Imagen de archivo de una chica sufriendo en un aeropuerto antes de irse de vacaciones.

Imagen de archivo de una chica sufriendo en un aeropuerto antes de irse de vacaciones. iStock

Salud y Bienestar

Cuando las vacaciones son un arma de doble filo: la salud mental en jaque por el exceso de tiempo libre

Al acercarse las jornadas de desconexión, la paz no es lo único que puede aflorar, sino que también se producen cambios emocionales negativos.

Más información: El síndrome del 'burnout' veraniego, el látigo que azota a los trabajadores antes de disfrutar de las vacaciones

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Mediados de agosto sabe a cuenta atrás, ya sea para escapar de vacaciones o para volver de ellas. Con más de un mes aún por delante para despedir al verano, las posibilidades todavía parecen, y se sienten, infinitas.

Sin embargo, a veces el periodo de desconexión no encierra solo aspectos positivos, sino que para algunas personas implica una serie de problemas psicológicos y alteraciones emocionales que pueden destruir una paz aparente.

Incluso cuando se espera con ansias, esta época, que suele ser sinónimo de relajación, puede desembocar en situaciones de vacío.

De repente, la mente se enfrenta al curioso fenómeno del tiempo libre, un hecho que en la actualidad parece una especie de animal en extinción y cuya ausencia en el día a día obliga a vivir en un tipo de piloto automático que lleva a no pensar en algo más allá de lo inmediato.

Entonces, hay lugar para pararse en aquello que de forma rutinaria parece accesorio y que en realidad tiene bastante peso. Sin esperarlo, detalles esenciales que permanecían más o menos ocultos adquieren protagonismo y demandan una atención que, a veces, asfixia y que se puede llegar a traducir en unas pautas como estas que describen desde el gabinete Consulta Despertares:

Síndrome posvacacional inverso

Lo habitual es oír hablar del síndrome posvacacional, a secas. Este término lleva años presente en los medios, pero ¿qué sucede cuando se da con el comienzo del periodo de descanso? En este caso, la angustia nace al perder el ritmo del día a día y se incrementa cuando surgen preguntas como qué hacer con tanto tiempo libre.

Ansiedad

Este mecanismo de defensa natural del cuerpo, que a veces consigue paralizar a quien lo sufre, también puede hacer acto de presencia cuando se presentan unos días off duty. Puede aflorar por una especie de imposición hacia el disfrute, es decir, cuando no se cumplen ciertas expectativas, se pueden dar estos ataques por no estar a la altura de las mismas.

En muchas ocasiones, y aquí en la actualidad influyen mucho las redes sociales, se da por comparación.

Hay personas que se frustran por no poder estar disfrutando de unas vacaciones de ensueño en la Costa Azul, en las Islas Griegas o de fiesta en fiesta en Ibiza, ya que en parte se han normalizado ciertos comportamientos al tener unos referentes cuyas vidas tienen poco de estándares o alcanzables.

Una maleta que espera emprender trayecto.

Una maleta que espera emprender trayecto. Foto de Erol Ahmed en Unsplash

Aquí, fenómenos como el FOMO (Fear Of Missing Out) también toman relevancia en forma de hiperconexión y perfeccionismo digital. No se trata solo de pasarlo bien, sino de aparentarlo y, en ocasiones, eso conlleva una mayor satisfacción que lo que en realidad se experimenta.

¿Y la pareja?

Suena el despertador y es el momento de desayunar y comenzar con todos los ritos previos a la llegada al trabajo. Ocho horas, con suerte en jornada intensiva, de la labor que le pertenezca a cada uno y rumbo a casa para, en ocasiones, no descansar demasiado, sino prepararse para el día siguiente.

Cuando se cae en esos bucles, queda poco hueco para según qué apreciaciones, pero con el tiempo libre las reflexiones comienzan a sucederse. Si la relación está desgastada, los silencios dejan de parecer atractivos, aburrirse juntos ya no es sinónimo de algo apetecible y las conversaciones brillan por su ausencia, por no hablar de las carencias afectivas.

De un momento a otro, la estabilidad de la rutina desaparece y puede llevar a la toma de decisiones tajantes sobre el rumbo de la vida amorosa.

A otro ritmo

Noches que se alargan y mañanas que se atoran entre las sábanas junto a sobremesas que, prácticamente, se unen con la cena y que no dejan lugar para la práctica de ejercicio o para poner un poco de orden. Esta ruptura de pautas habituales puede llegar a suponer un aumento de la irritabilidad, la apatía, cambios bruscos de humor y sensación de cansancio permanente.

¿Y esto?

Cuando las jornadas se estiran y poco importa que la noche se funda con el día, es de lo más normal que acontecimientos que se daban por superado tomen fuerza y reclamen un espacio que aún les pertenece. La melancolía se da la mano con ellos y se instala en el estado de ánimo de la persona, abriendo un duelo y un periodo nostálgico que quizás se creía vencido.

La familia

Organizar unas vacaciones debería ser sinónimo de disfrute y cuando llegan las mismas, la sensación debería ir encaminada en la misma dirección. No obstante, ponerse al frente de según qué tareas puede suponer una serie de quebraderos de cabeza que no están presentes en la normalidad de la rutina.

Imagen archivo de coches circulando por la carretera.

Imagen archivo de coches circulando por la carretera. Foto de Aleksandr Popov en Unsplash

Por otro lado, pasar tiempo con familiares con los que quizás se puede llegar a chocar en la convivencia más de lo recomendable es prácticamente un cliché, pero este problema va más allá de aquello que se refleja en miles de producciones de cultura pop y puede ser realmente desestabilizador.

Depresión

La época estival suele asociarse a un buen estado de ánimo, pero hay personas que sufren justo lo contrario. Estos episodios pueden estar desencadenados por todos los condicionantes que ya se han mencionado, dando lugar además a una desconexión emocional.

Pérdida de identidad

Aunque pueda resultar triste, mucha gente se define por su trabajo. De hecho, es normal que cuando se conoce a alguien este detalle sea uno de los primeros a los que se alude.

En casos extremos, en los periodos de descanso, aquellas personas que tienen su identidad construida en torno a lo que hacen, pierden su esencia y el rumbo de su vida, con su correspondiente ansiedad y pensamientos obsesivos.

Fobias

Aquellos que no son muy fanes de las interacciones públicas, especialmente cuando hay multitudes de por medio, viven durante el verano una carrera de obstáculos teniendo que enfrentarse a playas atestadas, planes exagerados y reencuentros difíciles de gestionar.

¿En qué se traduce esto? En una huida de estas situaciones, así como en aislamiento social y puede que incluso en disputas con el entorno más cercano, que suele pedir explicaciones para según qué comportamientos al no lograr entender los mismos.

Viajeros

Además del listado previo, desde la página web U. S. Centers For Disease Control And Prevention, sitio oficial del gobierno estadounidense, señalan también las implicaciones que puede tener para la salud mental de los turistas el choque cultural cuando estos viajan a destinos que lo implican.

Imagen de un aeropuerto.

Imagen de un aeropuerto. Foto de Briana Tozour en Unsplash

Thomas H. Valk, especialista en medicina preventiva, señala en la publicación que en estas situaciones, las personas pueden llegar a sentirse desorientadas en el nuevo entorno y sentir como una especie de reto el simple hecho de enfrentarse al día a día.

En este caso influyen también detalles como la separación de la familia, la barrera del lenguaje o ciertos miedos relacionados con la salud y las amenazas sobre esta.

La parte física

Por otro lado, desde el directorio especializado Psicología y Mente, también señalan las somatizaciones físicas que pueden darse en torno a estos problemas vacacionales. Desde dolores de cabeza, hasta tensión muscular, pasando por desajustes digestivos, dificultad para dormir con los ciclos del sueño y, por supuesto, esa irritabilidad y los cambios de humor que antes se han mencionado y que entran en el plano mental.

Igualmente, es fundamental señalar los factores ambientales como condicionantes, como el calor, los desplazamientos y el cambio de ubicación.

Y, por supuesto, en el caso de que se presenten dificultades, tratarlas de la mano de profesionales que ayuden a superarlas para que no queden estancadas y afloren de nuevo con cada periodo de descanso.