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Omicrono

Los ciclistas ya saben cómo "trolear" al coche autónomo de Google

Los ciclistas han descubierto cómo trolear al coche de Google, después de un pequeño incidente en el que el coche no sabía cómo reaccionar.

31 agosto, 2015 21:48

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Los ciclistas han descubierto sin querer cómo trolear al coche de Google.

El proyecto de coche autónomo de Google está siendo observado con lupa, y con buen motivo; si se demuestra que es capaz de convivir en las carreteras, será un paso importante para disfrutar de esta tecnología y mejorar la seguridad.

Claro, que lo curioso de este programa está siendo que en realidad los que más problemas están provocando son los conductores humanos. En el último caso publicado, por ejemplo, vemos cómo con un poco de malicia podemos hacer que un coche autónomo no se mueva.

Cómo trolear al coche de Google: haciendo equilibrios

Los ciclistas tienen prioridad especial en el sistema autónomo desarrollado por Google; tiene sentido, ya que un error puede costarles la vida incluso a bajas velocidades. Por eso siempre que en una situación está involucrado un ciclista, el sistema prefiere errar a su favor en vez de asumir que tiene la razón. Ese fue el caso de un ciclista que ha explicado en los foros de roadbikereview.com cómo llegó a una intersección casi al mismo tiempo que un coche de Google que estaba en medio de unas pruebas.

En teoría en esta situación el coche tenía preferencia, así que el ciclista paró; pero en vez de descansar una pierna en el suelo, se mantuvo en equilibrio esperando a que el coche pasase. Es algo que suelen hacer algunos ciclistas, pero que el sistema autónomo no comprendió.

bicicleta ciclista 1

bicicleta ciclista 1

En concreto, los movimientos que hacía el ciclista para mantenerse en equilibrio fueron los que desconcertaron al coche, que no sabía si la bicicleta se había parado o no; ante la duda, decidió pararse y esperar unos segundos. Cuando finalmente volvió a arrancar, el ciclista hizo un pequeño movimiento para ajustarse, e inmediatamente el coche frenó.

Este “baile”, como lo define el ciclista, se repitió durante unos dos minutos, en los que ninguna de las dos partes parecía atreverse a dar el primer paso. Mientras tanto, los empleados de Google que iban en el interior del coche se reían por la situación mientras tecleaban en un portátil, seguramente registrando el incidente.

Lo interesante es que este ciclista asegura que después de la experiencia se sintió más seguro con un coche autónomo que con uno conducido por un humano. Y es que probablemente un conductor normal no hubiese tomado tantas precauciones, acelerando en cuanto tuviese oportunidad.