Flora Ropero y un grupo de jubilados compartiendo piso creados con IA.
Flora Ropero, jubilada con una pensión de 900 euros: "Me piden de alquiler 830 euros, es imposible vivir así"
Los precios de la vivienda están por las nubes y las pensiones, muy por debajo. Ante este panorama, miles de mayores se ven sin alternativa: compartir piso o no poder pagar un techo propio.
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Desde hace años, España arrastra un problema estructural que parece no tener fin: el acceso a la vivienda.
Los precios suben mucho más que los sueldos, la oferta asequible se reduce y la precariedad económica continúa extendiéndose de padres a hijos.
Durante mucho tiempo se pensó que esta crisis solo afectaba a los jóvenes, condenados a compartir piso o a destinar más de la mitad de su salario al alquiler. Sin embargo, ahora también son los mayores quienes están sufriendo sus efectos.
"Es imposible vivir"
Los datos no fallan. Según el INE, el precio de la vivienda se disparó un 12,7% en el último año hasta alcanzar una media de 2.093 euros por metro cuadrado, la cifra más alta desde 2008.
Bajo este panorama se encuentran los mayores de 40 años. Según datos del Observatorio de Vivienda del MITMA, la edad media de quienes comparten piso ha aumentado un 62,9% en apenas cinco años.
Flora es uno de estos casos. Tras toda una vida de trabajo, su pensión de 900 € no le permite acceder a una vivienda propia.
Es por ello que se ha visto obligada a compartir piso con una amiga para poder vivir "decentemente".
"El alquiler de este piso cuesta 839 euros y más o menos recibo 900 euros de pensión. Tengo una pensión de 900 euros. Me viene justísimo, por no decir que es imposible vivir así", explicaba Flora al reportero de Directo al grano.
Ante esta dura situación, la mujer se ha replanteado mudarse de las islas Baleares a la Península en caso de que "no haya otro remedio".
Asegura que en la Península, la vivienda es mucho más barata que en las islas.
Flora no es el único caso. Jorge, con 73 años, confiesa que "vivo con tres abuelos más", porque conseguir un alquiler "más o menos razonable, es poco menos que imposible".
Pensiones diminutas para alquileres exorbitantes
Historias como la de Flora ponen rostro a una nueva realidad: la de los mayores que, tras toda una vida de trabajo, ya no pueden pagar un piso por su cuenta.
En ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona, los precios se han vuelto imposibles: 1.200, 1.600 o incluso 2.200 euros al mes por una vivienda media, según los portales inmobiliarios.
Y si uno busca lo más 'barato', lo que aparece son estudios de apenas 30 o 40 metros cuadrados.
Mientras tanto, las pensiones se quedan cortas. La pensión media de jubilación apenas roza los 1.509 euros mensuales, y la pensión media del sistema se queda en 1.309 euros, según la Seguridad Social.
Pero cientos de miles de jubilados viven con mucho menos: con pensiones que rondan o pasan por los 500 u 800 euros al mes.
Con estos ingresos, alquilar un piso en una gran ciudad se ha vuelto un lujo inalcanzable. El acceso a la vivienda es hoy uno de los principales problemas sociales y económicos del país.
Ni los topes al alquiler, ni las ayudas al arrendamiento, ni los programas de vivienda protegida están logrando romper un mercado tensionado, con mucha demanda y poca oferta.