Un caza Rafale francés. Omicrono
EEUU acusa a China de orquestar una campaña de desinformación para minar la credibilidad de los caza Rafale
Con tácticas coordinadas de desinformación, buscó erosionar la confianza internacional sobre estos cazas franceses cuando competía por varios contratos clave.
Más información: Ucrania y Francia sellan una alianza militar a diez años: Kiev adquirirá 100 cazas Rafale y sistemas antiaéreos SAMP/T
La competencia por el mercado internacional de cazas de combate —uno de los segmentos más estratégicos y lucrativos del sector de defensa— se ha intensificado con nuevas acusaciones cruzadas entre Estados Unidos y China.
Un informe de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad entre EEUU y China sostiene que Pekín habría lanzado una campaña digital coordinada para desacreditar al Rafale, el caza de Dassault Aviation que se ha convertido en uno de los modelos occidentales con mayor proyección comercial en los últimos años, como señala la agencia Reuters.
La ofensiva informativa comenzó tras los enfrentamientos aéreos entre India y Pakistán en mayo, cuando Nueva Delhi empleó por primera vez los Rafale en un entorno de combate real. En ese breve conflicto, un J-10 chino operado por Pakistán derribó al menos un Rafale indio, un episodio que Pekín habría utilizado para alimentar narrativas sobre la supuesta superioridad de su tecnología.
El informe apunta a que China empleó cuentas falsas en redes sociales para difundir imágenes manipuladas, fotografías generadas por inteligencia artificial e incluso secuencias de videojuegos presentadas como restos de Rafale derribados por misiles chinos.
El objetivo: erosionar la confianza internacional en el avión francés justo cuando competía por varios contratos clave.
“El uso por parte de Pakistán de armas chinas para derribar cazas Rafale franceses empleados por India también se convirtió en un argumento de venta particular en los esfuerzos de ventas de defensa de las embajadas chinas”, afirma el documento.
Este tipo de narrativas, señala el informe, fueron empleadas incluso en campañas diplomáticas para “influir” en potenciales compradores.
La comisión asegura que diplomáticos chinos persuadieron a Indonesia para detener una compra de Rafale ya en curso, en paralelo al interés del país por evaluar el caza chino J-10. Yakarta, que busca renovar su flota, es uno de los mercados más disputados en Asia.
Un momento crucial de expansión comercial
Las acusaciones se conocen en un momento especialmente sensible: Ucrania acaba de firmar una carta de intención para adquirir hasta 100 cazas Rafale en los próximos diez años, una operación que consolidaría al avión francés como uno de los grandes actores del mercado internacional.
Más de media docena de países ya lo han incorporado a sus fuerzas aéreas, desde India hasta Grecia o Emiratos Árabes Unidos.
El interés internacional por los Rafale también ha convertido los esfuerzos por desacreditar su desempeño en un terreno de competición estratégica. En julio, fuentes de inteligencia y defensa francesas ya alertaron de una campaña de desinformación atribuida a China, supuestamente dirigida a amplificar dudas sobre su comportamiento en combate.
Según esas fuentes, más de mil cuentas creadas durante el conflicto indo-paquistaní difundieron imágenes falsas y contenidos producidos por IA para "erosionar la marca Rafale" y, simultáneamente, potenciar la oferta china.
Pekín lo niega y acusa a Washington de sesgo político
China ha negado rotundamente las acusaciones. “El informe emitido por el comité es falso”, afirmó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning, en declaraciones a Reuters. “El comité al que se refiere siempre ha mantenido un sesgo ideológico contra China y carece totalmente de credibilidad”, añadió.
India, por su parte, no se ha pronunciado sobre la disputa ni sobre el impacto del incidente en su programa Rafale.
Desinformación en el mercado de los cazas
El informe de la comisión estadounidense también matiza que caracterizar el conflicto de mayo como una “guerra por delegación” sería exagerado.
Sin embargo, subraya que Pekín aprovechó el episodio para probar y promocionar su armamento, llevando la competición entre potencias a un nuevo terreno: el de las operaciones de influencia orientadas a contratos de defensa.
En un contexto marcado por grandes programas de modernización aérea en Asia, Oriente Próximo y Europa, el Rafale compite directamente con el J-10 y el J-20 chinos, además del F-16, F-35 y Eurofighter.
La acusación de Washington refuerza la idea de que la pugna por estos mercados ya no se libra solo en el plano técnico o diplomático, sino también en el informativo.
La disputa muestra hasta qué punto la desinformación se ha convertido en un instrumento más en la competencia global por los grandes contratos militares, donde influir en la percepción de fiabilidad de un sistema puede resultar tan determinante como su rendimiento real.