Centros de mando remotos portátiles (RCC) para transformar la capacidad de caza de minas y de guerra de fondos marinos de la Royal Navy mediante una mayor integración de sistemas no tripulados.

Centros de mando remotos portátiles (RCC) para transformar la capacidad de caza de minas y de guerra de fondos marinos de la Royal Navy mediante una mayor integración de sistemas no tripulados. Thales

Observatorio de la Defensa

La Royal Navy impulsa su “Armada híbrida”: Thales desarrollará centros autónomos de mando por 11,7 millones

Con este nuevo programa el Reino Unido redefinirá cómo protege sus aguas y su infraestructura crítica en los próximos años.

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Las claves

Thales desarrollará centros autónomos de mando para la Royal Navy tras obtener un contrato inicial de 11,7 millones de euros.

El programa, que podría alcanzar los 100 millones de libras en tres años y medio, busca transformar la lucha contra minas navales mediante sistemas no tripulados.

Los nuevos centros permitirán coordinar flotas de vehículos aéreos y submarinos no tripulados para operaciones de caza de minas, integrando inteligencia artificial para mayor eficacia.

El proyecto sostiene más de 200 empleos cualificados en Reino Unido y marca el avance hacia una Armada británica híbrida, digital y automatizada.

La compañía francesa Thales consigue un contrato inicial de 10 millones de libras (11,74 millones de euros) para el diseño y desarrollo de los nuevos centros autónomos remotos de mando (RCC, por sus siglas en inglés) destinados a la Royal Navy.

El programa, que podría alcanzar hasta 100 millones de libras y extenderse tres años y medio, representa un paso decisivo en la transformación de la capacidad británica de lucha contra minas navales mediante sistemas no tripulados, alineado con la visión de Defensa de una futura “Armada híbrida”.

Se trata de un cambio doctrinal que no solo moderniza capacidades, sino que redefinirá cómo el Reino Unido protege sus aguas y su infraestructura crítica en los próximos años.

El contrato prevé la entrega de centros de control portátiles y modulares, contenidos en unidades tipo contenedor, capaces de coordinar flotas de vehículos no tripulados aéreos y submarinos en misiones de caza de minas, según anunció la compañía.

Thales liderará la integración del hardware, software y el entrenamiento al personal, con el objetivo de acelerar la introducción de tecnologías autónomas y reducir riesgos operativos.

Paul Armstrong, director gerente de Thales UK, subrayó la relevancia del acuerdo que permitirá a la compañía "seguir desempeñando un papel central en el suministro de capacidades de contramedidas contra minas para la Royal Navy, consolidando así su reconocida trayectoria”.

Igualmente, destacó que el proyecto sostiene más de 200 empleos cualificados en Reino Unido, principalmente en Somerset y Plymouth, y que implicará a una amplia red de proveedores nacionales.

IA para la guerra submarina

En el corazón de estos nuevos centros se encuentra el sistema M-Cube Mission Management, un software ya probado en otras marinas y diseñado para planificar, ejecutar y evaluar operaciones de contramedidas contra minas.

Las aplicaciones Mi-Map y el acelerador de inteligencia artificial cortAIx permitirán filtrar datos, reconocer objetivos de forma automática y generar imágenes del entorno submarino con mayor rapidez y precisión, una capacidad clave en un dominio cada vez más saturado y tecnológicamente exigente.

David Hunkin, director de captura de guerra de minas de Thales UK, destacó que el objetivo es integrar capacidades dispersas en una sola red operativa.

"El requisito es integrar la actual gama de plataformas MHC clave y capacidades autónomas, hoy dispersas y controladas por separado, en el MMCM RCC de Thales para ofrecer un único y unificado RCC", explicó.

De buques tripulados a flotas autónomas

El proyecto forma parte de una modernización profunda orientada a combinar fuerzas tripuladas y no tripuladas, mejorar la vigilancia marítima y proteger infraestructuras estratégicas como cables submarinos, rutas comerciales y puertos.

El objetivo final es permitir que la Royal Navy pueda detectar, neutralizar y asegurar zonas minadas sin exponer a tripulaciones, reduciendo costes y tiempos de respuesta.

El ministro de Industria y Preparación para la Defensa, Luke Pollard, contextualizó la importancia estratégica del programa en un entorno global más volátil.

"La amenaza contra el Reino Unido está aumentando, impulsada por la inestabilidad global, la agresión rusa y una mayor disposición de estados y actores hostiles a atacar nuestra infraestructura crítica", subrayó.

Añadió que, gracias a esta apuesta tecnológica, "La Royal Navy está a la vanguardia de la innovación para ayudar a mantener a salvo a nuestros marineros en el mar".

Con esta apuesta, Londres se encamina así hacia una Armada híbrida, digital y más automatizada, donde la inteligencia artificial, los sensores submarinos y los drones sustituirán gradualmente a las formas tradicionales de guerra de minas.