He publicado mi quinta novela y seguramente ya has visto donde piratearla. Bien, antes de que des al click y te descargues la historia de unas emigrantes que huyeron de un país y de unas circunstancias, antes de que ellas revivan su dolor y sus sueños en tus manos, voy a mandar un abrazo fuerte a Ana y Miryam, editoras que han estado pendientes del texto desde el inicio, a Ángel, del papeleo; a Elena, que ordena el documento con mimo; Viviana, editora que trabaja con comas y tildes; Paz, buscando erratas; Sara, corrigiendo; Óscar, coordinando el taller de maquetación; Ferrán y Pedro, diseñando la cubierta; Alicia, toda la documentación; Rubén y José Luis, pendientes de la imprenta; Laura, elaborando el archivo para el libro electrónico y la comunicación online; David, ordenando el largo listado de prensa para entrevistas y llamando a todos los centros comerciales para las firmas; José Luis, redactando el dossier de prensa para los periodistas; Sergio, preparando tarjetas, carteles y cogiendo el teléfono a todos los que participan en las presentaciones por todo el país; Marce, el taxista que nos recoge puntualmente para estar puntuales en periódicos, radios, televisiones o estaciones de Ave; el grupo de comerciales que habéis hablado con libreros desde Pontevedra a Cádiz y desde Cáceres a Girona; Luis, conserje que prepara las tarjetas de entrada y salida, parking y bienvenidas en la editorial; transportistas que habéis llevado los ejemplares al almacén y de ahí a las librerías; empleados que habéis tramitado los pedidos y los envíos; libreros que habéis colocado las novelas y ordenado las estanterías, miembros de limpieza, dependientes, ordenanzas, secretarias, traductores, diseñadores, abogados, gestores, becarios, embalaje, mozos de almacén, repartidores, mensajeros, camareros, cajeros de papelería, seguridad de puerta, iluminadores, azafatas, electricistas, carpinteros, decoradores, creativos, blogueros, periodistas, críticos, fotógrafos, floristas y libreros. Lamento no recordar todos los nombres. Sois muchos. Afortunadamente muchos. De alguna manera todos participáis de la alegría de publicar un libro. No todos los mencionados leerán la novela, pero los libros forman parte de su trabajo.

Yo sólo he escrito la novela.

Y ahora mi novela se pasea coqueta por las estanterías y mañana se hará hueco en Sant Jordi o en la noche de los libros. Y, en pocos días, en las diferentes ferias de libros de muchas ciudades. Dominique y Violeta, los protagonistas, se mezclarán con otros personajes y la chica de la moto de mi portada hará ruido entre otras cubiertas. En fin. Suspiro.

Ahora ya sabes cuánta gente hay detrás de un título y de un click pirata. ¿Pirata? Qué forma más sublime y encantadora para calificar a un ladrón. Me gustan los de parche en el ojo y pata de palo, tú no. Eso nos pasa por necios, por edulcorar las palabras. El robo es robo como dice Lorenzo Silva. Sin paliativos.

Todos los mencionados arriba, desde la editora al repartidor, están pendientes de la vida de la novela. Y todos, como los mosqueteros, formamos parte del libro. Y, como dijo André Gide, "ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran".