gento, Iñaki Urdangarin, Pablo Nicolás y la infanta Cristina; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas. 

30 enero, 2022 01:25

Cristina y Elena 

Guillermo Serrano Amat

Al sur de la semana ha ocurrido todo. Mientras atardecía en Europa, la actualidad daba la vuelta al mundo con ayuda de dos principesas españolas que en su día fueron infantas: doña Elena y doña Cristina.

Disfrazadas con sus respectivas caricaturas, las principesas han planificado un viaje a Abu Dabi, donde su augusto padre, Juan Carlos I, las espera para dirimir la crisis sentimental de doña Cristina, cuyo matrimonio con don Iñaki acaba de ser interrumpido. El azar ha querido que doña Cristina lleve varios días desaparecida y legiones de paparazzi se han desplegado por media Europa para dar con ella.

La principesa no está, ni viva ni muerta, en su residencia habitual de Ginebra. Todo parece indicar que ha cambiado el piso del casco antiguo de la ciudad por una casa más resguardada en un barrio residencial.

Doña Cristina se ha mudado seguramente en compañía de Irene, la menor de sus hijos, que todavía está en edad escolar y va al colegio en Ginebra. Los paparazzi, desplazados desde España, han tastreado diariamente la ciudad con resultado infructuoso. No hay huella de ninguna de las dos.

Mientras en Vitoria, Iñaki y Ainhoa ponían en marcha distintas estrategias para protegerse de los medios de comunicación, los hijos del matrimonio desplegaban una serie de movimientos en sus ciudades de residencia: Juan Valentín permanecía en Madrid cubierto por sus primos; Pablo Nicolás, que apunta maneras de santo, seguía en Barcelona, fiel al balonmano. Y Miguel estaba en Londres estudiando Ciencias del mar.

Tal dispersión proporciona a los Urdangarín Borbón un incuestionable aire de familia desestructurada. No están en ninguna parte y sin embargo están en todas. Iñaki y Ainhoa, los novios, son los que más interés concitan. Iñaki llama la atención por su difraz invernal (gorro calado hasta las cejas, chaleco acolchado, bandolera masculina cruzada en el pecho). Atraviesa la ciudad en bicicleta y va en busca de Ainhoa, que todos los días viste abrigo de piel (tal vez conejo, zorro o algún animal rapado), sin saber que las pieles ya no se llevan y los ecologistas emprenden contra ellas la guerra del spray. Menos mal que Iñaki no se entera.

Agustín Pantoja 

Agustín Pantoja

Agustín Pantoja Guillermo Serrano Amat

Él ya no es nadie desde que ella le propinó una patada en el culo. Me refiero a Isabel Pantoja, autora intelectual y material de la patada, y a tito Agustín, hermano de la tonadillera y sumiso receptor del agravio en las nalgas.

Lo de sumiso es un decir. En realidad la sumisión del otrora representante de la folklórica es una vulgar metáfora de la saga Pantoja. Todo en esta familia es trampa y simulación. Del primero al último, empezando por la propia Maribel, que es toda cólera.

Sucedió en Cantora, semanas después del fallecimiento de doña Ana. Los hermanos se cruzaron en los pasillos del cortijo y entre ellos saltaron las chispas. A partir de aquel instante todo fue de mal en peor. Misterioso uno, trementina la otra. Las voces de ambos subieron de tono y decibelios hasta que tito Agustín acabó siendo expulsado de la finca por su irascible hermana .

Ahora, ella ocupa una habitación en el ala A y el ex cantante en el ala B. Los demás allegados que visitan a la familia (pongamos Kiko, Isa Pi, Irene Rosales, Anabel, las Mellis y el papá de Albertito) siguen a la espera de acontecimientos.

Este lío surgió a cuenta de los poderes que Pantoja le dejó a su hermano cuando entró en la trena. El caso es que Agustín hizo algún movimiento oportuno (o más bien oportunista) que enfadó sobremanera a la tonadillera. El más llamativo de estos movimientos fue la solicitud de una hipoteca del ático de Fuengirola. Todavía se oyen los gritos.

El día de la patada, Agustín abandonó Cantora y no regresó. Pasadas las horas, un campesino dijo haberlo visto durmiendo la mona en la raya de Portugal.

Los Bulgaria

Los Bulgaria

Los Bulgaria Guillermo Serrano Amat

El Gotha es el almanaque anual de la nobleza y la realeza del este europeo. También es el nombre de una ciudad. Para ser exacta, la quinta ciudad del estado federal de Turingia.

A lo nuestro. La casa de Sajonia-Coburgo y Gotha es una dinastía alemana. El primer almanaque se publicó en 1763, siendo Federico III el duque de Sajonia- Coburgo y Gotha. En uno de los últimos números de la revista Hola aparece un reportaje de Kalina de Bulgaria en tecnicolor posando con su marido y su hijo sobre un trineo varado en la nieve.

Aparte de este reportaje, se ha difundido otra noticia de los Bulgaria que encandila a la gente: el próximo mes de mayo se centrará en el casamiento de Mafalda, el ojito derecho de papá Kyril, con Marc Abousaleiman, ingeniero informático de ascendencia libanesa y religión maronita. Mafalda Sajonia-Coburgo y Gotha, hija del príncipe de Preslav y de Rosario Nadal, actualmente divorciados, será la primera de los once nietos de Simeón de Bulgaria que pasará por el altar.

Marc estudiaba en Harvard y ella se formaba como cantante en el Berklee College de Boston. Ahora, Mafalda y su chico viven en Madrid, donde trazarán la línea del futuro.

Los Sajonia-Coburgo y Gotha, conocidos como “los Bulgaria”, tienen la particularidad de llevar patronímicos que empiezan por K. Hasta el final, el primogénito fue Kardam, casado con la española Miriam Ungría y fallecido en accidente de tráfico. Kyril sucedió a Kardam en la primogenitura, y luego desfilaron los demás.

A saber: Kubrat, Konstantin y Kalina, la unica mujer, que actualmente reside en Bulgaria con Kitin Muñoz, su pinturero marido, y su hijo Simeón Hassan, que habla idiomas por los codos. Hasta entonces, Kitin y su estrafalaria familia vivían en Marruecos, dado que el niño es ahijado de Mohamed VI y tenía algunos privilegios.

Pero Kitin Muñoz (tambien llamado por algunos Kitín el Kantamañanas) y su esposa decidieron un día levantar el vuelo hacia Bulgaria e instalarse en las montañas de Rila (el techo de los Balcanes), junto al palacio del exrey Simeón II de Bulgaria. Y ahí siguen.

Un año más, la familia “colorín” se ha asomado al couché en un posado digno de cuento de hadas. Kitin Muñoz (científico, según la wikipedia), se hizo famoso como navegante con una embarcación de fibra de totora. Los entonces Reyes de España y el príncipe Felipe apadrinaron la embarcación, que salió de la isla de Pascua y se llamaba Mata Rangi I. A los 25 días de travesía, naufragó, pero al año siguiente volvió a intentar la singladura con la Mata Rangi II, que fue devorada por un insecto tropical. Ahí terminó la historia del Magallanes del siglo XXI.

Ainhoa Armentia 

Guillermo Serrano Amat

El marido de Kalina nunca debió de llamarse Kitin Muñoz sino Miguel Strogoff, al que Verne convirtió en correo del Zar y lo coronó con un grueso gorro de piel que parecía un taburete vuelto del revés. También Muñoz, en su posado para la Prensa rosa, lleva un gorro de piel del tamaño del molde de su cabeza. Un despropósito.

Según Verne, Miguel Strogoff atravesaba a caballo la estepa rusa con los mensajes del Zar. Ahora hay una nueva versión en la que el protagonista llega a las mismísimas puertas de Uzbekistán. También le hace frente al frío con varias capas de pieles. Nos recuerda a Ainhoa Armentia, que en todas las conexiones de televisión aparece luciendo un abrigo pelirrojo. Los expertos hacen una apuesta doble: o es zorro, o es conejo.

Ahora nadie lleva pieles. En cualquier esquina pueden estar agazapadas las hordas verdes provistas de un cargamento de botes de spray para destrozar a las damas recién salidas de una peletería.

Ahora no hay peleterías ni se llevan las pieles. Las mujeres con más poderío económico son un ejemplo a seguir. Tita Thyssen nunca se tapa con una piel, Tampoco lo hacen la Reina Sofía, Carlota Casiraghi o Letizia de España. Kalina de Bulgaria, sí. Vivir en el techo de los Balcanes tiene algunas servidumbres. La principal son las pieles, sobre todo en la cabeza. Kalina y Kitin las usan con frecuencia. Ciertamente, el gorro de piel hace cabezón a quien lo lleva. En este caso, tanto Kalina como Kitin, pertrechados con semejantes artefactos parecen los cabezudos de la cabalgata.

Cabezuda no es la novia de Iñaki, y sin embargo se resiste a pasar inadvertida con un abrigo de paño mezclado con cashmere. La más llamativa, sin duda, es ella. De Salvatierra a Zumárraga y de Amurrio a Eibar no se han visto pellejos tan evidentes como los suyos. Dicen los expertos en moda que las pieles no han de ser ni llamativas ni discretas. Simplemente, no han de ser. Ainhoa debería aprenderlo. En pocos días se le ha contabilizado el zorro pelirrojo, un visón (o seudo visón) rapado y el conejo de marras.

Ya puestos, a Iñaki le sugeriremos que evite los gorritos de lana apretados al cráneo. Le hacen la cabeza del tamaño de un hueso de aceituna. Los sombreros de copa seguro que tampoco le favorecen. No es adecuado que su cabeza sobresalga por encima del resto.

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