Boeing 707 'La Reina del Espectro' despegando de la Base Aérea de Torrejón en 2010

Boeing 707 'La Reina del Espectro' despegando de la Base Aérea de Torrejón en 2010 Carlos Menendez San Juan / Wikimedia

Observatorio de la Defensa

Una década de vacío: España sigue sin un avión de guerra electrónica tras la retirada de 'La Reina del Espectro' en 2014

Con el impulso al Programa Santiago, una de las tareas pendientes de Defensa es la incorporación de nuevos aviones de inteligencia y guerra electrónica.

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El 17 de julio de 2014, el Boeing 707 apodado 'La Reina del Espectro' y especializado en guerra electrónica ejecutó su último vuelo. Se despedía así el último bastión del Ejército del Aire para una de las ramificaciones más específicas y complejas de cuantas se dan en el campo de batalla.

Desde entonces, habiendo superado ya con creces la década, no ha habido un programa dispuesto a reemplazar a esta aeronave que acumulaba cientos de horas de vuelo en las misiones más secretas del Ministerio de Defensa.

Se trata de una carencia importante, que las Fuerzas Armadas suplen empleando sistemas de superficie, esencialmente buques de la Armada y sistemas del Ejército de Tierra. Pero la necesidad de contar con plataformas aéreas especializadas continúa muy presente en el Cuartel General en la madrileña plaza de Moncloa.

La invasión de Rusia a Ucrania ha servido para demostrar empíricamente que la guerra electrónica está muy presente y cada vez va añadiendo más capacidades. Por ejemplo, se ha visto recientemente cómo puede perturbar el espectro electromagnético y dificultar la navegación aérea tanto a aviones civiles como militares.

Y mientras en España todavía no se han establecido públicamente las bases del programa Santiago II, el encargado de impulsar la guerra electrónica y la inteligencia de señales de las Fuerzas Armadas, países como Italia y Francia ya han cerrado importantes contratos de compra de aeronaves.

Boeing 707 'La Reina del Espectro' en la base aérea de Torrejón en 2010

Boeing 707 'La Reina del Espectro' en la base aérea de Torrejón en 2010 Wikimedia

En el caso italiano, la compañía estadounidense L3Harris anunció a finales de julio que había recibido un encargo por 300 millones de dólares para fabricar dos aviones especializados en guerra electrónica.

El modelo encargado se basa en el jet de negocios G550 fabricado por Gulfstream, el cual L3Harris modifica para convertirlo en una plataforma para guerra electrónica.

Según un comunicado publicado por la compañía, las dos aeronaves proporcionarán a la Fuerza Aérea Italiana una capacidad de interferencia aérea con alcance, altitud y resistencia para "interrumpir las comunicaciones de comando y control, radares y sistemas de navegación del enemigo a larga distancia".

Más recientemente, a finales de septiembre, la Fuerza Aérea francesa realizó el vuelo inaugural del avión de inteligencia y guerra electrónica Archange (Arcángel, en castellano), cubriendo de esta forma una carencia de 3 años tras la retirada prematura de los dos Transall G-160G que hasta entonces realizaban este trabajo.

París tiene prevista la incorporación de un total de tres aeronaves para este fin hasta el 2030, todas ellas basadas en el también avión de negocios Falcon 8X. La compañía francesa Thales será la encargada de suministrar los equipos de guerra electrónica para el trío de aeronaves.

Programa Santiago

Todo el conjunto de sistemas de guerra electrónica y la recopilación de información para inteligencia se articula en España a través del Programa Santiago.

Se trata de uno de los campos de trabajo y actuación menos conocidos dentro del Ministerio de Defensa, pero a su vez reúne las capacidades de todas las Fuerzas Armadas. Incluidas unidades del Mando Conjunto del Ciberespacio y del CIFAS.

Las primeras referencias al Programa Santiago aparecen a finales de los años 80, cuando España comenzó a plantear una estrategia conjunta de guerra electrónica. Sin embargo, la capacidad plena llegaría unos años después, aproximadamente dos décadas.

Para principios de los 2000, tras la fuerte inversión durante los 90, el Programa Santiago comenzó a cristalizar. Hacía relativamente poco tiempo que se encontraba en servicio el Boeing 707 ‘La Reina del Espectro’ tras un contrato adjudicado a la israelí IAI para que llevara a cabo las modificaciones convenientes para convertirlo en una plataforma de guerra electrónica.

También estaban por entonces operativos los dos Falcon 20 y los CASA C212 Aviocar especializados en las mismas tareas. Por si fuera poco, en la Armada el buque A-111 Alerta se encontraba a pleno rendimiento y desde el Ejército de Tierra se acompañaba con varias unidades del ramo operativas, como los Regimientos de Guerra Electrónica.

Gulfstream G550 modificado por la IAI

Gulfstream G550 modificado por la IAI Wikimedia

Sin embargo, los recortes en los presupuestos en Defensa consecuencia de la crisis mundial que comenzó en 2008 fueron, año a año, desgastando las capacidades. 'La Reina del Espectro' realizó su último vuelo en 2014 y poco tiempo después los F-20 también dejaron de volar.

Ya en 2021, el Ministerio liderado por Margarita Robles creó el Centro de Inteligencia y Targeting Aeroespacial (CINTAER) como unidad aérea independiente dentro del Ejército del Aire y del Espacio.

El CINTAER "es heredero" de la 408 Escuadrilla, del Centro de Inteligencia Aérea y del 47 Grupo Mixto de Fuerzas Aéreas, y se encarga de la elaboración de productos de inteligencia apoyándose también en imágenes espaciales. Pero sin una plataforma SCAPA (Subsistema de Captación sobre Plataforma Aérea), como la que protagonizaba el 707, sus capacidades están muy limitadas.

Poco después de la retirada de la aeronave insignia, el Ministerio de Defensa evaluó en 2015 la posibilidad de incorporar aeronaves Gulfstream G550 modificadas por la compañía israelí IAI —la misma que se había encargado de 'La Reina del Espectro'— para suplir esta carencia.

Sin embargo, la alternativa evaluada no prosperó y, vista la política de veto a cualquier tecnología militar israelí, está descartada cualquier posibilidad de retomarla.

Una década después, el Ejército del Aire mantiene todavía esta carencia a pesar de los recientes incrementos en el presupuesto de sostenimiento y ampliación de capacidades del programa Santiago. Uno de los más importantes se aprobó en 2023, cuando Defensa asignó 300 millones de euros.

Buque A-111 de la Armada, uno de los pilares navales del Programa Santiago

Buque A-111 de la Armada, uno de los pilares navales del Programa Santiago Izan González Cartagena

Más recientemente, en el último Consejo de Ministros antes del parón de este pasado verano, se autorizó la concesión directa de préstamos para el desarrollo industrial del programa Santiago Fase II, por 43 millones de euros para esta anualidad.

Este programa implica una "actualización y expansión del sistema Santiago I, incorporando nuevos subsistemas de guerra electrónica para la mejora de las capacidades de interceptación, clasificación y localización de señales emitidas por sistemas radar y comunicaciones adversarias".

Indra y Airbus

En noviembre de 2023, Indra presentó un sistema de inteligencia de señales y guerra electrónica para el Ejército del Aire y del Espacio, aunque no existe por el momento un contrato en firme con el Ministerio de Defensa.

La propuesta de la compañía española era la integración de varios sensores para la monitorización del espectro electromagnético y el posterior tratamiento de los datos para elaborar productos de inteligencia. Según explicaron, dispone de capacidad de inteligencia de comunicaciones (COMINT), inteligencia electrónica (ELINT) e inteligencia electroóptica (OPINT).

Una de las claves del sistema desarrollado por Indra es que es agnóstico a la plataforma, por lo que puede integrarse en multitud de aeronaves —en el vídeo de promoción aparecía un Challenger 350— y la capacidad para perturbar el espectro en las regiones de comunicaciones y radar.

Por otro lado, Airbus Defence and Space publicó en junio la inminente hoja de ruta para el A400M, abriendo la plataforma a usos como el de la guerra electrónica. El Ejército del Aire tiene actualmente 14 unidades activas y planea incorporar 13 más durante los próximos años, por lo que algunas de ellas se podrían encargar con esta variante.

Desde Airbus apuntan a este modelo made in Sevilla como plataforma de guerra electrónica de referencia. "Por un lado, implica sofisticados sistemas de autoprotección para las plataformas desplegadas; por otro, gira en torno a la aplicación de capacidades de interferencia activa".

Este último tipo de técnica es la que se emplea para anular las defensas aéreas enemigas dejando fuera de servicio sus sistemas de detección. También puede imposibilitar las comunicaciones o contrarrestar amenazas como los drones, al interferir en sus sensores.

El A400M podría emplearse como una plataforma de bloqueo a distancia que opera fuera del espacio aéreo disputado, lejos del peligro, y que puede "inutilizar los sistemas enemigos desde una distancia segura".

Para ello, el avión hará uso de su gran espacio de carga para poder llevar todo tipo de antenas y el suministro de energía que proporcionan los 4 motores. Otro punto clave es que puede reabastecerse, garantizando la persistencia del avión en misiones prolongadas.