
La economista venezolana Rosana Sosa es experta en anticorrupción y blanqueo.
La economista venezolana Rosana Sosa, experta en fraude: “España empieza a verse como un país con riesgo"
Luchar contra la corrupción bancaria —y proteger a su familia— fueron los motores de esta economista de origen venezolano para dejar atrás su país.
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A Rosana Sosa le gusta citar a Bertolt Brecht cuando escribió que “el regalo más grande que les puedes dar a los demás es el ejemplo de tu propia vida”.
En esta conversación, y también en su reciente autobiografía titulada Memorias de una venezolana en el exilio (Ed. Chronos), habla sin tapujos de su natal Venezuela como “un país en ruinas” del que tuvo que escapar “para buscar una vida mejor”.
Especializada en delincuencia financiera y el fraude, esta economista relata que vivió en primera persona el cambio de su país y demostró que la ‘triangulación cambiaria’ era un delito. “Lo que puede parecer más difícil de entender es que un Estado atente contra sí mismo”, explica, “se supone que un Estado debería preservar los activos, no destruir un país”.
“Yo era vicepresidenta de riesgo del banco más importante de mi país. Me llamaron desde la Academia, porque formaba parte del Consejo de Economía nacional, para que desde la buena praxis se fomentaran las exportaciones no tradicionales”, añade.
“Cuando el Ministro de Industria y comercio decidió ‘bolivarizar’ la deuda, vi que aquello representaba una quiebra bancaria. En ese momento convoqué una junta extraordinaria".
"Afortunadamente, toda la junta votó a favor de negar la 'bolivarización', y entonces me despidieron del banco”, relata. Huyendo de esa situación, escribe que se encontró con más irregularidades en España. “Eso, sumado a lo que vino a continuación, desató mucha violencia contra mí y sucedió todo lo que pasó que narré en el libro. Esa experiencia me marcó, nunca más pertenecí a ninguna función pública”, confiesa.
Una autobiografía al límite
Su autobiografía comienza justo en el momento en que sale de su país….
Sí, quería narrar la vivencia de la expatriada, porque el migrante siente mucho dolor en el corazón y yo quisiera llegar a otras conciencias para que se pongan en el lugar de lo difícil que es ser migrante.
Migrar cuando buscas oportunidades, si es una decisión, es más fácil que hacerlo porque tu país está destruido y no te queda otro remedio. Me gustaría generar conciencia colectiva por el migrante que llega desplazado por una dictadura o una guerra, elevar esa sensibilidad social.
¿En qué año comienza a destruirse su país, como usted afirma, Venezuela? Cito literalmente que las causas fueron ‘inversiones mal diseccionadas y un pésimo manejo de los recursos’…
Cuando se politizan las decisiones económicas. Después del paro petrolero y el intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002. Aquello generó un vuelco para el control del poder político de todas las instituciones.
Se comenzó a destruir la legitimidad de las instituciones desde 2004. La destrucción de las finanzas públicas de un país puede destruir una nación, diez millones de personas nos fuimos por eso.
Se controlaron los medios de comunicación, el poder judicial y las instituciones del Estado y comenzó una lucha por preservar el poder. Como era un país rico, con unas inmensas reservas petroleras, tardó en palparse la gran crisis, que llegó en 2014. En 2016 decidí venirme, era ‘invivible’.
¿Puede especificar qué significó exactamente el término que usted usa, ‘invivible’?
Invivible significa caótico, crítico. Que llegues a casa y no haya agua ni luz; llegues al supermercado con filas inmensas y no haya azúcar o leche; vayas a la farmacia y no haya medicinas. Despertarte a las cinco para buscar camiones cisterna y suplicar que te llenen garrafas para tener agua para tus hijos. No se puede vivir así.
Su marido falleció, ¿por qué decidió venir a España y no a otro país?
Mi esposo era español de nacimiento, hijo de dos españoles en los años 60, de origen extremeño, de Malpartida de Cáceres. Y mis hijos también lo son y por eso era más fácil. Me planteé Estados Unidos, pero España me facilitaba los documentos.
Contra los delitos financieros
¿Cuál es la práctica que usted demostró fraudulenta?
Yo demostré que la ‘triangulación cambiaria’ es un delito financiero. El grupo de antiblanqueo español, que trabaja contra la delincuencia financiera en este país, me dijo que solo faltaba eso para cerrar varios expedientes, que el aporte que hice fue vital.
¿Qué consecuencias tuvo eso para usted?
Que atacaran a mi hijo, que le persiguieran para darle golpes. Me interceptaron las redes, me mandaron imágenes, yo colapsé psicológicamente. Tuve que sacarlo del país. La unidad de delincuencia financiera vino a mi casa para poder ir al juzgado.
¿Actualmente cómo se encuentra?
El CNI me cuidó durante mucho tiempo. Una vez que salí del juzgado, el fiscal anticorrupción me dijo que tenía riesgo de linchamiento. Han pasado ya años y escribí el libro porque yo quiero dejar constancia. Me han dicho en la fiscalía que cualquier cosa que me suceda ya se sabe de dónde viene. El haberlo hecho público me protege.
En su libro relata que posteriormente tuvo un desengaño sentimental en España que estaba conectado supuestamente con la misma forma de triangulación…
Fue muy duro. Soy una persona que no he perdido la fe en el ser humano, para mí fue una decepción brutal. No me di cuenta sino hasta avanzada la relación cuando este señor me mandó un documento para que le ayudara a hacer un análisis financiero. Solo en ese momento me di cuenta.

Portada de 'Memorias de una venezolana en el exilio'. D.R.
¿Y qué ocurrió entonces?
Él me ignoró. No quiso tener nunca más comunicación. Cuando nos vimos en el juzgado me dijo que me fuera de su vista. Siempre me pregunté qué tipo de relación hubo en verdad, si había sido parte de los personajes para su negociación o si hubo un afecto personal.
¿Cómo se siente ahora?
Me ha servido de mucho, me siento más fuerte. Después de este segundo episodio estudié un máster en antiblanqueo de capitales y gestión de riesgo en España, finanzas públicas en el FMI y un programa para ser Consejera en las juntas de administración en España.
Ahora soy una experta en riesgo y anti blanqueo, finalmente, soy docente y sigo escribiendo en prensa internacional. Me siento con solvencia moral y creo que puedo aportar mucho a la buena praxis, los negocios internacionales deben tener legitimidad y ética.
¿De dónde cree que viene su fuerza?
Mi pilar han sido mis padres, mi educación. En parte la resiliencia me viene por estudiar música. Una educación católica. Yo creo en Dios, soy creyente católica y siento que fue la divinidad la que me protegió. No soy materialista.
Puedo disfrutar de las cosas que no son materiales. Esa es mi fortaleza, la capacidad de defender mis principios por encima de todo, incluso mi vida. Y eso para mí es la libertad.
No solo hay que tener el conocimiento técnico para denunciar este tipo de delincuencia financiera, sino además muchos valores, yo era la persona exacta para eso. Cosas de Dios, quizás.
Con su aprendizaje, ¿diría que hay alguna manera para identificar el riesgo de una operación internacional?
Sí, en antiblanqueo indicadores que se determinan elementos e indicadores. Tenemos una normativa, unos pasos a seguir, hay que identificar el emisor o la raíz primaria de quien emite la transacción.
Hay que comprobar el origen de los fondos: cuando está muy diversificado hay riesgo. Luego hay que distinguir y definir todos los integrantes de una trama, todos los pasos que se dieron y establecer un mapa del recorrido del dinero original hasta la ubicación final de esos fondos.
¿Y de España, qué opina?
Latinoamérica es un componente muy riesgoso desde el punto de vista de los movimientos políticos y la periodicidad de los mandatos, la falta de constancia en las políticas públicas y las dictaduras en el poder.
Estar dentro de la UE sugiere que el riesgo es menor; sin embargo, lo que está sucediendo, la coyuntura actual cambia el riesgo-país para España.
¿A qué se refiere?
Se ha elevado el riesgo porque ha habido acciones en las que se puede identificar intervención y la fragmentación en las decisiones de políticas públicas, también en medios de comunicación, se ha politizado la función pública.
Esto hace que España empiece a verse ahora como un país potencialmente riesgoso.