El negociador jefe de la UE, Michel Barnier

El negociador jefe de la UE, Michel Barnier Eric Vidal/Reuters

Europa

Bruselas pide a May que garantice el derecho a quedarse "de por vida" de los europeos

Barnier avisa de que las negociaciones pueden "estallar" de forma temprana por la factura de salida, que podría subir hasta 100.000 millones.

3 mayo, 2017 13:02
Bruselas

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"Algunos han creado la ilusión de que el brexit no tendrá un impacto material en nuestras vidas o de que las negociaciones pueden concluir rápidamente y sin dolor. No es cierto". El negociador jefe de la Unión Europea para el brexit, Michel Barnier, ha vuelto a lanzar este miércoles un aviso al Gobierno de Theresa May sobre el riesgo de que las conversaciones de divorcio descarrilen de forma temprana. En Bruselas se considera que las autoridades británicas no están preparadas técnicamente y subestiman las dificultades de la separación.

En contraste, la Comisión ha presentado su mandato de negociación detallado para el brexit, que desarrolla el plan aprobado el sábado por los líderes europeos. El texto confirma que la prioridad para los 27 será garantizar los derechos adquiridos de los ciudadanos europeos residentes en Reino Unido y de los británicos que viven en el continente. "El objetivo está claro: estas personas deben poder seguir viviendo como hasta ahora de por vida", ha resaltado Barnier.

Bruselas pide a May que garantice el derecho a quedarse "de por vida" de los europeos

La UE pretende que el acuerdo cubra no sólo a los que residen y trabajan en Reino Unido ahora, sino también a los que lo han hecho en el pasado o a los que lo hagan antes de la fecha de salida, es decir, el 29 de marzo de 2019. También a los miembros de su familia. El número de europeos que viven en Reino Unido asciende aproximadamente a 3,2 millones, mientras que los británicos en el continente son 1,2 millones, según los datos de Bruselas.

Los derechos adquiridos comprenden, según Bruselas, el de residencia y también el de acceso al mercado de trabajo, la educación, la sanidad y las prestaciones sociales o el reconocimiento de diplomas. El garante de que se respetan debe ser, también de por vida, el Tribunal de Justicia de la UE. Algo que choca con la pretensión de May de librarse del control de la justicia europea.

La factura de salida sube 

Barnier admite que las posiciones de partida de Bruselas y Londres son "diferentes y a veces muy diferentes". Y el diálogo podría "estallar" de forma temprana por los desacuerdos en cuestiones como la factura de salida, que la UE ha aumentado de 60.000 a 100.000 millones de euros, según el Financial Times. "No vamos a pagar 100.000 millones de euros", ha asegurado este miércoles el negociador británico, David Davis.

El negociador de la UE se ha negado a dar ninguna cifra y ha dicho que su objetivo ahora es fijar una metodología de cálculo. Tampoco el mandato de negociación concreta las cantidades. "No es un castigo ni un impuesto de salida. Se trata de saldar las cuentas, ni más ni menos", ha afirmado Barnier.

Bruselas alega que Londres debe cumplir las obligaciones adquiridas en el presupuesto de la UE para el periodo 2014-2020, incluso aunque los fondos se paguen después de su salida. Y las ayudas comprometidas a Ucrania o Turquía. Reino Unido deberá además pagar el coste del traslado al continente de la Autoridad Bancaria o la Agencia de Medicamentos, cuya sede está en Londres.

Primero, el divorcio

El mandato adoptado por el Ejecutivo comunitario cubre únicamente las cuestiones relacionadas con el acuerdo de divorcio: los derechos de los ciudadanos, la factura de salida y la frontera con Irlanda. Por eso, no incluye ninguna mención a Gibraltar: los 27 han acordado que el futuro del Peñón se negociará de forma bilateral entre España y Londres tras el brexit, lo que en la práctica da al Gobierno de Mariano Rajoy poder de veto.

Tampoco en el orden de las conversaciones hay acuerdo entre Bruselas y Londres. El Gobierno de Theresa May quiere negociar el divorcio en paralelo con el futuro acuerdo de libre comercio con la UE. Pero los 27 exigen que primero se resuelva la separación para generar confianza en el diálogo sobre las relaciones futuras. "No podemos comenzar en un clima de desconfianza o incertidumbre", alega Barnier.

Pese a la desastrosa cena que mantuvo la semana pasada en Londres con May, a la que asistió también el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, el negociador de la UE ha prometido que no se dejará guiar "por emociones o por la hostilidad"

Barnier ha desvelado además que comparte una pasión con la primera ministra británica: el montañismo. "Se aprende a poner un pie delante del otro, porque el terreno puede ser escarpado; se aprende a prestar atención a los accidentes del terreno; se aprende a guardar energía, porque el camino es largo; y hay que mirar todo el tiempo a la cumbre, que para ella y para mi son los resultados (del brexit)", ha dicho el negociador europeo.