Al menos 19 trabajadores de Médicos Sin Fronteras han muerto en el ataque aéreo de Estados Unidos contra el hospital que gestiona esta organización no gubernamental en la localidad de Kunduz, en el norte de Afganistán.

Hay 37 personas gravemente heridas, 19 son de MSF, y hasta 30 permanecen desaparecidas, por lo que el número de fallecidos podría aumentar. En el hospital, el único que funcionaba en la ciudad, había 105 pacientes ingresados.

"Algunos de los heridos más graves han sido trasladados para su estabilización al hospital de Puli Jumri, a unas dos horas de distancia en vehículo. Hay muchos pacientes y trabajadores que no han aparecido", señala MSF.

La ONG ha aclarado que todas las partes en el conflicto, también en Kabul y Washington, "estaban claramente informados de la ubicación precisa (por coordenadas GPS) de las instalaciones de Médicos Sin Fronteras: el hospital, la casa de huéspedes, la oficina y una unidad de estabilización de divulgación en Chardara, al noroeste de Kunduz".

El comunicado también informa de que el bombardeo "continuó durante más de 30 minutos después de que funcionarios militares estadounidenses y afganos fueran advertidos".

Estados Unidos ha reconocido el ataque y anuncia una investigación por estos "daños colaterales". Un portavoz de las fuerzas estadounidenses en Afganistán ha defendido que atacaron "contra individuos que amenazaban a la fuerza", pero un portavoz de los talibán señala que no había ningún combatiente dentro.

El edificio ha quedado completamente destruido. Era el único hospital que funcionaba en Kunduz, ciudad al norte de Afganistán en disputa entre talibanes y tropas afganas. La organización no gubernamental ha tratado en los últimos días a más de 300 personas heridas en los habituales combates.