Donald Trump frente a la Casa Blanca.

Donald Trump frente a la Casa Blanca.

Europa

La UE declara la guerra al bourbon, los Levi's y las Harley para "darle donde más duele" a EEUU sin sufrir demasiado

La Comisión sostiene que los recargos de EEUU al acero y al aluminio son "poco inteligentes" y perjudicarán sobre todo a la industria norteamericana.

Más información: La UE responde con medidas valoradas en 26.000 M a los aranceles "injustificados" de EEUU al acero y aluminio

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"Hemos reaccionado de forma firme e inmediata porque queremos mostrar fuerza. Si ese es el idioma en que se nos habla, nosotros respondemos en el mismo idioma", argumenta un alto responsable de la UE. La Comisión de Ursula von der Leyen ha diseñado cuidadosamente el contraataque a los aranceles del 25% al aluminio y al acero impuestos por Donald Trump para golpear a la nueva administración de Estados Unidos "donde más le duela" sin autoinfligirse grandes daños.

En total, la Unión Europea impondrá recargos del 25% de media a una larga lista de importaciones de Estados Unidos por valor de 26.000 millones de euros. Se trata de igualar "euro por euro o dólar por dólar" el impacto económico de los aranceles de Trump al aluminio y al acero comunitarios, que afectan a un volumen comercial de 28.000 millones de dólares. En realidad, la lista que hay sobre la mesa se queda ligeramente corta, ya que sólo alcanza los 22.500 millones de euros, según admiten los técnicos, aunque Bruselas no descarta seguir subiendo la apuesta si es necesario.

A la hora de diseñar esta respuesta, Bruselas ha mantenido un diálogo constante con otros aliados afectados por la furia de Trump, como México, Canadá, Japón o Noruega, pero no ha habido ninguna coordinación puesto que cada socio ha hecho uso de su soberanía. Algunos socios han anunciado sus propias medidas, como Canadá, que impondrá un recargo del 25% a importaciones estadounidenses por valor de 19.000 millones. Otros, como Australia o Reino Unido, no tienen previsto contraatacar aunque consideran "injusta" la actuación de la Casa Blanca.

Para el Ejecutivo comunitario, los aranceles de Trump son "completamente injustos, completamente innecesarios y completamente injustificados". Pero además, no están bien diseñados y van a perjudicar a la economía norteamericana, porque no tienen en cuenta lo que EEUU necesita para fabricar sus productos. El ejemplo que ponen en Bruselas es el de los coches estadounidenses, que necesitan para fabricarse productos de acero y de aluminio de alta gama procedentes de la UE, y que ahora estarán afectados por los recargos.

"Esto no es muy inteligente, pero en nuestra respuesta nosotros sí intentamos ser inteligentes y tratar de golpear donde duele. Eso significa que tenemos una lista de productos que tienen un alto valor icónico, un alto valor simbólico, que a nosotros no nos suponen un gran coste, pero que a EEUU sí que les imponen un alto coste", explica el alto funcionario de la Comisión. La respuesta se ha calibrado hasta el milímetro para garantizar además que el impacto se reparta de forma igualitaria y ningún Estado miembro sufra más que el resto.

En este sentido, la lista negra de Bruselas incluye marcas emblemáticas estadounidenses como los vaqueros Levi's, el whisky bourbon o las motos Harley-Davidson. Al mismo tiempo, los recargos del Ejecutivo comunitario apuntan en particular a los territorios donde se concentran los votantes de Trump o a aquellos en disputa, susceptibles de cambiarse al bando demócrata. El objetivo es que sea su propia base social -y los representantes republicanos en estos territorios- los que presionen al presidente de EEUU para que levante los aranceles a la UE, además de las empresas perjudicadas.

El contraataque arancelario de Bruselas afectará a productos en el sector agrícola como la soja, que tiene una importante producción en el estado de Luisiana, de donde es originario el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson. La UE también aplicará derechos de aduana a productos cárnicos como el vacuno o el pollo, que son sectores importantes en estados como Nebraska y Kansas, mayoritariamente republicanos. Otro sector afectado es el de la madera, importante para estados en liza como Georgia y otros claramente republicanos como Virginia o Alabama.

Para todos estos productos, los europeos disponen de muchas alternativas más allá de Estados Unidos. "Nos encanta la soja, pero no nos supone ningún problema comprarla de Argentina, de Brasil o de cualquier otro sitio. Puede que nos guste una Harley-Davidson, pero hay muchas alternativas europeas a Harley-Davidson. Básicamente, estamos intentando golpear a EEUU en sectores importantes para ellos pero que a nosotros no nos cuestan mucho", insiste el alto funcionario.

El objetivo último de Von der Leyen es que Washington vuelva a la mesa de negociación y acepte una solución negociada. Por ello, los recargos arancelarios se introducirán en dos etapas. La primera fase, que afecta a un volumen comercial de 4.500 millones de euros, ya ha sido validada por los Estados miembros y entrará en vigor el 1 de abril. Son las mismas contramedidas que la UE ya aplicó como represalia a los aranceles al acero y al aluminio del primer mandato de Trump, y que estaban en suspenso desde la tregua comercial firmada por Joe Biden.

El resto de derechos de aduana (que afectarían a un volumen comercial de hasta 18.000 millones de euros) todavía tienen que someterse a consulta de los Estados miembros y se impondrán desde el 13 de abril. Los Gobiernos sólo pueden tumbarlos si logran reunir una mayoría cualificada en contra, algo altamente improbable. La ampliación de las contramedidas ha sido necesaria porque esta vez los aranceles de Trump tienen un alcance mucho más amplio.

"Siempre vamos a permanecer abiertos a las negociaciones. Creemos firmemente que, en un mundo plagado de incertidumbres geoeconómicas y políticas, no nos conviene imponer a nuestras economías esos aranceles", ha dicho Von der Leyen. Su tesis es que Trump sólo aceptará una solución acordada si la UE exhibe una posición de fuerza máxima como la que a su juicio representa este plan de contraataque.

De momento, Estados Unidos no parece tener mucha voluntad de negociar con la UE. En respuesta a las medidas anunciadas por la presidenta de la Comisión, el representante de Comercio norteamericano, Jamieson Greer, ha publicado un comunicado que sostiene que "las medidas punitivas de la UE ignoran por completo los imperativos de seguridad nacional de EEUU -y de hecho, la seguridad internacional- y son otro indicador de que las políticas comerciales y económicas de la UE no están en sintonía con la realidad".

"Durante años, la UE se ha opuesto a los esfuerzos de Estados Unidos por reindustrializarse. La UE ha rechazado los intentos de las sucesivas administraciones estadounidenses de cooperar eficazmente para abordar el exceso de capacidad global en los sectores del acero, el aluminio y otros, empleando medidas insuficientes y tardías. Si la UE actuara con la misma rapidez para abordar el exceso de capacidad global como lo hace para castigar a Estados Unidos, probablemente hoy estaríamos en una situación diferente", sostiene el enviado comercial de Trump.