Hombre, el catálogo de Podemos ya está aquí. Qué alegría y qué alboroto. El que será el más leído, según nos dice una Carolina Bescansa destetada de niño y adelantada sobre un fondo neutro y claro. Bajarán el paro un 11%. Ni el catálogo de los Reyes Magos con la muñeca chochona y el Scalextrix, ni el álbum de la Liga con cromo de Pardeza, ni las Cincuenta sombras de Pablo, ni el Calendario Zaragozano. No. El catálogo de Podemos ha venido aquí para fijarse en la Historia de la Literatura como el Testamento de Isabel la Católica. Una vez le dije a Monedero que su último libro era flojito; me contestó con sus índices de ventas. Me callé y vi el negocio de escribir contra la casta.

Que sí. Que el catálogo del Podemos que será lo más leído, que sí, con un programa económico hecho con la ingenuidad del error a sabiendas, y con unas fotografías que meten a los Kichis en un ambiente sueco, bajo la luz escandinava de un fotero amigo, y pienso yo que ya son ganas de fotografiar a dos antisistemas gaditas con la claridad de un estudio nórdico. Pero que dice Carolina Bescansa que sí, que el catálogo será el más leído. Lo dice ella, que ha dejado la Sociología por el barro del politiqueo sin bambino.

Y el catálogo de Podemos, ay el catálogo: qué cantidad de santos por la "patria" lleva el catálogo. Iglesias reflexivo, el OTAN rebotado, y media selva del Amazonas talada para que esta cuchipanda se defina: socialdemocracia hacia afuera y caraja hacia adentro. Se ha presentado el catálogo de Podemos casi que en el cogollo de la Feria del Libro. Hay quien se mata al sol de El Retiro -yo mismo- para vender un jirón de poesía, pero ahí está PI, prologuista de todo lo prologable, con suavizante en la peluca, que nos regala catálogos de su sacrificio político.

El catálogo de Podemos le da calidez sueca al estalinismo bolivariano cocido en Vallecas; le deja un silloncito de reposo a Julio Anguita, ahora que ha dejado sus terceras repúblicas, y sus conferencias medio secretas en la Judería cordobita, y se nos vuelve a la lucha a sus años. A Julio Anguita podría hacerle yo un romance como el que le hicieron a Alfonso XI: "¿Dónde vas, triste de ti?". Porque Julio no va a ningún lado, se equivocó en la juntera y mi pena cordobesa va con mi pobre Califa, que manda al traste ese largar la Monarquía  por el que se dejó medio corazón cansado de utopías.

La izquierda es un catálogo de Ikea en la que todos se atornillan a todos, y a ese atornillarse malamente resulta que ahora lo llaman patria. Triunfa la neolengua podemita. Porque el medio es el mensaje y el catálogo.

A todo esto Garzón va ya muerto en vida con menos años que yo. Le dio el pan y la sal al podemismo, y por allí le guardan el papel de telonero con lecturas.

Nadie creyó que la izquierda cabía, entera, en un catálogo de muebles; la silla de diseño viene calentada por un politólogo con ganas de jarana. Lo mismo te venden un referéndum catalufo que un sofá con las galletas socioldemócratas del pobre Palme.

Del anarquismo intelectual al desbarre estalinista todo cabe.

¡Viva el sorpasso... Viva!