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¿Saben ustedes que el hombre del tiempo nunca usa paraguas? ¿No les parece poético? Roberto Brasero es un caso. Le gusta ese privilegio de no hacer nada durante cinco minutos mientras se espera a que escampe: esa pausa melancólica el mundo la entiende y la avala. También disfruta de caminar bajo la lluvia fina. Y de observar las gotas derrapar por el cristal de casa mientras lee. En los días de sol, hace paella para su gente, para sus hijos, para su esposa. Su especialidad es el arroz con secreto.

Digamos que Brasero, además de nuestro viejo amigo, de nuestro gesto amable y meteorológico de confianza de décadas, es un hombre que vive intensamente, sin chubasqueros ni gafas de sol vitales, atravesado siempre por el amor y el clima.

Recuerda perfectamente las temperaturas de los días importantes de su vida: cuando era reportero y Bea, su mujer, era cámara, y salían juntos a cubrir sucesos y Asambleas… cuando se fueron a vivir a la misma casa e hicieron una fiesta en pleno verano con amigos… cuando se casaron y al salir del baile, a las y pico de la madrugada, jarreaba que daba gusto, y no le importó en absoluto.

Con Beatriz, el tiempo que le obsesiona es el del reloj. Pasarlo todo, todo con ella. Seguir riéndose como antes, como siempre.

Ya lo dice su canción favorita, un auténtico himno de Los Planetas: “Qué puedo hacer si después de tanto tiempo no te dejo de querer”. ¡Es que también es indie! Una caja de sorpresas, este caballero. ¡Y estuvo de copas en la juventud con Gwyneth Paltrow en Talavera de la Reina…! ¿Qué es lo que no le ha pasado a este hombre?

Vídeo | Roberto Brasero: “Un mito erótico con quien podía haber habido algo y no lo hubo fue Gwyneth Paltrow: fuimos amigos y salíamos de copas en Talavera” Laura M. Mateo

Acaba de publicar Pequeña historia del clima (Espasa), un encantador libro ilustrado, muy didáctico, para vencer al miedo con conocimiento. Hablamos de las mujeres que han marcado su ratito en el planeta Tierra. Hablamos de seducción, de mitos eróticos, de ser padre de tres hijas, de ser hijo de Felicidad… y de un poema de Lope de Vega que, para él, resume el amor.

Felicidad Hidalgo García. 94 años. Tu señora madre.

¡Fue su cumpleaños el otro día! Nació un 17 de abril. A mi madre la descubro cada día. Me sorprende. Parecía tener una vida muy callada, como tantas mujeres de su generación, siempre detrás de un marido… pero pasa el tiempo y ves claramente cómo ella ha soportado todo el peso de las cosas, aunque fuera él quien tuviese nómina y llevase el dinero a casa.

Tu padre era guardia civil y vivíais en un cuartel.

Sí, mi padre trabajaba de patrulla de servicio. 24 horas en muchas ocasiones. Y mi madre hacía posible la vida cotidiana de una familia con cuatro hijos, y ha tenido una vida fabulosa, y después con sus nietos y con sus bisnietos. Eso es lo que conocemos. Pero yo ahora descubro muchas cosas de ella, por mis hijas, que le preguntan por sus idas de joven, o de niña.

Mi madre se crió con su abuela. Eran los años treinta. Luego entraron en la Guerra Civil. Ay… la abuela Raimunda y el abuelo Tomás, que era maestro. Mi madre fue niña en un pueblo, y antes en los pueblos sólo había una escuela y allí iban las niñas y los niños de todas las edades a dar clases, porque en el pueblo había 12 niños y tampoco podían diferenciar mucho.

Y claro, el maestro era el abuelo de mi abuela, Tomás. Pues cuando se ausentaba el hombre de la clase, era mi madre quien se ponía con 11 años en la pizarra y mandaba deberes a los niños que a lo mejor tenían 14 o 15. ¡Eso me impactó!

Retrato del periodista y presentador del tiempo.

Retrato del periodista y presentador del tiempo. David Morales

Ahí estaba ella. Con su autoridad.

Sí, sí, yo le decía: “Mamá, ¿cómo has sido capaz de hacer eso? Veo a esta mamá sencilla, humilde, discreta… la que yo he conocido… y con 12 años eras capaz de ponerte delante de esos gamberros y apretarles las tuercas” (ríe).

El año pasado quisieron hablar con ella en el programa de Sonsoles, porque hicieron un especial de personas mayores, Hablando en plata. Yo le pregunté si ella quería y pensaba que me iba a decir “hijo, déjate de líos”, y me dijo “pues vale, si tienen que venir aquí les atenderemos bien a los señores de la televisión”.

Y fueron, y ya sabes cómo son estas cosas, que todo se atrasa y empieza tardísimo… pero ella se puso delante de la cámara con una frescura de cabeza y una presencia que… me emocionó, no sé. Le dije: “Mami, ya sé por qué estoy yo en la tele. Ya sé de dónde vengo”. Es mi referente. Roberto Brasero Hidalgo.

Naciste en el año 71 en Talavera de la Reina. ¿Cómo era ser niño español en aquella época? ¿Cómo mirabas a las niñas?

Mi infancia la recuerdo como un período de felicidad absoluta. Hubo momentos malos, pero no tuve grandes tragedias, afortunadamente. Mi padre falleció cuando yo ya tenía 50 años. Eso es un lujo. No he tenido el palo ese que puede ser para un niño perder a sus seres queridos. Me crié en el cuartel de la Guardia Civil con mi pandilla.

¡Hijo del Cuerpo!

Sí. Yo soy hijo del cuerpo. Se formaba una comunidad. Teníamos nuestro sitio para jugar, pero también había momentos duros en los que convenía no salir… nuestro patio de juegos era el patio interior del cuartel. Yo era feliz e inconsciente. Eran los años del plomo.

También fui feliz con las niñas. Tuve amigas desde preescolar, aunque en mi colegio no había, sólo había niños. Pero cerca había otro que llevaban unas monjas, con niñas, y eran nuestras amigas. Las recuerdo. Ese primer amor con seis años no lo olvidas nunca.

¿Quiénes eran tus ídolos? ¿A qué hombres querías parecerte?

A los futbolistas. Y a los toreros. En ese mundo eran ellos quienes copaban la popularidad. Pero yo soñaba más con contar cosas… admiraba a Matías Prats, fue un modelo para mí. Y a los astronautas, porque me pilló la efervescencia de ese primer viaje a la luna.

¿Cuáles fueron tus mitos eróticos de la juventud?

Andie MacDowell. La actriz. Envidié a Bill Murray en aquella película, Atrapado en el tiempo. Y bueno, todos los adolescentes estuvimos enamorados de Maribel Verdú. Era maravillosa, lo es, y además es que podía haber sido amiga nuestra, ¿no?

La identificabas con una amiga tuya que te pudieses encontrar en el barrio, y tomar unas copas… y encima era española. Un gran mito. Bueno, hubo una con la que podía haber habido algo… y no fue… Gwyneth Paltrow.

¿Cómo?

Desafortunadamente, no pasó nada. Pero era amiga, salíamos a tomar algo cuando ella estaba de intercambio en Talavera, en un pueblo de al lado… sí. Salíamos de copas los amigos y ella se venía.

¿Intentaste ligar con ella?

Aseguraría que no, pero creo que ella conmigo tampoco, que ya es triste (ríe). Íbamos a tomar cervezas y a bailar, yo recuerdo pasarlo muy bien. Y en ese momento no era la actriz famosa que todos conocemos… pero tenía un aura, y una enorme belleza.

Es muy dulce.

Sí. La recuerdo perfectamente. Ella allí fue feliz, lo cuenta siempre, llama a esa familia que la acogió “su familia de Talavera”. Ahora mi mujer tiene la idea de ponerle películas antiguas a nuestros hijos.

“Antiguas son las nuestras, las de nuestra época”, le digo yo. Pues les encantó Forrest Gump, Misión Imposible… y Shakespeare In Love, donde ella está maravillosa. Y cuando acabó dijo mi mujer: “¿Sabéis qué? Papá la conoce”.

Qué fuerte. Tus hijos flipando, ¿no?

(Ríe). Sí, sí, pero con normalidad, es una historia bonita que contar, tampoco nada especial. Me tomé unas cañas con ella.

Roberto Brasero posa para Magas.

Roberto Brasero posa para Magas. David Morales

¡Ese es el sueño americano!

Ella era la americana, nuestra novedad, y alegró alguna noche talaverana dentro de esa rutina… es lo bueno, ¿no? Aunque parezca lo mismo, la rutina y el día de la marmota, siempre hay algo distinto en cada día y por eso hay que estar ahí.

Cuando doy el tiempo pasa lo mismo. Puede parecer que siempre es igual, pero no es igual. Ocurre algo que lo puede hacer distinto y hay que estar ahí para vivirlo y para disfrutarlo.

¿Qué sabes tú de la seducción? Eres una de las caras más familiares y queridas que tenemos. ¿Cómo se consigue eso?

Sólo sé que no sé nada. Me sale agradar, sinceramente. Creo que eso viene de mi madre. Ya te decía, las mujeres de esa generación…

Esa capacidad de servicio.

Sí. Es que si puedes hacer algo agradable, no cuesta nada, ¿por qué no lo ibas a hacer…? Si ves a alguien que se encuentra mal y tú le puedes echar una mano, o hacerle el rato agradable dándole los buenos días… o dando un paso atrás en la cola del súper para que pase antes, ¿por qué no vas a hacerlo?

Son cosas mínimas, no son grandes esfuerzos ni tienes que sufrir tú por hacerlo. A mí me gusta estar atento a mis vecinos. Yo quiero que si alguien va a tener una relación conmigo, que el recuerdo que se lleve sea bueno, y para eso tú tienes que aportar algo.

Tú despiertas confianza.

Son habilidades. Mucha gente me ve desde siempre, hay una constante de permanencia que hace que nos sintamos familia. Yo me siento responsable cuando formo parte de la vida de alguien y a mí me hacen ilusión las cosas, me hace ilusión firmar en Sant Jordi al lado de Manolo García, que es un hombre al que he escuchado toda la vida y era mi ídolo.

Gracias a eso me he sentido en otro nivel. ¿A cuánta gente ves a diario en tu vida? Pues a lo mejor al panadero, o ni eso, y luego a Sandra Golpe, a Vicente Vallés, a Roberto Brasero. Estamos en las casas. Saludo a la gente por las escaleras mecánicas de El Corte inglés. Es bonito, es la vida.

¿En qué se parecen la vida y el tiempo? ¿Qué te ha hecho entender el tiempo sobre la vida?

Qué bonita pregunta. El tiempo y la vida se parecen en la incertidumbre. Y en que intentamos controlarlos, sin éxito. Ellos siguen su propio camino y su historia. Las nubes acaban haciendo lo que ellas quieren, y eso pasa en la vida también. Saber eso te da cierta humildad.

Roberto Brasero, con su nuevo libro 'Pequeña historia del clima' (Espasa) en las manos.

Roberto Brasero, con su nuevo libro 'Pequeña historia del clima' (Espasa) en las manos. David Morales

Somos pequeñitos.

Sí, pero nos puede dar una gran relajación y perspectiva saber que no sirve de nada querer dominar algunas cosas. No hay que empeñarse. Hay que vivir la vida sin predecirla del todo. Acaba teniendo siempre unos giros inesperados y unas sorpresas que te ponen en tu sitio.

¿Qué hay del machismo histórico que ha habido en la chica del tiempo? Es un icono sexual para muchos hombres con el rollo de que es la única mujer a la que se le ven las piernas en el telediario, y esas frases hechas… ¿qué hacemos con ese mito?

Yo creo que eso era antes, ¿no? No lo había pensado… Efectivamente, antes los presentadores y las presentadoras estaban siempre sentados a una mesa y los primeros que se levantaron fueron los hombres y las mujeres del tiempo. Pero es injusto que a ellas se les valore por sus piernas y a nosotros no, ¿no? Creo que eso es antiguo.

Bueno, las azafatas de las carreras de coches ya se han abolido por esa razón.

Yo creo que esas percepciones están fuera de lugar y que es un error asociar este machismo a la mujer del tiempo, porque sería un flaco favor a mis compañeras, que son profesionales y además tienen la virtud de la belleza, que es una virtud más que se suma a una gran lista de virtudes que tienen y no pueden ser calificadas sólo por una.

Son profesionales rigurosas y hacen su trabajo. Quien sólo se fija en eso… tanto el espectador como los medios de comunicación… que sigamos preguntando por eso… pues es injusto.

¿Cuáles han sido las mujeres que más te han inspirado en la vida, ya sean escritoras, actrices, comunicadoras, políticas, cantantes…?

Actrices y cantantes hay muchísimas. Pero una mujer que a mí me impresionó mucho era Lola Flores, recuerdo verla por la tele.

¡Ese huracán!

Era de un ímpetu comunicativo… salía en la tele y te quedabas viendo a ver qué te contaba, daba igual lo que cantase o lo que bailase, era tremenda y sincera y apasionada en su manera de contar las cosas. Era una pasión viviente. En el libro salen algunas de las mujeres fascinantes. Mary Shelley, la autora de Frankenstein.

¡Maravillosa!

Sí, y escribió en una época donde no era habitual que escribiesen las mujeres. Tuvo problemas para publicar y para editar la novela, que se llamaba El moderno Prometeo, aunque todos lo conocemos como El joven Frankenstein. Cambiaron el título y además querían que firmase con el nombre de su marido… algo así.

Es curioso. Luego se hizo justicia. Las costumbres de la época tenían tela. No pudieron evitar que pasara a la historia de la literatura. Mary Shelley era una persona excepcional, además de muy buena escritora.

¿Sabes que el tiempo tiene que ver con la creación de esa novela? Todo surgió en una reunión en casa de Lord Byron, ahí en un lago, en Suiza, un verano en el que se fueron a huir de los veranos lluviosos y húmedos… y se fueron a Suiza, donde les habían dicho que en años anteriores había habido hermosos pastos y soleados días para disfrutar.

¡Pero se encontraron con un tiempo mucho peor que el de Inglaterra…! Ese año, concretamente, fue el año sin verano y ha pasado a la historia del clima. 1815.

El año pasado se dio la erupción de un volcán en Indonesia, el Tambora (con la capacidad que tienen los volcanes para modificar el clima, con las partículas y las cenizas, que acaban llegando a la troposfera y se expanden porque se encuentran corrientes de aire horizontal… acaban llegando a tantas partes del mundo… forman una película en la que impiden que entren los rayos del sol, calienten el suelo y bajan las temperaturas en grado y medio, que es poco, pero ya afecta a las dinámicas del clima).

La verdad es que parece un cuento. En ese ambiente tan lluvioso y tan frío de tormentas en el que se levantaban, dijeron “pues ya que somos escritores y estamos aquí… escribamos sobre algo…”, y ese tiempo de rayos y truenos les llevó al terror, e igual con un rayo le vino la inspiración de Mary Shelley, porque creo que era un rayo quien le daba vida al monstruo. ¡Es muy bello!

El presentador, retratado durante la conversación.

El presentador, retratado durante la conversación. David Morales

Lo es.

Y Marie Curie, excelente. La primera mujer premio Nobel. ¡Pionera en algo… hay que ser…! Doblemente galardonada, de Física y de Química. Marie Curie podría promocionar nuestra serie Física y química (ríe). Debería salir en la cabecera.

Es un símbolo para las niñas, las mías, que tienen espíritu científico innato… que ha sido fomentado por su padre y por su madre, con muchas lecturas, pero esa semilla ya la tenían y tienen a Marie Curie como a una ídolo.

¿Me defines a Sandra Golpe, a Susanna Griso y a Sonsoles Ónega?

Las tres son increíbles, son puro compañerismo. Son excelentes compañeras. Susanna Griso es inquietud pura… es una persona a la que todo le interesa, a la que todo la mueve. Sandra Golpe sería la constancia. Lo tiene todo en la cabeza… pero todas, todas son maravillosas intelectualmente. Tendrías que verla cómo llega al directo. Es de admirar.

Al límite, y precisas… tan precisas… Las tres van siempre corriendo. Sonsoles también llega corriendo a última hora, pero baila, le ponen una música para entrar para darle subidón al programa. Son trabajadoras hasta el último minuto.

¿Cómo conociste a tu esposa, Beatriz?

Nos conocimos en Telemadrid. Yo era redactor y ella cámara. Qué bonita historia, desde luego. Salíamos a hacer reportajes juntos.

Me encantaba hacer calle, retransmitir la inauguración de las líneas del metro cuando estaba expandiéndose, en la época de Gallardón, y previamente, con Leguina… y cubrir temas de la Asamblea, y sucesos, y el desmantelamiento de los poblados chabolistas y de los focos de droga que había en Madrid, que ahora están cerca de donde está el estadio del Atlético de Madrid.

Todo lo he vivido y lo he narrado como reportero. A mí aquello me gustaba mucho, pero más cuando iba con ella a grabar, claro, el día que venía ella yo iba con una inquietud distinta… y pensaba “esa rubita de la cámara, cómo me gusta, y cómo mola, y qué bien me lo paso con ella, a ver si quedamos”… y quedamos. Y de ahí.

¿Recuerdas qué tiempo hacía cuando te enamoraste de ella?

Recuerdo… cuando nos fuimos a vivir juntos, hicimos una fiesta con amigos y era pleno verano, recuerdo altas temperaturas. No por el tiempo que hacía, sino por nosotros, porque el ambiente era muy ardiente en mis primeros días con Beatriz.

El día de nuestra boda llovió. Era un 14 de mayo. Hizo calor, nos casamos en Madrid, y luego nos fuimos de fiesta, se prolongó hasta las tantas, y a la salida estaba todo tapado, lloviendo… de esa tormenta no me enteré y me dio igual. Ese día pasé por las cuatro estaciones.

En el enamoramiento y en mi relación con Bea el tiempo es lo que menos me importa, el tiempo de las nubes, me importa más el tiempo que pasamos juntos y que disfrutamos.

Detalle de sus manos, junto a su nueva obra.

Detalle de sus manos, junto a su nueva obra. David Morales

¿Cómo ha cambiado tu forma de entender el amor desde que tenías 15 años hasta ahora?

Es que el amor es una cosa que te atraviesa, que te pasa. Es distinto.

Es un vendaval.

Sí, un huracán categoría cinco. Luego queda en una lluvia fina de verano, afortunadamente, y tiene sus aspectos buenos en uno y otro caso. A diferencia de en el tiempo, en el amor es muy difícil capear el temporal, porque viene y te atraviesa. Llega y no sabes cómo ni por qué.

Y yo no voy a hablar más porque ya lo dijo todo Lope de Vega, él hizo la mejor definición de amor y desde ahí nadie la ha mejorado.

Tienes cuatro hijos. Dos hijas.

Los nombres salen mal en Wikipedia, pone que Marina es mi hija, pero es mi sobrina. Se llaman Nerea e Íñigo los mayores de edad y las menores son Rocío y Elena. No hablo mucho de mis hijos. Primero porque son menores y segundo porque los mayores tienen su vida y su historia y no tienen la culpa de ser los hijos del hombre del tiempo.

Eso es un privilegio para ellos. Es una pasada que tú seas su padre.

Últimamente sí, más, porque El Desafío lo ven chavales de su generación, sus compañeros y tal. Siempre lo hemos llevado con mucha normalidad, aunque a la gente le parece especial que salgas en la tele, pero como todo se ha popularizado por las redes, ya no tiene tanto mérito.

¿Qué tipo de padre eres?

Intento ser un padre padre, es decir, un padre bueno. Comprender a mis hijos, pero a la vez llevarles por la senda por la que yo creo que deben ir, les digo que tienen que sacrificarse y perderse cosas por conseguir lo que desean… eso hay que recordarlo. Pero a la vez quiero ser alguien que esté ahí para cuando tengan un problema. Que puedan contar conmigo, que confíen en mí.

Roberto Brasero, frente al objetivo.

Roberto Brasero, frente al objetivo. David Morales

¿Hay alguna diferencia de crianza entre el chico y las chicas?

Las niñas y el niño son de manera distinta, pero también las niñas entre sí son de manera distinta, ¿sabes? Para cumplir el tópico, al niño le gusta mucho el fútbol, sobre todas las cosas, pero es que a la niña pequeña también, y yo veo cómo con los años se amplían las opciones, las alternativas… por suerte, los tópicos se van desterrando.

No han nacido en una familia donde los niños tengan escopetas y las niñas cocinitas, porque escopetas nunca ha habido en mi casa, pero cocinitas y balones de fútbol sí, y todos han jugado a ambas cosas.