Esta madre de familia hace malabares para hacer las compras semanales.

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Susana, madre divorciada con 2.000€ de sueldo: "Mis gastos son 1.800, solo compro fruta y carne cuando están mis hijos"

A día de hoy, hay muchas familias con ingresos medios que, entre hipotecas, colegios y facturas, viven con la sensación de no llegar nunca a fin de mes.

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Susana Romero se levanta cada mañana con el objetivo de sacar a su familia adelante, está divorciada y es madre de dos niños pequeños.

A primera vista, su sueldo de 2.000 euros mensuales podría parecer suficiente para vivir con cierta tranquilidad, situándose en la clase media. Sin embargo, por desgracia la realidad hoy en día es otra.

"Me considero pobre porque mis gastos fijos son de 1.800 euros", confiesa en su intervención en El programa de Ana Rosa.

Su día a día es una continua lucha por cuadrar las cuentas. "Yo la compra la hago gracias a Dios, aunque todos conocemos el tipo de interés que eso tiene, con una tarjeta revolving de un supermercado", explica.

Y es que a pesar de tener un empleo estable, el coste de la vida, las facturas y los gastos escolares hacen que llegar a final de mes sea casi imposible.

Los principales gastos de Susana son la hipoteca, la comunidad, las facturas de luz, agua y gas, y la ayuda doméstica que necesita por su horario laboral.

"Pago una mujer que viene a despertar a mis hijos porque yo salgo muy pronto de casa y tengo que pagar una persona para que esté dos horas antes de que los niños se tengan que ir al colegio y los pueda dejar en la ruta", cuenta.

A esto se suman los gastos escolares. "El mes pasado, como por desgracia, el colegio al que asisten mis hijos no se adhiere al programa Accede. El recibo de mis dos hijos fueron 1.752 euros", lamenta.

Ante esa cifra, apenas le queda margen para una buena comida o simplemente disfrutar de un capricho.

"Yo sinceramente compro fruta y carne los 15 días que tengo a mis hijos y pescado igual. Cuando no están, tiro de pasta y legumbres, que es lo que me cocino y me dura más días", confiesa.

Susana reconoce que muchas veces sobrevive gracias a la familia. "Llega el fin de semana y vas a donde la abuela que te dé de comer y poco más. Para mí el día 6 ya es final de mes", relata.

Y es que sin ayudas ni subvenciones, su situación refleja la de muchas familias españolas que, pese a tener un "buen sueldo", viven al límite.

"No tengo ninguna ayuda, ninguna. Ni de comedor, ni de libros, ni de un triste campamento urbano, ¿y qué hago con los niños cuando llega Navidad?", concluye.

Pues, pese a todo, cada vez se acentúa más la diferencia entre las clases sociales, hasta el punto de que solo parecen quedar dos, mientras la clase media va desapareciendo.