El buque 'Cape St. George' de Estados Unidos lanzando un misil Tomahawk US Navy
EEUU usa misiles Tomahawk contra el Estado Islámico en Nigeria: así es el armamento que Trump ha negado a Ucrania
El Pentágono ha confirmado el lanzamiento de una decena de estos misiles, que Kiev siempre ha querido para atacar objetivos en territorio ruso.
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Estados Unidos ha vuelto a demostrar su capacidad para atacar prácticamente cualquier punto del planeta con una precisión quirúrgica. Tras recibir la orden de Donald Trump, las Fuerzas Armadas estadounidenses han llevado a cabo este jueves una acción militar contra campamentos del grupo terrorista Estado Islámico en el noreste de Nigeria.
Esta región del país africano sufre ataques del grupo yihadista Boko Haram desde 2009, una violencia que empeoró a partir de 2016 con el surgimiento de su escisión, el Estado Islámico de la Provincia de África Occidental (ISWAP).
Ambos grupos pretenden imponer un Estado de corte islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiano en el sur. En los últimos años, Boko Haram y el ISWAP han matado a más de 35.000 personas y han forzado el desplazamiento de otras 2,7 millones.
Según el Pentágono, los ataques requirieron el lanzamiento de una decena de misiles Tomahawk desde un navío de la US Navy desplegado en el Golfo de Guinea y provocaron "múltiples" víctimas en el estado de Sokoto, cerca de la frontera con Niger.
"Los ataques se basaron en información fidedigna y una cuidadosa planificación operativa, con el objetivo de debilitar la capacidad operativa de los terroristas, minimizando al mismo tiempo los daños colaterales", ha explicado el portavoz de las Fuerzas Armadas de Nigeria, teniente general Samila Uba.
La familia de misiles Tomahawk incluye diversas versiones de misiles de crucero subsónicos impulsados por un motor turbofán, con un peso aproximado de 1.300 kg (1.600 kg si se incluye el propulsor). Las variantes se diferencian principalmente por sus sistemas de guía y sus tipos de carga -nuclear, convencional o de racimo-, así como por su plataforma de lanzamiento: terrestre, desde buques, submarinos o aeronaves.
La efectividad de los Tomahawk reside en dos rasgos esenciales: su amplio alcance, que les permite atacar blancos situados a unos 1.600 kilómetros, y la posibilidad de portar casi cualquier tipo de carga explosiva, incluso cabezas nucleares.
Lanzamiento de un misil Tomahawk desde el USS Ross. REUTERS
El misil supera la tonelada y media de peso en su versión con propulsor, alcanzando velocidades cercanas a los 880 km/h. En su configuración nuclear, el proyectil puede impactar contra objetivos ubicados a 2.500 km.
Este sistema de vuelo subsónico mide algo más de seis metros de longitud, tiene un diámetro aproximado de medio metro y una envergadura de 2,7 m, dimensiones reducidas si se las compara con otros misiles de potencia similar.
Los Tomahawk sobresalen por su elevada precisión, su dificultad para ser interceptados y su capacidad de mantener vuelos a muy baja altitud. A día de hoy, son empleados exclusivamente por Estados Unidos y Reino Unido, aunque Japón ha manifestado su intención de incorporarlos a su arsenal.
El Tomahawk tuvo su debut en la Guerra del Golfo, en 1991, pero su desarrollo comenzó mucho antes, a principios de los años 70, por parte de la empresa General Dynamics. Actualmente, el fabricante principal es la firma estadounidense Raytheon.
El anhelo de Kiev
Los Tomahawk son un viejo anhelo de Ucrania, que desea estos misiles para llevar a cabo ataques en territorio ruso y dar un vuelco a la guerra. Sin embargo, Washington siempre ha rechazado suministrar al Gobierno de Volodímir Zelenski este armamento.
El pasado julio, tras autorizar Trump un nuevo lote de ayuda al país invadido, se rumoreó que el mismo podría incluir estos misiles como una forma de presionar a Putin a sentarse a negociar la paz en Ucrania, a lo que por entonces el mandatario ruso todavía no había accedido.
No obstante, el propio presidente de Estados Unidos fue el encargado de descartar esa posibilidad, al señalar que sería contraproducente para la firma de un alto el fuego. Zelenski "no debería apuntar a Moscú. No estamos buscando hacer eso", afirmó Trump.
Por su parte, Kiev ha destacado en más de una oportunidad que los Tomahawk son ideales para destruir blancos relativamente pequeños, como equipos de defensa aérea y radares. Esto se debe a la gran precisión que le confiere su sistema guía, que combina tecnología GPS y navegación inercial.
Con todo, Ucrania desea este armamento para atacar tres objetivos prioritarios: aeródromos militares, depósitos de armas y centros de producción. La aviación rusa cuenta con pequeñas bases repartidas en la frontera, desde las que despegan numerosas aeronaves que infligen mucho daño a las tropas ucranianas, por lo que para el Gobierno de Zelenski es vital eliminarlas.
En este sentido, la destrucción de arsenales y las fábricas donde la engrasada maquinaria bélica rusa produce las armas que emplea en el frente de batalla obligaría al Kremlin a disminuir la intensidad y frecuencia de sus ataques.