Mariano Rajoy entró en política con la tenacidad de un percebe, agarrándose a la roca hasta erosionarla por completo. De igual manera se aferró a un partido político que tenía sus principios en los despojos rancios del franquismo y que ahora tiene sus finales en la calle Génova.

Mirándolo bien, lo de acabar con su propio partido ha sido uno de los logros más importantes de Mariano Rajoy. Todo comenzó cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra y el mismísimo Fraga le aconsejó que se casase, que aprendiese inglés y que no se metiese en política. Esto último se lo advirtió Fraga muy serio, pues a Mariano le había dado por denunciar las relaciones de su partido con los Señores do fumo, contrabandistas de Marlboro de batea.

Lo que pasa es que desde aquellos tiempos hasta aquí, Mariano ha sufrido una mutación. La roca erosionó y ahora, más que percebe, Mariano es semejante a un calamar que cada vez que se siente atacado, se defiende con su propia oscuridad soltando nubes de tinta. Tal vez en la mutación tuvieron que ver aquellos hilillos del Prestige. Tal vez. Pero de lo que no hay duda es de que el PP es algo así como el sol de los muertos para sus votantes; un sol raquítico que los días de lluvia se adivina como una vaporosa esperanza.

A los demás, a los que nunca votamos al PP, y ni falta que hace, también Rajoy nos debe una explicación como presidente de un gobierno gobernado por la Santísima Trinidad del Capitalismo Financiero. Podía haberse explicado y contar en qué consiste el juego sucio. Decir que los pobres de los países ricos pagan su dinero a los ricos de los países pobres y el resultado es la carga de una deuda que, los pobres de los países pobres, tenemos que pagar de por vida. Un juego de trileros en el que el engaño viene rodado. Por eso, my tailor is rich en el nombre del FMI, del Banco Central Europeo y del Espíritu Santo representado por la Comisión Juncker.

Pero no, Mariano no hizo caso a Fraga y se metió en política para demostrarnos que la política anda más cerca de la ignorancia que de la ciencia; aprendió inglés a medias y, como carece del arte de la expresión, ahora nos sale con este tweet de frases muertas, en guiri, y que vamos a contestar poniendo:

A ver, Mariano, repite con nosotros: “Marl-bo-ro”