
Donald Trump y Xi Jinping estrechándose la mano. Ilustración: Arte EE / Recursos desarrollados con IA, Grok y Midjourney
China mantiene el pulso con Trump y avisa: "Si EEUU insiste en librar una guerra comercial, lucharemos hasta el final"
La decisión tomada por Xi de responder a EEUU con aranceles del 34% y su actitud reacia a negociar enerva a Trump y sacude aún más a los mercados.
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Xi Jinping no llama a Donald Trump. El último arrebato del mandatario estadounidense, que ha amenazado en redes sociales con subir los aranceles a China hasta el 104%, puede interpretarse como un último toque de atención a su homólogo chino para que descuelgue el teléfono y se disponga a negociar un nuevo acuerdo comercial entre las dos potencias mundiales.
Ya que hasta ahora, a diferencia de Canadá, México y la Unión Europea, Xi Jinping se ha limitado a ordenar un 34% adicional en tarifas a los productos de EEUU como respuesta a las subidas arancelarias de Trump, que ya van por el 54% desde que tomó posesión este año.
Lo que sí ha hecho el gigante asiático es acusar a EEUU de no tener voluntad real de diálogo en plena escalada arancelaria. "China tomará las medidas necesarias contra las últimas amenazas arancelarias de Washington", han señalado desde el Ministerio de Asuntos Exteriores chino.
Seguiremos tomando "medidas firmes y contundentes para salvaguardar nuestro legítimo derecho al desarrollo", ha declarado el portavoz ministerial, Lin Jian, en una rueda de prensa. Y ha insistido en que "si EEUU insiste en librar una guerra comercial y arancelaria, China luchará hasta el final".
El portavoz recalcó que la "soberanía, seguridad e intereses de desarrollo" de China "no son negociables" y advirtió de que su país "continuará tomando medidas firmes y contundentes" para proteger sus derechos legítimos, en declaraciones recogidas por Efe.
"No hay ganadores en una guerra comercial", insistió Lin, quien denunció que EEUU "ha estado imponiendo aranceles de manera temeraria", una política que "viola gravemente las reglas de la Organización Mundial del Comercio, socava el sistema multilateral basado en normas y desestabiliza el orden económico global". "Esto es unilateralismo, proteccionismo y acoso económico en estado puro", aseveró el portavoz del ministerio. Lin agregó que "el pueblo chino no busca problemas, pero tampoco los teme", y que "la presión, las amenazas y el chantaje no son la forma correcta de relacionarse con China".
Por otra parte, el mandatario estadounidense publicó en su red social Truth el siguiente mensaje: "Si China no retira su aumento del 34% por encima de sus anteriores abusos comerciales de largo plazo mañana, 8 de abril de 2025, Estados Unidos impondrá aranceles ADICIONALES a China del 50%, a partir del 9 de abril". Esa red se ha convertido en los últimos días en un arma capaz de alterar los mercados bursátiles de todo el mundo.
En su mensaje, Trump trató de exhibir fuerza al reiterar su advertencia de que "cualquier país que tome represalias contra Estados Unidos mediante la emisión de aranceles adicionales (…) se enfrentará inmediatamente a aranceles nuevos y sustancialmente más altos" y culpó a China de aplicar "aranceles no monetarios", de entregar "subsidios ilegales a empresas" y de ejercer una "manipulación monetaria masiva a largo plazo".
Una subida exponencial
Si cumple esa amenaza, la escalada arancelaria por parte de EEUU a China confirmaría un crecimiento prácticamente exponencial desde la toma de poder de Trump en enero.
Primero, el líder estadounidense impuso en febrero una tarifa del 10% sobre todas las importaciones procedentes de China (ya gravadas con anterioridad). Ese arancel se duplicó a principios de marzo al 20% para responder al contraataque de Pekín, que impuso tarifas del 15% a exportaciones estadounidenses de productos agrícolas, carbón y gas natural licuado. Un mes después, a comienzos de abril, Trump anunció un nuevo incremento del 34% a las tarifas chinas, que sumado al 20% anterior elevaba el conjunto de aranceles al 54%. Ahora, con la amenaza del 50% las tarifas podrían escalar hasta el 104%.
Hay que recordar que esos gravámenes se añaden a los aranceles que Trump ya implementó a varios productos de China durante su primer mandato -y que Joe Biden decidió mantener-, además de otras sanciones que se aplican en casos específicos, como violaciones comerciales.
Junto a los aranceles, otra nueva medida que promete tener un impacto inmediato en el comercio chino es la supresión de la exención "de mínimos" que EEUU venía aplicando a los paquetes valorados en menos de 800 dólares, hasta ahora exentos de pagar tarifas en la aduana, lo que había permitido que sus gigantes del comercio minorista electrónico, como Temu y Shein, llegaran al consumidor estadounidense con precios muy bajos y obligaran a Amazon a lanzar su propia plataforma de venta a bajo coste.
¿Quién pierde más?
Las consecuencias de esta descarnada guerra comercial pueden impactar notablemente en el bolsillo de los estadounidenses, pero también en los productores chinos. La pregunta es quién pierde más.
Según la Oficina del Censo de EEUU, los consumidores estadounidenses compraron productos chinos por valor de unos 430.000 millones en 2023 (el último año del que se tienen datos definitivos), y de unos estimados 440.00 millones en 2024. El gigante asiático es, de hecho, el segundo importador en EEUU después de México, con la electrónica de consumo y los accesorios tecnológicos como las categorías más demandadas y proclives a subir de precio.
"El impacto de estos aranceles será particularmente significativo para los hogares de bajos ingresos, que normalmente asignan una parte sustancial de sus ingresos a bienes asequibles de China, como artículos para el hogar y productos electrónicos", señalaba hoy Djoomart Otorbaev, ex primer ministro de Kirguistán y profesor de la Universidad de Pekín, en el diario China Daily.
Pero la guerra arancelaria puede suponer también una importante pérdida para la industria y el comercio chinos. El año pasado, el déficit comercial de China con EEUU alcanzó un récord al rozar los 300.000 millones de dólares. Es decir, que China vende tanto a Estados Unidos que un recorte tan tajante en ese mercado puede acarrear notables consecuencias a corto plazo. Los productores chinos pierden mucho más mercado con los aranceles estadounidenses que lo que pierden los fabricantes estadounidenses con las tarifas en China.
En este sentido, los motivos que impulsan a Trump a lanzar esta guerra comercial están claros. Acertados o no, los mal llamados "aranceles recíprocos" surgen de la interpretación ofensiva que hace el mandatario de los balances entre las importaciones y exportaciones de EEUU con otros socios comerciales, especialmente China y Europa.
También del interés electoralista del Partido Republicano por áreas como el "cinturón de óxido", un relevante caladero de votos que ha sufrido un importante declive económico asociado a la deslocalización industrial y donde el regreso de la actividad manufacturera se ve como la única una salvación posible.
Xi Jinping se resiste
Las razones que explican la respuesta de Jinping, un líder mucho más hermético, son menos claras. El presidente chino no ha atendido a las provocaciones de Trump, a diferencia de sus homólogos en Canadá y México. Tanto Justin Trudeau como Claudia Sheinbaum lograron aplazar la entrada en vigor de aranceles al firmar una serie de compromisos para frenar la entrada de fentanilo desde sus fronteras.
Trump acusa a China de ser el origen de la crisis del fentanilo y justifica los aranceles en una medida de presión para que Pekín persiga los laboratorios que producen los químicos con los que luego se sintetiza la droga que se cobra miles de vidas en EEUU.
Jinping, en cambio, parece no sentir la presión. Su portavoz de la embajada china en EEUU ha insistido este lunes que "hemos dejado claro en repetidas ocasiones que presionar o amenazar a China no es la manera correcta de interactuar" y ha asegurado que "China protegerá firmemente sus derechos e intereses legítimos".
Asimismo, ha condenado los aranceles y ha insistido a las naciones de todo el mundo a "practicar un verdadero multilateralismo", llamando a una oposición unida contra el unilateralismo y el proteccionismo.
De momento no se ha mostrado dispuesto a negociar con Trump y ha respondido con una subida del 34% en tarifas a los productos estadounidenses. El cálculo de ese porcentaje parece intencionalmente provocativo, pues replica el número que aparecía en la enorme lista que Trump portó la semana pasada durante su mediática rueda de prensa por el "Día de la Liberación". Un "pues yo también" en lenguaje arancelario que está dictando la política comercial del planeta.
"Si EEUU sigue obcecado en seguir por este camino, China luchará hasta el final", advirtió el Ministerio de Comercio chino.
Los aranceles no son el único arma utilizado por Pekín. Jinping ha restringido también las exportaciones de varios tipos de metales críticos y ha incluido más empresas estadounidenses en su lista de "entidades poco confiables" por sus negocios con Taiwán.
Asimismo, ha pedido esfuerzos a la población para "liberar completamente" el potencial de consumo del país, "expandir la demanda interna" y "estimular el crecimiento doméstico" en plena guerra arancelaria, según informó el lunes la emisora estatal China Central Television (CCTV) en declaraciones recogidas por la agencia Bloomberg.
El lunes la Unión Europea ofreció un acuerdo para rebajar a cero los aranceles de todos los productos industriales a ambos lados del Atlántico, a pesar de la dureza con la que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, avanzó medidas recíprocas antes del anuncio de Trump. China, en cambio, fue aún más dura que la semana anterior.
En este complicado contexto, hay una frase que algunos analistas utilizan para explicar la actitud de China y que se atribuye a Napoleón: "Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error". Si el juego de Jinping es dejar que Trump mantenga los aranceles, que la bolsa estadounidense siga hundiéndose y la inflación se desboque, puede que esté dispuesto a perder ese mercado y vea una oportunidad para crecer en otras latitudes.