Imagen de archivo de una mujer embarazada.

Imagen de archivo de una mujer embarazada. Ilona titova iStock

Salud y Bienestar

Todo lo que debes saber sobre las contracciones: cómo diferenciarlas y controlar el dolor en el parto

Una profesional sanitaria del Grupo Quirónsalud despeja diversas cuestiones sobre la preparación para la llegada del bebé.

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El embarazo es el origen de lo que somos. Sin embargo, y a pesar de ser algo tan natural, sigue habiendo muchas cuestiones en torno a ello que provocan dudas y miedos. La matrona Lucía Panadés, del Hospital El Pilar, que se encuentra en Barcelona, desvela la respuesta a algunas de esas cuestiones para sobrellevar los inicios de la maternidad, disfrutando también de ello.

Algo que no juega a favor de las mujeres que están en estado es la cantidad de información que pulula por doquier al respecto. Tener el teléfono en la mano, implica un acceso directo a todo aquello que se cruza por sus mentes y eso tiene un aspecto positivo y otro que lo es menos.

No obstante, no es el único riesgo al que se exponen en este sentido. Cuando se anuncia la llegada de un bebé, el entorno de la madre comienza a opinar al respecto. Trasladan sus experiencias, consejos, mejores y peores momentos de la espera de nueve meses… Lo hace se les pida de forma explícita o no. Y puede resultar muy abrumador

"Hay que saber clasificar todos estos datos para poder llevar un embarazo con ilusión y vivir esta etapa con gran satisfacción, disfrutando en todo momento de este proceso", aclara la matrona. 

Desde el Hospital El Pilar, proponen además un acompañamiento del equipo asistencial del centro, que se extiende durante toda la gestación, en parto y el posparto. A lo largo de este tiempo, con este apoyo, desde el hospital se aseguran de que la mujer tenga "información veraz y de confianza", según las palabras de Panadés. 

Una pareja en una imagen de archivo.

Una pareja en una imagen de archivo. Foto de Febe Vanermen en Unsplash

Respecto a esos miedos que sobrevuelan este proceso, uno de los más conocidos es el de las contracciones, por lo que las mismas implican en cuanto a dolor y a lo que suponen. Pero conviene aclarar en qué consisten y cómo reconocerlas.

"Son movimientos rítmicos del útero, que se contrae y se relaja para ayudar a dilatar el cuello del órgano para empujar al bebé. Son completamente naturales y necesarias para el proceso de nacimiento", determina la matrona.

Como ella misma indica, están presentes durante toda la gestación, pero algunas se notan y otras no. Unas son de preparación y otras de trabajo para ello.

Las diferencias

"Cuando se alcanza la semana 36 es habitual que las contracciones se hagan más evidentes y estas son las de Braxton Hicks, que acondicionan el cuerpo para la llegada del niño", concreta Lucía Panadés. 

Estas se caracterizan por un endurecimiento transitorio del abdomen, que puede ir acompañado de sensación de presión en la parte baja del mismo o en las ingles. También es usual sentir una presión sobre la vejiga que provoca un incremento de ganas de orinar.

Una de las principales distinciones entre estos movimientos y aquellos que indican la llegada del parto, es que estos no tienen un patrón."Suelen durar menos de un minuto y no provocan cambios significativos en el cuello uterino. De forma común aparecen tras cambios de posición o después de practicar alguna actividad física", dice la profesional.

Respecto a aquellas que preparan al cuerpo para dar a luz, son "rítmicas, regulares y su intensidad aumenta de forma progresiva". En este caso, arrancan de forma espaciada —cada 20 o 30 minutos— y conforme se aproxima la llegada del bebé, se dan cada cinco.

En cuanto a la duración, aumentan desde entre los 30 y 45 segundos hasta los 60 y 90. "Suelen ser dolorosas, se inician en la zona lumbar y se irradian hacia abdomen y pelvis, provocando cambios reales en el cuello uterino, como acortamiento, borramiento y dilatación", especifica la matrona.

El dolor

Hoy en día, el control sobre el daño físico que conllevan las contracciones no se centra solo en el día del parto, sino que se puede hacer un trabajo previo de preparación

"Antes se puede practicar deporte adaptado, como caminar, nadar o realizar ejercicios de suelo pélvico, que fortalece músculos y mejoran postura. El yoga prenatal y el pilates también contribuyen a ello, mejoran la elasticidad y control de la respiración", establece Panadés.

En cuanto al momento de dar a luz, comenta que, si todo va bien, lo conveniente es ir cambiando de posición, andar, usar una pelota para balancearse o darse duchas de agua tibia.

"De forma conjunta, la preparación física, técnicas de respiración y cuidados de confort hacen que las contracciones sean más manejables y la experiencia más segura y confiada", concluye la matrona.

Una chica en una foto con su bebé.

Una chica en una foto con su bebé. Foto de Ana Tablas en Unsplash

Respecto al dolor, es subjetivo. Hay quienes lo comparan con las molestias menstruales más intensas. 

Por otro lado, si hubiera que marcar una diferenciación en cuanto a esto entre el primer parto y los siguientes, esta estriba en el conocimiento. "Haberlo experimentado facilita el control, pero puede darse de forma distinta, no es garantía de nada", dice Lucía Panadés.

Sin embargo, la experta sí que concreta que la mayoría de mujeres que ya lo han pasado se enfrentan a las sucesivas ocasiones de forma más calmada. "Fisiológicamente, la llegada de los bebés suele ser más rápida, con contracciones más eficaces, aunque a veces más intensas, y con menor tiempo de dilatación y expulsión".

En cualquier caso, la profesional destaca que siempre se trata de procesos únicos y que hay factores determinantes como la posición del niño, el tamaño fetal o el estado emocional de la persona.

Otras inseguridades

La mayor parte de los miedos que afrontan las madres durante esta etapa tiene que ver con los dolores en el momento de dar a luz, la salud del pequeño y el saber si se está preparada para el nuevo papel que les toca asumir.

No obstante, incluso en los embarazos de bajo riesgo hay una sintomatología que conviene observar:

  • Pérdida de sangre roja. A esto hay que prestarle atención, en especial si es abundante o conlleva molestias.
  • Dolor abdominal intenso y persistente.
  • Fiebre alta sin causa aparente.
  • Disminución o ausencia de movimientos fetales. En especial en el tercer trimestre.
  • Presión arterial elevada, visión borrosa o cefaleas, que son síntomas de posible preeclampsia. 
  • Pérdida de líquido amniótico antes de la semana 37.
  • Contracciones regulares antes de tiempo, que indica un riesgo de parto prematuro.

El pavor al dolor, a la pérdida de control, el no llegar a tiempo al hospital e incluso el miedo a ser juzgada son pensamientos que suelen presentarse, pero como señala la experta, "las matronas son acompañantes de las futuras madres, desde lo profesional y lo emocional".

Para saber más

En la actualidad hay muchas formas de dar a luz. "Cada mujer puede decidir cómo quiere vivir su proceso, siempre con información clara y supervisión profesional", destaca.

Entre los métodos más habituales, se encuentran el empleo de la epidural, alternativas más naturales o con técnicas de alivio del dolor. Respecto a estas opciones, Panadés destaca que lo fundamental es que la paciente se sienta segura, respetada y acompañada. "La vigilancia médica garantiza seguridad materno-fetal y permite adaptar el plan si surgen complicaciones".

Es importante saber que, de forma lógica, cuando se escoge la vía anestésica, el dolor se reduce, la musculatura se relaja y el proceso se afronta con mayor tranquilidad. "Una de las desventajas es que puede disminuir la sensibilidad en el momento de empujar y prolongar el expulsivo", señala.

Una chica con su recién nacido en el hospital.

Una chica con su recién nacido en el hospital. Foto de Stephen Andrews en Unsplash

Cuando no se utiliza, hay movilidad total y se percibe todo. La implicación directa es el enfrentamiento del dolor. "La elección puede cambiar durante el parto según las necesidades de la madre y del bebé, asegurando flexibilidad y bienestar", comenta la matrona.

En cuanto a la recuperación, depende de diferentes condicionantes, por lo que una forma u otra de dar a luz no supone una opción mejor o peor en este sentido. "En todos los casos es fundamental cuidar el suelo pélvico, realizar ejercicios abdominales progresivos, mantener hábitos saludables, descansar y contar con apoyo emocional". 

Palabra de experta

Ante tanta información, la profesional del Hospital El Pilar de Quirónsalud quiere lanzar un mensaje claro: 

"A una mujer que acaba de quedarse embarazada le aconsejaría disfrutar de esta etapa única, conectar con su bebé y su propio cuerpo, y mantener hábitos saludables. Es crucial informarse y resolver dudas con el equipo asistencial para tomar decisiones conscientes y seguras", recomienda.

Este proceso merece ser vivido con ilusión, de forma positiva, intentando retener cada momento al máximo, por eso es esencial contar con un buen equipo de apoyo tanto dentro como fuera de casa