EEUU mata a seis personas en dos nuevos ataques a supuestas narcolanchas en el Pacífico

EEUU mata a seis personas en dos nuevos ataques a supuestas narcolanchas en el Pacífico

Observatorio de la Defensa

La crisis de EEUU y Venezuela por las narcolanchas despierta a Latinoamérica en su apuesta por la vigilancia satelital

Empieza a mirar hacia satélites, sensores, guerra electrónica y control del espectro, dando un giro estratégico a sus prioridades de defensa.

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Las claves

El aumento de ataques a narcolanchas en el Caribe y Pacífico ha impulsado a países latinoamericanos como Perú, Chile y Brasil a priorizar tecnologías de vigilancia satelital y guerra electrónica en sus estrategias de defensa.

La operación 'Lanza del Sur' de Estados Unidos ha intensificado las intervenciones marítimas, con más de 20 acciones y 80 fallecidos en dos meses, apoyándose en el portaaviones USS Gerald R. Ford y sofisticadas infraestructuras de inteligencia.

Las fuerzas navales latinoamericanas reconocen limitaciones tecnológicas y buscan modernizarse ante amenazas híbridas, como crimen organizado y tráfico marítimo, con sistemas de detección satelital, sensores avanzados e interferencia selectiva.

La falta de capacidades modernas de vigilancia y respuesta genera incertidumbre y vulnerabilidad, llevando a los países de la región a acelerar la adopción de inteligencia multidominio y herramientas de defensa digital para anticipar y neutralizar amenazas.

En medio de la escalada de tensiones entre Estados Unidos y Venezuela, los ataques continuos contra narcolanchas en el Caribe y el Pacífico han impulsado una transformación silenciosa pero profunda en las estrategias de defensa de varios países latinoamericanos.

Países como Perú, Chile o Brasil, tradicionalmente centrados en capacidades “en tierra” —patrulleras, aviación ligera, infantería de marina o fuerzas especiales—, empiezan a mirar hacia capacidades de otro orden: satélites, sensores, guerra electrónica y control del espectro, dando un giro estratégico a sus prioridades de defensa, explica a El Observatorio de la Defensa de EL ESPAÑOL, Álvaro Sánchez, director general de Integrasys.

Ante una amenaza cada vez más híbrida —donde convergen crimen organizado, grupos armados, tráfico marítimo, drones y operaciones encubiertas—, la respuesta ya no puede ser solo física. "Las decisiones operativas exigen conocer qué se mueve, qué emite y qué comunica en un entorno que va de la costa al espacio", afirma.

En poco más de dos meses, Washington ha reconocido más de 20 intervenciones contra embarcaciones rápidas en la región, con más de 80 fallecidos. Para ello, la Casa Blanca no ha dudado en poner en marcha la operación “Lanza del Sur”, que incluye el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford, el más avanzado de la Marina estadounidense, y el refuerzo de sus contingentes en países aliados.

Pero más allá de uso de la fuerza y la disuasión, detrás de los vídeos de narcolanchas neutralizadas en aguas abiertas existe una infraestructura invisible que combina satélites, sensores y capacidades de interferencia.

El CEO de Integrasys, que acaba de regresar de unas jornadas navales en Brasil en las que participaron armadas de toda la región, asegura a EL ESPAÑOL que "las armadas latinoamericanas muestran un gran interés en adquirir nuevas tecnologías de defensa modernas, priorizando aquellas probadas en combate, como en el conflicto de Ucrania".

"La pregunta ya no es solo cómo interceptar una lancha. Es cómo anticipar su ruta, cómo interrumpir sus comunicaciones o cómo distinguirla en tiempo real de un barco inocente”.

Aunque las marinas cuentan con medios sólidos —fragatas, patrulleras oceánicas, aeronaves—, reconocen que carecen de una visión completa del teatro marítimo.

En esa zona se está produciendo pesca ilegal, tráfico de mercancías y buques que apagan sus geolocalizadores para operar sin ser detectados. Muchos de los geolocalizadores se apagan, y no es legal, simplemente para no ver dónde están y qué hacen”.

Álvaro Sánchez, CEO de Integrasys.

Álvaro Sánchez, CEO de Integrasys. Yolanda Rodíguez

La consecuencia es una caída de la seguridad marítima. "Hay mucha menor seguridad en el mar” y los Estados necesitan herramientas estratégicas con cobertura regional.

Además, se sienten vulnerables porque “casi todos los sistemas que tienen son viejos y obsoletos”. Mientras la tecnología militar global avanza, ellos no siempre pueden seguir el ritmo, y eso genera “incertidumbre y miedo", sostiene Sánchez.

Esa carencia pesa más cada día, a medida que la operación Lanza del Sur intensifica la presión y aumenta el riesgo de errores de identificación o daños colaterales.

Sánchez lo resume así. “La preocupación ya no es solo la velocidad de los ataques, sino la posibilidad de que el conflicto se desborde y alcance rutas o actores que hasta ahora estaban fuera del tablero”.

El CEO de Integrasys asegura que "los ejemplos de Venezuela y Colombia preocupan, porque los grupos criminales están aumentando sus capacidades técnicas". Cada día las narcolanchas están más preparadas”, declara.

Y no es exclusivo de la región. En España, por ejemplo, utilizan Starlink, que es muy moderno y muy capaz”. Esto demuestra que estos actores tienen capacidad económica y acceso a tecnología puntera.

Qué ofrece la inteligencia satelital

Por todo ello, los ministerios de Defensa latinoamericanos están evaluando varias capacidades clave como la vigilancia satelital para monitorear vastas zonas oceánicas, algoritmos que detectan embarcaciones sin AIS y patrones sospechosos, e interferencia selectiva que bloquea comunicaciones o GPS de forma puntual, sin afectar a terceros.

En un entorno híbrido, donde las narcolanchas, los drones o los centros de mando móviles forman parte del escenario, el verdadero valor reside en obtener y aprovechar la información operativa.

Contar con inteligencia de señales —ya sea aérea o satelital— se ha convertido en un multiplicador de fuerza. La falta de ella, en cambio, degrada la capacidad de respuesta. "Si no tienes información de tu entorno o de tu enemigo, vas a tomar peores decisiones”, explica Sánchez. Por eso estas tecnologías se están convirtiendo en prioritarias para la región.

Un tablero que se mueve rápido

Las presiones operativas, tecnológicas y políticas están redefiniendo la defensa marítima en América Latina. Si hace apenas cinco años el debate giraba en torno a patrulleras y vigilancia aérea, hoy se centra en inteligencia multidominio, sensores distribuidos y guerra electrónica.

La expansión de los ataques del Caribe al Pacífico y la intervención de Estados Unidos han dejado una conclusión que gana terreno en los estados mayores: ante amenazas que ya no respetan fronteras ni categorías, los países necesitan ver más lejos, escuchar mejor y actuar antes.

"A nosotros en España nos preocupa Ucrania, que está bastante lejos; ellos lo viven muy, muy cerca”, sostiene el directivo de Integrasys. Comparten el mismo mar y saben que podrían verse afectados como daño colateral.

La proximidad del riesgo genera tensión psicológica real. Cuando se ven cosas, uno se preocupa y se prepara”. Y eso es exactamente lo que estamos viendo: un interés claro en mejorar capacidades antes de que la situación escale o entre en una nueva fase.