La mediación de Zapatero y los ex presidentes de Panamá y República Dominicana, Martín Torrijos y Leonel Fernández en el conflicto entre el Gobierno de Maduro y la oposición ha abierto un camino esperanzador hacia el diálogo. Las divisiones que enfrentan a los chavistas y a la Mesa de Unidad Democrática son profundas. Para la MUD, las prioridades a la hora de sentarse a negociar son la celebración del referendo revocatorio contra Maduro y la liberación de los presos políticos, dos condiciones que el Gobierno chavista se muestra contrario a aceptar.

A pesar de que todavía no ha habido una reunión cara a cara entre el Gobierno y la oposición, los representantes de ambas partes han conversado por separado con los garantes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), encabezados por Zapatero. El expresidente se ha mostrado cauteloso y prudente, cualidades indispensables a la hora de asumir un rol tan delicado. El propio jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, le ha felicitado por lograr el acercamiento entre los chavistas y la MUD.

Los intermediarios se encuentran ahora en la fase más delicada: tratar de reunir las condiciones para que todos acepten sentarse en la misma mesa. Se trata de una tarea difícil. Sin embargo, el creciente aislamiento del régimen, al igual que la presión internacional y la mediación inteligente del expresidente español- superficialmente denostado en nuestro país- son algunas de las razones que invitan al optimismo.