Entre las medidas que el PP asegura que aprobará en el caso de que repita en el Gobierno está la de relajar la presión fiscal a los ciudadanos. Mariano Rajoy anunció el sábado en Valencia una reducción en el IRPF y en las cotizaciones a la Seguridad Social.

Sorprende que el presidente que tiene el récord en subida de impuestos, el mismo que en su primer Consejo de Ministros hizo trizas el programa electoral con el que se había presentado a las elecciones, sea quien vuelva a prometer aquello que no ha cumplido en cuatro años de mandato.

La bajada de impuestos es una de las Obsesiones de EL ESPAÑOL. Estamos convencidos de que una carga fiscal excesiva esclerotiza la economía del país pues frena el ahorro, la inversión y el consumo. Rajoy ha tratado de justificar reiteradamente su enmienda al programa económico del PP por la situación de emergencia que se encontró  en 2011. Pero, al margen de que esa emergencia no pudo sobrevenir en los pocos días que separan la campaña electoral de la investidura, había otras alternativas que se podían ensayar antes que asfixiar al ciudadano.

El camino más fácil

El presidente del Gobierno ha repetido una y otra vez que un país no puede gastar más de lo que ingresa. ¿Por qué, entonces, no trató en primer lugar de reducir los gastos? Es cierto que adelgazar la Administración y hacer un ajuste del gasto público no da frutos de inmediato, pero cuando los da, al ser producto de un cambio estructural, son duraderos.

Rajoy optó por el camino más fácil: meter la mano en el bolsillo al ciudadano. Subió el IRPF, subió el IVA e indujo la subida del IBI para cuadrar las cuentas del Estado. Y todo ello en un momento en el que muchos hogares españoles estaban devastados por la crisis. Los cerca de seis millones de contribuyentes con rentas de entre 21.000 y 60.000 euros, es decir, la clase media, se vio obligada a hacer un gran esfuerzo.

Las cuentas siguen sin cuadrar

Al final, las subidas en IRPF e IVA supusieron cerca de 40.000 millones de euros de propina para las arcas del Estado que los ciudadanos jamás recuperaremos: 15.000 millones por el impuesto de la renta y 24.000 por los mayores tipos que gravaron el consumo. Pero ni aun así el Gobierno cumplió sus expectativas de recaudación fiscal y Bruselas ya ha advertido a España del riesgo de que incumpla el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Es decir, seguimos teniendo problemas de déficit público.

Rajoy vuelve a solicitar ahora la confianza de la calle, pero lo hace con un anzuelo oxidado -el de la rebaja impositiva-, empezando por aplicar un tipo mínimo del IRPF del 17% (ahora es del 19%) y uno máximo del 43% (actualmente, del 45%). ¿Por qué habrían de creerle los votantes? Hay que tener en cuenta que el renuncio en la política fiscal no es su único incumplimiento. En ese capítulo hay que incluir también la reforma del aborto, la independencia del Poder Judicial, las medidas contra la corrupción... Con razón, el presidente y candidato prefiere no debatir cara a cara con sus rivales.