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Mario Alonso Puig es un estudioso del ser humano, desde el estómago (ahí donde anidan los traumas y las pasiones, ahí donde agarra el sembrado raro de los sentimientos y los instintos) al cerebro, donde les intentamos dar un carril, un camino con sentido.

Ejerció como médico especialista en cirugía general y del aparato digestivo durante 25 años en hospitales de Estados Unidos y de España. Cuenta que tratar constantemente a pacientes en situaciones tan extremas le permitió acceder a un conocimiento profundo de las personas. También somos los límites de nosotros mismos.

Ya hace más de veinte años que se centra en esto: en la investigación, en la docencia, en el desarrollo de los talentos de los otros. ¿No nos merecemos todos una buena vida? ¿No es eso a lo que tenemos que aspirar? Su éxito es atronador. Mueve legiones de feligreses.

Conversamos con el hombre que nos conoce por dentro sobre las mujeres de su vida. Y sobre las costuras femeninas que aprietan y cuidan el traje del mundo.

La primera pregunta siempre es sobre la primera mujer de nuestra vida, de la vida de todos: nuestra madre. ¿Cómo es o era la suya, cómo era su carácter? ¿En qué se parece y se diferencia de ella?

Mi madre fue una persona de extraordinaria entereza en momentos de grandísima dificultad, una mujer que supo salir adelante con fuerza, con determinación y con perseverancia. Tanto que la apodé ‘Madre Coraje’. Es un verdadero ejemplo.

Era una mujer muy cercana a su familia, muy volcada en su familia. Mi madre era muy sensible. Yo también lo soy. De ella también tengo la firmeza cuando quiero conseguir ciertas cosas.

Mario Alonso Puig llamaba a su madre 'Madre Coraje'. De su padre recuerda que era un intelectual.

Mario Alonso Puig llamaba a su madre 'Madre Coraje'. De su padre recuerda que era un intelectual. Cristina Villarino.

¿Cómo fue su crianza? ¿Qué tipo de niño era Mario Alonso Puig? ¿Qué fue lo más importante que su madre le enseñó y qué es lo que no aprendió de ella?

Yo tuve unos excelentes padres, con lo cual no experimenté afortunadamente ningún tipo de abuso o de maltrato. Siempre sentí un gran cariño por mi padre y por mi madre, mi crianza se desarrolló en un entorno amable.

Quizás en aquella época las mujeres no tenían tanto protagonismo intelectual. Mi padre sí era un intelectual, un académico, y escucharle era una delicia. Mi madre, en ese sentido, opinaba menos, pero no porque mi padre la bloqueara, sino porque mi padre tenía una extraordinaria capacidad de comunicar y atraer en su discurso.

Lo que no aprendí entonces, pero sí aprendí después, es la importancia de poder aportar algo, de dar tu perspectiva de las cosas, aunque tengas frente a ti a un coloso de la comunicación. Toda opinión, toda reflexión propia, todo pensamiento sustentado en las vivencias personales tiene un gran valor.

Usted nació en 1955 en Madrid. ¿Cómo recuerda los veinte primeros años de su vida como un joven varón español en el mundo? ¿Cómo era entonces la mirada hacia las niñas, hacia las muchachas, hacia las mujeres? En esa España, en ese momento social.

Yo siempre sentí, desde jovencito, una gran atracción por las niñas. Lo que ocurre es que tenía una gran timidez y no me era fácil entablar conversación con ellas.

Todo cambió a eso de los 29 años, cuando tuve la fortuna de compartir clase con ellas, y había algunas verdaderamente brillantes, con capacidades admirables para asimilar conceptos complejos.

Me llevaba excepcionalmente bien con ellas: por una parte sentía atracción, claro, pero por otra parte experimentaba una gran admiración hacia ellas, por ser mucho mejores que yo, por ser estupendas estudiantes.

“Me gusta bastante Ángela Merkel: una mujer con gran mesura que no se alteraba en momentos complicados. Tenía presencia”

¿De qué manera estamos marcados por las mujeres de nuestra familia: por nuestra madre, por nuestra abuela? Sé que en los manuales de Embriología se dice que a partir del quinto mes de gestación de la primera generación (es decir, la de la abuela) ya se comparte un mismo entorno biológico con la segunda y la tercera (equivalente a la madre, y a nosotros mismos). ¿Cómo nos influye eso?

Las dos figuras más importantes en la vida de un niño son sus padres. Lo que sucede a veces es que la figura de uno de los padres está ausente, porque haya fallecido o por un trabajo que le impide pasar poco tiempo con los niños. Ahí surge la figura de los abuelos, que es excepcionalmente relevante.

Ellos son la base segura, y son importantes en su crecimiento físico y anímico, que tiene mucho que ver con sentirse protegido en las fases iniciales de su vida. Esa seguridad, esa acogida, ese cariño, esa aceptación de los padres y de los abuelos marcará la vida del niño.

¿Y ahora? ¿Qué cree que ha cambiado en las últimas décadas? ¿Le parece que aún vivimos en una sociedad machista? ¿Cuando se percató por primera vez de esa desigualdad? Pienso en Aristóteles, que negaba que las mujeres tuviésemos alma… y en todo lo que vino después.

"Siempre sentí, desde crío, una gran atracción por las niñas, pero era muy tímido y no me era fácil hablar con ellas"

El entorno en el que yo he vivido nunca ha sido machista. Yo aprendí el respeto que toda mujer merece porque lo viví en mi casa y mis hijos lo han vivido en la relación que hay entre Isabella y yo.

Ahora, dicho esto, no cabe duda de que en muchos lugares del mundo sigue habiendo una mirada hacia la mujer que para nada es adecuada: no se la mira con el respeto y la igualdad que merece. Sucede menos cada vez, afortunadamente, y en mi entorno directamente no sucede. Mi equipo está copado por mujeres, en un porcentaje muy alto.

¿Cómo se explica la misoginia? ¿Por qué hay hombres que temen o desprecian a las mujeres?

Detrás de esto hay traumas infantiles. No entiendo que una mente que opera de una forma equilibrada caiga en la minimización de la mujer por el hecho de ser mujer. No lo entiendo.

Lógicamente, para mí hay traumas, dolores internos que explican la misoginia pero no la justifican.

También sucede que hay personas que para sentirse más fuertes tienen que rebajar o reducir a alguien. Hay hombres que lo hacen con mujeres: minimizan la importancia de la mujer con la que están hablando o con la que están saliendo para emerger ellos.

La pintora favorita de Mario Alonso Puig es la norteamericana Georgia O'keeffe.

La pintora favorita de Mario Alonso Puig es la norteamericana Georgia O'keeffe. Cristina Villarino.

Hablemos de las mujeres que más le inspiran en distintos ámbitos. Primero: su escritora favorita y un breve comentario de por qué.

Me gusta mucho Karen Armstrong. Es una mujer que escribe de temas fascinantes, de historia, de religiones, de naturaleza… y admiro a Mónica Caballé, española, doctora en Filosofía. Es una mujer que escribe con mucha claridad y enorme profundidad.

Cantante o música favorita.

¡Tina Turner! Me encanta su fuerza. Sufrió tanto… y a pesar de eso llevaba a donde fuera su energía, su pasión, su alegría. Es admirable y conmovedor.

Su artista favorita.

Me gusta mucho la pintora norteamericana Georgia O’Keaffe, con sus flores y sus paisajes de Nuevo México.

"Mi personaje histórico femenino es la Virgen María: fue capaz de abrir su alma y mente a lo que era inexplicable, y en plena dominación romana”

Su política favorita.

Me gusta bastante Ángela Merkel, me gustó bastante en un momento difícil: me parecía una mujer con una gran mesura que no se alteraba en momentos complicados. Y era una mujer con gran presencia. Ningún ser humano puede ser perfecto, claro, pero tuvo un papel importante en Europa.

Personaje histórico femenino favorito.

La Virgen María. Hablamos, históricamente, de un momento muy difícil, en plena dominación romana: y ella fue una joven que fue capaz de abrir su alma y su mente a algo que en aquel momento le era inexplicable, y dio a luz a quien muchos de nosotros consideramos el salvador.

Ella sufrió los mayores dolores y angustias, y para mí es un ejemplo de la grandeza de una mujer.

Hablé con Arsuaga (creo que se aprecian bastante entre ustedes) de que no hay diferencias sustanciales entre el cerebro del hombre y de la mujer, pero sí hormonales. ¿Cómo nos afectan a las mujeres las hormonas, cómo intervienen en nuestra vida, qué hacer para ‘gobernarlas’?

Yo admiro y aprecio al profesor Arsuaga, y no soy quién para decir algo diferente, pero sí añadiría que a nivel cerebral hay algunas diferencias entre el cerebro del hombre y el cerebro de la mujer. Por ejemplo, el cuerpo calloso, que es la estructura que conecta los dos hemisferios, y es más grueso en la mujer que en el hombre.

El cirujano, conferenciante y escritor cree que la mujer tiene mejores dotes respecto al lenguaje no verbal.

El cirujano, conferenciante y escritor cree que la mujer tiene mejores dotes respecto al lenguaje no verbal. Cristina Villarino.

¿En qué se traduce eso?

En que la comunicación del cerebro y es más intensa y más continua en la mujer que en el hombre. La corteza cerebral del hemisferio izquierdo es más gruesa en la mujer que en el hombre, por eso ella tiene capacidades lingüísticas más desarrolladas.

Las amígdalas, y los núcleos situados en los lóbulos temporales del cerebro, es más gruesa en la mujer que en el hombre…

La mujer es capaz de captar con más finura y precisión que el hombre cambios gestuales de la gente y lenguaje no verbal, que es lo que expresa la situación afectiva de una persona. Se da cuenta de cuándo está incomodando un comentario: el hombre no, al hombre le cuesta más verlo.

"Sí hay diferencias entre el cerebro del hombre y de la mujer: ellas tienen mejores capacidades lingüísticas y mejor lenguaje no verbal y gestual"

¿Existe la intuición femenina?

Claro. Es un saber sentido. Es un conocimiento que no viene del intelecto, sino que viene de un lugar más profundo, y por supuesto que sí. Los núcleos amigdalinos, como te decía antes, hacen que una mujer pueda captar algo de otra persona: eso no le gusta pero no puede definir qué es con palabras. Es una parte inconsciente del cerebro.

¿Es cierto que la mujer ‘se lleva’ mejor con los sentimientos que el hombre, o ha estado más educada o alineada hacia ellos? ¿Eso está cambiando? Ha habido un imperativo social doloroso para el hombre basado en el “no llores”, “no muestres tus sentimientos”, “eso es síntoma de debilidad”… ¿cómo valora la relación actual de la mujer y del hombre con el mundo de la sensibilidad y los afectos?

Si bien es cierto que tanto hombres como mujeres tenemos neuronas espejo, que son neuronas importantes en todo lo que tiene que ver con otras personas y con la capacidad de leer mejor el estado afectivo del de enfrente.

Pero la mujer tiene más predisposición y más empatía para captar al otro, lo ve más fácilmente, tiene una conexión afectiva superior, cosa que es un arma de doble filo: la mujer queda tan cercana al estado afectivo de la otra persona que puede quedar atrapada en la tristeza ajena. No sólo siente esa tristeza, sino que la enreda. Tiene disposición de ayudar, pero corre riesgos de conectar tanto que quede atrapada en ese sentir.

¿Qué es la seducción?

Tiene dos tipos de lecturas. La primera es la sensación de atracción intensa hacia una persona. Fisiológicamente se produce la liberación de varias hormonas: la más importante es la dopamina.

Te anticipa una recompensa. Es un neurotransmisor, una sustancia que de alguna manera está conectada a la ilusión, a las ganas de que algo suceda. Luego está la oxitocina, que es el neurotransmisor del encuentro, de la conexión con el otro.

También se libera adrenalina, que se traduce en excitación: se acelera el corazón, cambia el patrón respiratorio… es como si una llave encajara en una cerradura. Sucede rápidamente a veces, y otras veces hace falta tiempo para que las personas se vayan conociendo: se hacen amigos y un buen día algo se activa.

Mario Alonso Puig nos disecciona la seducción y sus secretos químicos.

Mario Alonso Puig nos disecciona la seducción y sus secretos químicos. Cristina Villarino.

¿Cómo cree que distingue uno a la mujer de su vida, a su gran amor, a su alma gemela?

En primer lugar, hay que entender que tiene que haber un componente emocional en toda relación. Si no sientes ese punto de seducción hacia esa persona, es difícil pensar en ella como en tu pareja. Otra parte tiene que ver con el intelecto.

La seducción puede ser muy engañosa si sólo te dejas llevar por el mundo afectivo. Es el mundo racional el que te da advertencias de que esa persona, por ejemplo, no tolera cosas que para ti son importantes. Lo ideal es equilibrar el elemento racional con el emocional, si no, uno puede elegir una pareja que no sea la adecuada.

¿Cómo ha cambiado su forma de entender el amor desde que era un adolescente hasta hoy?

Mis padres estuvieron casados más de 50 años, y vi un respeto del uno hacia el otro excepcional, siempre una gran admiración. Jamás vi a mi padre criticar a mi madre, ni al revés. Podían tener algún momento de enfado, pero mi padre no me decía “hay que ver cómo es tu madre”, ni nada por el estilo.

Entendí en ellos un amor que iba más allá de la atracción física, que era resistente al tiempo y que por supuesto no puede convertirse en una receta. Pero me hizo confiar, desde pequeño, en que había amores que podían aguantar el paso del tiempo. Yo he encontrado a una mujer como mi padre encontró a mi madre.

¿Cuáles son los síntomas amorosos que experimentó usted al conocer a su esposa Isabella? ¿Cómo supo ‘que era ella’? ¿O eso es algo que se va sabiendo…?

Cuando la vi por primera vez, sentí una atracción extraordinaria hacia ella. Me quedé verdaderamente prendado. Y a medida que la fui conociendo viví distintas etapas. Hubo una primera etapa en la que ella no estaba muy por la labor, estaba enfocada en sus estudios y no veía lo de salir con un chico 10 años mayor que ella.

Pasó un tiempo en el que no supimos nada el uno del otro. Pero transcurridos unos años, por una de esas sorprendentes casualidades de la vida, volví a conectar con ella a una velocidad extraordinaria.

"La mujer tiene más empatía que el hombre, y eso es un arma de doble filo: puede quedar atrapada en la tristeza ajena"

¿No es el quién, sino el cuándo?

Sí, el amor depende del momento en el que tú estás. Una persona te puede generar un impacto, pero eso es distinto a pensar que te va a acompañar el resto de tu vida, aunque esa sea tu ilusión. Ortega y Gasset decía que no somos participio, somos gerundio: no estamos hechos del todo, nos vamos haciendo. En ese proceso de hacerse, uno va descubriendo cosas de la otra persona y de uno mismo.

¿Cómo es ella, de qué forma se acompañan? Creo que la conoció con 17 años. Es un amor precioso y sólido. 

Isabella es una mujer con tantísimas virtudes que hay que buscar mucho para encontrarle un defecto. Es una mujer entregada, generosa, sumamente inteligente, con una capacidad de esfuerzo excepcional, con alegría vital y un sentido común fascinante.

¿Por qué cada vez es más difícil encontrar a alguien para toda la vida?

Porque cada vez tenemos menos capacidad de aguante. Nosotros, como pareja, hemos pasado momentos mejores y peores, claro, una vida tiene momentos de dificultad que pueden hacer que todo se tambalee si el vínculo no es lo bastante fuerte.

Lo hemos sorteado todo porque nos une un profundo amor y respeto. Uno, hoy día, exige a su pareja que le haga feliz, “quiero que me hagas feliz, quiero que seas como yo quiero”, o sea, no dejas a la otra persona ser como ella es, y de ahí vienen muchos fracasos.

Mario Alonso e Isabella tienen tres hijos en común a los que educan con el ejemplo.

Mario Alonso e Isabella tienen tres hijos en común a los que educan con el ejemplo. Cristina Villarino.

La gente no se conoce y llega la luna de miel y aparecen cosas de tu pareja tan tremendas… en el viaje más extraordinario de tu vida. Ahí ha habido una gran falta de conocimiento, de estar juntos, antes de tomar una decisión tan importante.

Creo que tienen tres hijos juntos. ¿Cómo se educa a personas libres y felices?

Nuestros hijos van a aprender más de lo que ven de nosotros que de nuestros discursos, pero buscamos siempre la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Hablar es extraordinariamente importante para mantener a una familia unida. Nosotros pasamos mucho tiempo hablando, cuando comemos, cuando cenamos, viajamos con frecuencia juntos, visitamos distintos sitios del mundo juntos… así se cuidan los vínculos.

¿Qué es la belleza, dónde la encuentra?

Hay una belleza objetiva y una belleza profundamente subjetiva. En filosofía se dice que la belleza está en la forma de mirar. Hay una mirada superficial y hay una mirada profunda. Hay una corriente japonesa llamada Wabi-sabi y que acepta la belleza imperfecta y fugaz. En una taza de café, por ejemplo, no glamourosa.

Pero la belleza profunda, la esencial, la interna, depende del observador. Hay observadores sagaces que son capaces de ver esa belleza oculta más allá de la apariencia. Y siempre está. Pero no todo el mundo la puede ver.

"Hoy día, la gente exige a su pareja que la haga feliz, que es como decir ‘quiero que seas como yo quiero’, y no le deja ser quien es. De ahí vienen los fracasos”.

¿Nos hemos vuelto locos (locas, en lo que a esta entrevista se refiere) con la cirugía estética? ¿Cómo dominar la obsesión por la belleza canónica y por la juventud? ¿Pensamos que seremos más queridas o más deseadas conforme nos volvamos más artificiales y presuntamente canónicas?

Soy respetuoso con las personas que eligen el camino de la cirugía estética. En general, una persona tiene que cuidarse, no por los demás, sino por uno mismo, pero también tiene que aceptar el paso de los años. Depende del peso que se le dé a cada cosa.

Todos vamos a cumplir años, y nuestro rostro va a cambiar, con o sin cirugía estética. Podemos prolongar un aspecto determinado hasta cierto punto. Llega un punto en el que ni la cirugía puede hacerlo. Vernos mejor puede ayudarnos a estar mejor, pero eso no debe implicar que el quererse a una misma dependa de tener un aspecto más o menos juvenil.

Eso llevaría a experimentar un sufrimiento imposible. Valoremos la belleza interior. Vayamos más allá de la arruga.

"Hoy día, la gente exige a su pareja que la haga feliz, que es como decir ‘quiero que seas como yo quiero’, y no le deja ser quien es. De ahí vienen los fracasos”

¿Qué puede aprender de sí misma una mujer escuchando o atendiendo a su estómago, segundo cerebro?

Aquí no haría distinciones entre hombres y mujeres: no cabe duda de que el tubo digestivo recibe información y la manda al cerebro intercraneal muchas veces en forma de intuición.

Hombres y mujeres necesitamos escuchar más a nuestro cuerpo, porque tiene cosas que decirnos. Pero hemos desconectado del cuerpo y hemos ignorado su rara y extraordinaria sabiduría, sus intuiciones profundas.

Pienso en Candace Pert, una mujer estupenda que conocí en Los Ángeles hace años, una grandísima investigadora. Ella dice que el cuerpo es el inconsciente, porque el cuerpo tiene grabadas en la memoria las experiencias que hemos tenido a lo largo de la vida. Puede suceder que emerjan intuiciones profundas de una cosa que te pasó hace tanto…

¿Existe el destino? ¿Estamos ‘conducidos’ o ‘abocados’ o ‘predeterminados’ hacia un lugar en el mundo?

Creo que estamos influidos por muchas cosas: por nuestra crianza, por nuestra cultura, por el entorno físico en el que vivimos… no estamos determinados, pero sí estamos influidos, estamos inclinados en una dirección. El ser humano es libre. No es libre del todo, pero sí en lo fundamental: él toma las decisiones que cambian su destino.