Ya sabemos de qué va esto. Rajoy se dedica a grabar vídeos con mensajes narcotizantes del tipo "Me gusta España, hablar con la gente, y bueno.... a ver qué pasa", mientras Iglesias va encendiendo hogueras en el PSOE con la gasolina que le prestan Ximo Puig y compañía. Mariano anestesia y Pablo opera.

La campaña está diseñada para que el españolito elija entre la derechona y el Frente Popular, así sigan cayendo chorizos de punta y el país continúe manga por hombro. Pero lo cierto es que el chaparrón persiste, y un martes el fiscal presenta una denuncia contra el exdiputado Martínez Pujalte por corrupción y el miércoles el juez pide que se impute al parlamentario madrileño Daniel Ortiz por lo mismo.

Sin embargo hasta El País utiliza las cuatro columnas de su portada para aventar que a lo más que puede aspirar el PSOE es a "sobrevivir" al enjuague peperopodemita. Yo no lo creo, pero sí encuentro que Pedro Sánchez empieza a recoger los errores que ha sembrado. Su discurso del federalismo y del respeto a las astracanadas con lengua propia, el mismo que cacareó Zapatero, ha acabado dando pie a la política de vuelo gallináceo.

Y así, te acabas encontrando a los catalanes socialistas prestándose a hacer de comparsa de Ada Colau y a los socialistas valencianos montándote listas conjuntas con quien se ha propuesto como primer objetivo tu desaparición. ¿Están pensando en el bien general del partido o en mantener su chiringuito?

El discurso de Puig no resiste un debate más largo de lo que lleva responder estas tres preguntas: ¿Ir de la mano a la Cámara de representación territorial con quienes acaban de proponer por escrito que cada gobierno autonómico pueda organizar consultas de autodeterminación? ¿Presentarse juntos al Senado con los mismos con los que vas a enfrentarte a cara de perro en la campaña para el Congreso? ¿Hermanarse en mayo para echar a Rajoy en junio con quienes no han querido hacerlo en marzo? He contado 13 segundos.