Programa FCAS de Indra.

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Observatorio de la Defensa

El rearme europeo se pone en marcha: 106.000 millones de euros en inversión en 2024 y récords empresariales en 2025

La industria europea de defensa está marcada por tres ejes: una demanda sostenida, la autonomía estratégica y la creciente entrada de capital privado.

Más información: El BEI busca financiar la defensa en Europa con 4.500 millones de euros en 2026

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Las claves

La inversión en defensa en Europa alcanzará los 106.000 millones de euros en 2024, con previsiones de llegar a 130.000 millones en 2025, impulsando la autonomía estratégica y la innovación tecnológica del continente.

Las grandes empresas europeas del sector, como Rheinmetall, BAE Systems, Thales, Airbus y Leonardo, han experimentado incrementos récord en sus beneficios, reflejando el auge de la industria militar europea.

Programas nacionales y colaborativos, como el FCAS, MGCS, Plan de Modernización Técnica polaco y la Ley de Programación Militar francesa, están modernizando fuerzas armadas y fomentando proyectos tecnológicos avanzados.

El capital privado y fondos de inversión europeos han aumentado significativamente su participación en el sector defensa, impulsados por la percepción de seguridad y resiliencia que ofrece el rearme europeo.

Europa ha emprendido un rearme histórico que trasciende el plano militar y apunta a redefinir su autonomía estratégica, revitalizar su tejido industrial y reposicionarse en el tablero geopolítico global.

Lejos de ser una mera carrera armamentística, el auge en el gasto responde a una hoja de ruta para reducir la dependencia externa, especialmente de EEUU, y situar la innovación tecnológica en el centro de la seguridad continental. 

Los datos son claros. Según el informe "La política de defensa de la UE en cifras" de la Comisión Europea revela que 2024 ha marcado un hito para la defensa europea: las inversiones en el sector alcanzaron un récord de 106.000 millones de euros, lo que supone un crecimiento excepcional del 42% respecto al año anterior. Las proyecciones indican que la tendencia ascendente se mantendrá en 2025, año en el que el gasto en defensa del bloque podría acercarse a los 130.000 millones de euros.

Al calor de la guerra en Ucrania y del compromiso de la OTAN de elevar el gasto en defensa hasta el 5% del PIB en 2035, las grandes compañías del sector —como Rheinmetall, Airbus, Leonardo, BAE Systems o Indra— han disparado sus beneficios, mientras inversores y fondos privados europeos aumentan su exposición a la industria militar.

Así lo reflejan las cifras en récords históricos que se han ido conociendo en los últimos días, correspondientes al tercer trimestre de 2025: los beneficios de la alemana Rheinmetall crecieron un 38% el último año, mientras que la británica BAE Systems aumentó un 50%.

En Francia, Thales ha subido más del 66%, Airbus Defence & Space un 45% y Safran un 40%. La italiana Leonardo, controlada por el Estado, incrementó sus ganancias un 44% interanual, mientras prepara alianzas con Airbus y Thales en el ámbito espacial. 

Por su parte, en España, Indra, Navantia y Airbus lideran el impulso del sector con el respaldo financiero del Estado. Indra ha elevado su beneficio un 58% interanual y Navantia un 9%.

Los mercados han recibido con entusiasmo la reciente reforma constitucional alemana sobre defensa y las medidas impulsadas por Bruselas, entre ellas la flexibilización de las reglas fiscales y la creación del SAFE (Strategic Autonomy Fund for Europe), un fondo de 150.000 millones de euros en créditos destinado a reforzar la base industrial de defensa y reducir la dependencia de Estados Unidos y Asia.

Además, los estados miembros de la UE también cooperan en materia de seguridad y defensa a través del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, cuyo objetivo es mejorar la capacidad de la UE para prevenir conflictos, consolidar y mantener la paz y reforzar la seguridad y la estabilidad internacionales. En la actualidad tiene un límite financiero de 17.000 millones de euros.

Una década de gasto militar sostenido

El gasto conjunto de los Veintisiete seguirá creciendo en 2025 con Polonia, Alemania y los países bálticos liderando los programas de modernización militar. Se trata del mayor esfuerzo de modernización militar en Europa desde el final de la Guerra Fría.

“Europa está en un punto de inflexión histórico”, resume Jan Pie, secretario general de la Asociación Europea de Industrias Aeroespaciales y de Defensa (ASD). “Los pedidos de hoy no son coyunturales: reflejan un cambio de mentalidad que durará al menos una década”.

Polonia, Alemania y los países bálticos encabezan esa carrera armamentística con programas que buscan reforzar sus capacidades de disuasión y defensa aérea. Varsovia ha lanzado el Plan de Modernización Técnica 2021-2035, con una inversión estimada de más de 130.000 millones de euros, centrado en la adquisición de carros de combate K2 Black Panther, sistemas de artillería HIMARS y aviones FA-50.

Alemania, por su parte, ha puesto en marcha el Fondo Especial de las Fuerzas Armadas —dotado con 100.000 millones de euros— para modernizar la Luftwaffe y renovar su flota de cazas con los F-35A Lightning II, además de participar en proyectos europeos clave como el MGCS (Main Ground Combat System) y el FCAS (Future Combat Air System).

Esquema del FCAS

Esquema del FCAS Indra

En el norte, Estonia, Letonia y Lituania han incrementado su gasto en defensa por encima del 3 % del PIB, impulsando programas conjuntos de defensa antiaérea y vigilancia del espacio aéreo, como el Baltic Defence Cooperation Initiative, en estrecha coordinación con la OTAN.

El nuevo programa de Ley de Programación Militar de Francia (LPM 2024-2030), dotado con 413.000 millones de euros, prioriza la modernización de la fuerza de disuasión nuclear —con la renovación de los submarinos estratégicos SNLE 3G y el desarrollo de los misiles M51.3—, además de la inversión en defensa antimisiles, inteligencia artificial y ciberdefensa.

En el ámbito naval, Francia impulsa la construcción de nuevas fragatas FDI “Belh@rra” y submarinos Barracuda, en colaboración con Naval Group y Thales, reforzando su capacidad de proyección en el Atlántico y el Mediterráneo.

También participa activamente en programas europeos conjuntos como el European Patrol Corvette (EPC), un proyecto de colaboración europea, donde están de forma principal Italia, Francia, España y Grecia, pero se suman Noruega, Dinamarca y otros países europeos, para diseñar y construir una nueva clase de buques de guerra de tipo corbeta o fragata ligera, siendo parte de la iniciativa de Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) de la Unión Europea.

En España, el auge del gasto en defensa se traduce en una renovada pujanza industrial encabezada por Indra, Navantia y Airbus España, las tres grandes firmas que concentran la mayor parte de los contratos estratégicos del Ministerio de Defensa. Todas ellas se benefician del respaldo financiero del Estado, que ha comprometido más de 13.000 millones de euros en nuevos programas tecnológicos hasta 2030.

Indra, coordinadora nacional del Future Combat Air System (FCAS) —el avión de combate de sexta generación que España desarrolla junto a Francia y Alemania—, ha registrado un aumento del 58% en su beneficio interanual, impulsada por la expansión de su división de defensa y sistemas electrónicos. La compañía también lidera proyectos europeos clave como el C4ISR (mando, control, comunicaciones e inteligencia), pilar de la futura autonomía estratégica europea.

Igualmente, la compañía liderada por Ángel Escribano ultima una alianza con Leonardo para pujar por grandes contratos de ciberseguridad y ciberdefensa en Europa.

F-111 Bonifaz en las instalaciones de Navantia en Ferrol (A Coruña)

F-111 Bonifaz en las instalaciones de Navantia en Ferrol (A Coruña) Navantia

Navantia, por su parte, ha elevado su beneficio un 9 %, gracias al avance de los programas F-110, las nuevas fragatas multimisión para la Armada española, y a su participación en el European Patrol Corvette (EPC).

Airbus, con su sede española en Getafe y su centro de ingeniería en Sevilla, mantiene una posición clave en el desarrollo de aeronaves militares de transporte —como el A400M Atlas— y en programas de modernización como el Eurodrone o el Helicóptero Tigre MkIII.

“El sector español ha pasado de ser un proveedor secundario a convertirse en un socio tecnológico de primer nivel dentro de los grandes consorcios europeos”, subraya un analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). “La combinación de inversión pública sostenida y participación en programas multinacionales está consolidando una base industrial robusta y con proyección internacional”.

Autonomía estratégica

El siguiente desafío será producir en Europa los sistemas de defensa más avanzados —desde misiles hipersónicos hasta cazas de sexta generación o escudos antimisiles integrados—, sin depender de proveedores externos.

En la actualidad, la UE depende en más del 60% de componentes estadounidenses para sus capacidades críticas, según el Bruegel Institute.

Y para ello, contará con los citadas medidas impulsadas por Bruselas, como la flexibilización de las reglas fiscales y la creación del SAFE (Strategic Autonomy Fund for Europe) o Fondo Europeo de Apoyo a la Paz.

Imagen del futuro carro de combate MGCS.

Imagen del futuro carro de combate MGCS.

En paralelo, proyectos como el FCAS —liderado por Airbus (Alemania), Indra (España) y Dassault (Francia)— o el MGCS (Main Ground Combat System) —el futuro carro europeo de Rheinmetall (Alemania) y KNDS (consorcio franco-alemán formado por Krauss-Maffei Wegmann y Nexter)— simbolizan la búsqueda de una soberanía tecnológica compartida.

“El reto no es solo gastar más, sino gastar mejor”, advierte Guntram B. Wolff, economista del think tank Bruegel. “Europa debe coordinar su base industrial, evitar duplicidades y acelerar la innovación si quiere competir con Estados Unidos o China en tecnologías militares de nueva generación”.

La Comisión Europea quiere que al menos el 50 % del material militar utilizado por los países de la UE se produzca dentro del bloque antes de 2030, un objetivo ambicioso que exigirá reforzar la cooperación en I+D y superar las divergencias entre socios.

El nuevo apetito de los mercados

El tercer motor del rearme europeo ya no son los Estados, sino los mercados. El capital privado, históricamente reacio al sector armamentístico, se ha convertido en un actor clave.

Desde 2022, gestoras internacionales como BlackRock, Amundi o DWS Group han incrementado su exposición a valores de defensa europeos entre un 20 % y un 40 %, según Morningstar y Bloomberg Intelligence.

“Hasta hace pocos años, los fondos sostenibles (ESG) evitaban el sector armamentístico”, señala Claire Dufour, analista de Amundi. “Hoy lo consideran una inversión asociada a la seguridad y la estabilidad democrática. El discurso ha cambiado: ya no se trata solo de rentabilidad, sino de resiliencia”.

Empresas como Rheinmetall, Leonardo, Rolls-Royce Holdings, Saab AB, BAE Systems, Thales, Safran o Airbus se han convertido en los valores más rentables del STOXX Europe Defence Index, cuya capitalización se ha duplicado desde 2021.

Según Goldman Sachs, el peso del sector de defensa en los fondos europeos pasará del 0,9 % en 2021 al 2,5 % en 2026, impulsado por el gasto público y los nuevos incentivos comunitarios.

Aunque Indra no figura entre las diez principales posiciones del índice europeo —dominado por empresas de Francia, Alemania, Reino Unido e Italia—, su papel como empresa tractor del sector en España la mantiene como un referente estratégico y una puerta de entrada para los inversores que buscan exposición nacional al rearme europeo.