1) Estas elecciones sólo tienen un perdedor: los resultados de Pedro Sánchez abocan al PSOE a la refundación. Los otros tres candidatos en liza pueden exhibir una coartada, él no. Rajoy gana, Iglesias y Rivera han culminado toda una epopeya, basta ver lo ocurrido en Madrid para concluir que el socialismo tendrá muy pronto un nuevo líder. El único asidero de Sánchez sería poner su partido al servicio de un multitudinario ‘frente popular’, el tipo de experimento que ha arruinado el crédito político de los socialistas en Cataluña. ¿Es posible la convivencia entre un partido institucional y dos formaciones que defienden la convocatoria de un referéndum por la independencia?

2) El Congreso de los Diputados vuelve a ser el centro del debate político tras una legislatura en sombra, de mayoría aplastante y equilibrios previsibles. Ojalá el célebre adagio -“Dios te guarde de vivir tiempos interesantes”- esté equivocado. Porque se avecinan tiempos interesantes.

3) En 2012, el hoy eurodiputado Miguel Urbán lamentaba en un tuit revelador: “el populismo en Europa es, actualmente, coto privado de la extrema derecha. Como arrebatarselo? (sic)”. El espacio político que en Francia ocupa el Frente Nacional, lo ocupa en España Podemos. Ambos han avivado las llamas del descontento ciudadano con un peligroso discurso antieuropeo y antiestablishment. El populismo en Europa ya no es un monopolio de la extrema derecha y eso es mérito de Podemos.

4) Podemos nació como un movimiento renovador de Izquierda Unida, su diagnóstico era adecuado: existía una generación de izquierdistas más agresiva y telegénica, con dominio de las redes sociales y un discurso atractivo, cuya emergencia frenaban los paleoizquierdistas de Cayo Lara.

5) Un parlamento sin UPyD es un parlamento peor. El partido fundado por Rosa Díez cometió graves errores estratégicos, y los ha pagado, pero es injusto que hayamos olvidado tan pronto su lucha contra la corrupción y el extenuante trabajo de sus diputados.

6) Al contrario de lo que dicen los mantras electorales, la campaña sí influye en los resultados, los debates también y media una fosa abisal entre la España real y aquella que la opinión publicada se ha inventado. Estas elecciones las ha ganado el PP con el voto de cientos de miles de ciudadanos que jamás han publicado un tuit y a los que Bertín Osborne les parece un hombre apuesto y simpático.

7) La fragmentación del Parlamento hace muy difícil, si no imposible, una reforma de la Constitución, dificulta la necesaria interlocución con Europa y convierte en papel mojado todos los programas electorales. Olvídense de maximalismos, ha llegado el momento de las transacciones políticas.