Mari decidió divorciarse tras 30 años de matrimonio.

Mari decidió divorciarse tras 30 años de matrimonio.

Relaciones

Mari, jubilada, sobre la realidad de su matrimonio: "Me casé con 20 años, me separé con 49 y me fui a vivir con mis padres"

Después de casi treinta años de matrimonio, Mari decidió volver a casa de sus padres, donde descubrió una nueva forma de vivir, de quererse y de empezar.

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Sara C.
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Mirando atrás todo lo que ha recorrido, Mari habla con una mezcla de serenidad y humor sobre su vida.

Su historia es la de muchas mujeres de su generación: casadas jóvenes, con poco margen para elegir y con una idea del matrimonio muy distinta a la de hoy.

Así, esta jubilada hoy habla sin rencor, pero con la claridad que da el tiempo. "Me casé con 20 años, me separé con 49 y me fui a vivir con mis padres", resume con naturalidad, como quien ya ha hecho las paces con su pasado.

Y es que tal y como recuerda en su intervención en La tarde aquí y ahora, en su juventud apenas tuvo opción de elegir. "Yo no sabía, yo me creía que todos los hombres eran buenos y todo como mi padre", afirma segura.

Con esa inocencia se casó muy joven, convencida de que el amor y el deber eran lo mismo. Pero pronto entendió que su matrimonio no sería lo que había imaginado.

"Eso no era una boda, eso era un funeral", afirma con ironía, recordando un día que, aunque para muchos fue una alegría, para ella fue el inicio de unos años más que difíciles.

Durante tres décadas, Mari aguantó más de lo que hubiera querido. Crió a sus tres hijos y trató de mantener una familia unida, aunque por dentro sentía que algo no iba bien.

"Yo llevaba mucho tiempo ya que lo quería dejar y se lo decía: 'mira, cualquier día te voy a dejar porque yo estoy harta de ti'", cuenta recordando la situación.

Sin embargo, no fue hasta que sus hijos crecieron cuando se sintió libre para hacerlo. "Cuando mis hijas ya empezaron a echarse sus novios, la mayor se casó, la otra estaba ya casi casada, el niño ya tenía 20 años, dije, ‘Bye, bye’. Y me fui con mis padres a vivir, pero sin pelea ni nada", relata.

Una decisión que, lejos de ser el final, fue el comienzo de una nueva vida. Y es que un año después conoció a un hombre que le devolvió la ilusión.

"Después de 30 años de casados" conoció a un hombre que le devolvió la ilusión.

Tenía 50 años cuando volvió a enamorarse. "Eso de que con los años se pasa todo, es mentira. Yo parecía que tenía 15 años de lo ilusionada que estaba. Él tenía 16 más, pero estaba muy bien. Estaba muy bien de todo, de alma y de todo", recuerda sonriendo.

Y es que a día de hoy, Mari no sabe si su historia es de amor o de libertad, pero sí que es de valentía. Pues, después de todo, ha aprendido que nunca es tarde para empezar de nuevo.