Kilian se casó con su marido Jubaer en 2015 y viven en Londres.

Kilian se casó con su marido Jubaer en 2015 y viven en Londres. Facebook

Europa

El padre de la heroína del metro de Londres: "No sabía que puede correr tras un tío tan grande"

EL ESPAÑOL habla con el entorno de Kilian, la española que atrapó al agresor de su marido bangladesí en el metro londinense.

20 octubre, 2016 18:25

Noticias relacionadas

Kilian Muñoz es una sevillana de 35 años que hace algo más de un año se fue a Londres a aprender inglés, como tantos otros españoles. Hoy su rostro recorre redes sociales y medios de comunicación después de que trascendiera en España el vídeo que grabó un pasajero del metro de Londres sobre su hazaña ante una presunta agresión racista.

FULL VIDEO: Unprovoked Racist attack on London train at Upton Park

En las imágenes se aprecia cómo un hombre blanco pega repentinamente un puñetazo en la cara a Jubaer Ahmed, sentado y hablando por teléfono en un vagón junto a su mujer. El agresor sale inmediatamente al andén y huye, pero Kilian da un respingo de su asiento y le persigue al grito de “cabrón… hijo de p...”. Anteriormente había increpado al hombre que le estaba grabando, un hombre negro.

Me he quedado sorprendido con lo que ha hecho. Tiene su genio, pero no es capaz de pegarle a nadie

“Yo me he quedado sorprendido con lo que ha hecho, tiene su genio, pero yo no sabía que es capaz de correr tras un tío tan grande como él”, comenta su padre, Manuel Muñoz, a EL ESPAÑOL por teléfono. “La carrera que pegó, y la reacción que salió tan deprisa del tren. A él no le dio ni tiempo de levantarse”, aturdido todavía por el puñetazo y consecuente golpe contra la ventana, comenta. “Menos mal que salió la cosa bien, que no le pasó nada a ella”.

Sucedió el lunes a primera hora de la tarde, en la estación de metro Upton Park. Manuel supo lo que había sucedido poco después, cuando su hija le llamó desde el hospital a donde la llevaron, pues se hizo “un poco de daño en el tobillo”. A su yerno, Jubaer, le habían llevado a otro centro hospitalario para comprobar su estado.

El sospechoso es un hombre de 33 años que está en libertad bajo fianza hasta el 14 de noviembre, cuando la Policía del Transporte Británico decidirá si presenta cargos contra él, ha explicado un portavoz del cuerpo a este diario. De momento, la Policía pide a los posibles testigos de la agresión que llamen al +49 800 405 040 dando la referencia 554 18/10/16. El hombre es sospechoso de “emplear palabras y actitudes amenazadoras (…) que posiblemente podrían causar acoso, alarma o malestar”, ha comunicado el cuerpo. Y al parecer, reincidente, según ha podido saber la familia de Kilian.

Era un racista cabrón, no tiene otro nombre

Ella puso una denuncia el mismo día que había sucedido, cuenta su padre. Su hija, que prefiere no hablar, le ha contado a su progenitor que fue ella quien atrapó al presunto agresor de 33 años. Quien filmó lo sucedido era un hombre negro al que el sospechoso ya había insultado previamente, explica Manuel. “Era un racista cabrón, no tiene otro nombre (...). Un chulo playa”, resume este padre sobre el agresor.

Toñi trabaja como gestora para Manuel y conoce a Kilian desde hace al menos 17 años, calcula. Cuenta a este diario que Kilian es “súper cariñosa y muy afable”. Por ejemplo, en Navidades la felicita y le pregunta por su hija. Toñi lo valora, porque en realidad no tienen mucho contacto y a quien ella conoce mejor es a su padre. "Son buena gente", indica orgullosa.

En el amor no hay nada que decir. Lo que hace falta es que se quieran

Manuel regenta un pequeño establecimiento de Sevilla que pertenece a su hija, casada en 2015 con Jubaer -originario de Bangladesh- y con quien vive en Londres. Manuel sabe que ambos se encuentran bien, aunque él todavía anda “un poco dolorido”. A su yerno aún no ha podido conocerlo en persona, pero comenta que por teléfono es cariñoso y les manda besos a él y a su mujer, la madre de Kilian. Es tímido, añade. Y cómo Manuel no habla inglés, la comunicación es difícil.

Sobre la relación de su hija y Jubaer, Manuel comenta: “En el amor no hay nada que decir. Lo que hace falta es que se quieran”. Orgulloso, subraya, que “la chiquilla es muy buena gente, muy noble. No es capaz de pegarle a nadie”. Pero sí persiguió al agresor y consiguió retenerle hasta que llegaron los agentes. Ahora esperan que el protagonismo que le ha dado su reacción ante la agresión a su marido no les ponga en peligro.