La app de Merkel para aprovechar restos de comida

La app de Merkel para aprovechar restos de comida

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"Demasiado bueno para la basura": la app de Merkel para aprovechar los restos de comida

Así se llama la app más popular del Gobierno alemán, que invita a dar una última oportunidad a alimentos a los que no se les ve futuro en la cocina.

7 febrero, 2019 03:04

A pulso se ganó el Gobierno alemán durante los peores días de la crisis del euro el calificativo de "austero". La reducción del gasto público, de hecho, ha sido una medida muy popular en Alemania que se ha generalizado en Europa crisis mediante.

Los alemanes, sin embargo, pese a todo lo austeros y ahorradores que puedan parecer a la hora de gestionar sus presupuestos -públicos o privados- , tienen un comportamiento muy diferente en la cocina. A la hora de comer, terminan derrochando en sus casas. Por eso nació por iniciativa del Ministerio germano para la Agricultura y la Alimentación la aplicación "Zu gut für die Tonne!", o "¡Demasiado bueno para la basura!".

Esta idea del ministerio consiste en poner en los smartphones de cada ciudadano una herramienta con la que se pueda dar uso a esos alimentos que, normalmente, por no ser cocinados, acaban en la basura. La app también permite salir de esa recurrente situación en la que hay que cocinar aunque haya una urgente necesidad de abastecer nevera y despensa.

En la aplicación se pueden introducir los ingredientes que haya a disposición en esas circunstancias de carestía para ofrecer después una serie de recetas entre las que elegir. Las recetas las firman cocineros de prestigio y celebrities alemanas. Entre ellas figura el famoso actor hispano-alemán Daniel Brühl.

Quien encarnara al joven Alexander Kerner en la exitosa película "Good Bye, Lenin!" propone en la aplicación un aperitivo: "Tortilla de restos". A saber, hacer una tortilla de dos huevos con queso y servirla sobre una tostada con tomate y un poquito de aceite de oliva.

Receta de la app de tortilla de restos.

Receta de la app de "tortilla de restos".

La app del Gobierno alemán surgió en 2012, a cuenta de la campaña homónima "¡Demasiado buena para la basura!". Fue lanzada por el Ministerio de Agricultura y Alimentación cuando estaba en manos de la socialcristiana Ilse Aigner. De esa cartera se responsabiliza ahora la conservadora Julia Klöckner, de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), el partido de la canciller Angela Merkel.

El Ejecutivo germano tiene como objetivo reducir en Alemania un 50% la cantidad de alimentos desperdiciados. Así, la campaña de 2012 se ha mantenido, especialmente a través de la aplicación informática. Esta no deja de actualizarse con nuevas recetas. Nació con medio millar y ahora incluye unas 660.

"La app se mantiene con la idea de hacer que los usuarios estén al corriente de la situación de los alimentos que son desperdiciados en Alemania y de ofrecer trucos para evitar el desperdiciar alimentos en las casas", dicen a EL ESPAÑOL los responsables de la aplicación.

Que ésta siga en funcionamiento se explica en vista de los once millones de toneladas de comida desperdiciadas cada año. Al día, cada alemán tira 150 gramos de alimentos a la basura. Al año, son unos 55 kilos de deshechos, según los datos que manejan en el ministerio de Klöckner. Eso, pese a que esta app es conocida por ser una de las aplicaciones más exitosas que ha creado el Gobierno alemán, indican fuentes ministeriales.

"Los alemanes no son tan ahorradores"

"En Alemania se tiran demasiados alimentos. De los once millones de toneladas alimentos que van a parar a la basura, unos seis millones se tiran en los hogares", aseguran los responsables de "Zu gut für die Tonne!". Los hogares alemanes representan el origen del 61% de todos los alimentos que se tiran a la basura.

"En este sentido los alemanes no son tan ahorradores; tiran muchos alimentos y eso significa tirar dinero", reconocen desde las oficinas en las que se sigue la actividad de la aplicación ministerial. Se estima que, al año, cada alemán tira, de media, unos 150 euros en comida a la basura. En 2012, cuando se hicieron los primeros estudios al respecto, la media era de 230 euros.

En Alemania los consumidores se desenvuelven en un panorama comercial desbordante de ofertas. No en vano, el país de la canciller Angela Merkel también es el de los grandes supermercados especializados en vender alimentos a precios rebajados. Son alemanas cadenas como Lidl o Aldi. También hay otras menos conocidas, como Penny, Netto o Niedrig Preis Markt (NP). Todas están especializadas en vender mucho al menor precio.

"En Alemania, la oferta de supermercados es muy grande y los alimentos se pueden adquirir a muy buenos precios", reconocen desde "Zu gut für die Tonne!". Esta situación no ayuda a los objetivos que se ha puesto ministerio de Klöckner. Se habla aquí de la existencia de una "perversa espiral" facilitada por consumidores que se dejan llevar por esas ofertas. De ahí que se haga hincapié desde en la campaña ministerial en "responsabilizar" a los ciudadanos en su consumo.

La española Elia Carceller conoce bien iniciativas del ministerio alemán. Ella trabaja como coordinadora en Berlín para el movimiento internacional Slow Food, que apuesta "por un sistema agroalimentario más sostenible y más justo y que respete los modos de vida locales y tradicionales de cada región", según Carceller. La organización en la que ella trabaja trata, entre otras cosas, de "prevenir la desaparición de las culturas y tradiciones culinarias locales, contrarrestar el auge de la vida rápida y combatir la disminución del interés de las personas por la comida que consumen".

Desnutrición crónica

En este sentido, Carceller ve con buenos ojos la campaña y la app del ministerio alemán. De hecho, Slow Food lleva tiempo planteando iniciativas similares, incluyendo proyectos con el Ministerio de Alimentación y Agricultura de Alemania. "El tema de los desperdicios es muy importante y por suerte ya se está incluyendo en la agenda política. Tenga en cuenta que se tira a la basura un tercio de todo lo que se produce", afirma Carceller a EL ESPAÑOL.

"Suele decirse que la industria alimenticia tiene que producir más para satisfacer a la demanda, pero tal vez si se redistribuyera mejor y se tirasen menos alimentos a la basura, a lo mejor no haría falta producir más y más", abunda esta ingeniera agrícola al servicio de Slow Food en Berlin.

Según los datos más recientes con los que cuenta la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en el mundo hay 816 millones de personas que sufren desnutrición crónica. Ese número representa el 10,7% de la población mundial.

"Es una paradoja dramática que se tire a la basura hasta un tercio de lo que producimos y que luego haya gente que no tenga para comer. También habría que ver si los alimentos se venden a un precio justo o es que en los países desarrollados nos hemos acostumbrado muy mal", concluye Carceller.