Dufourmantelle nació en París el 20 de marzo de 1964.

Dufourmantelle nació en París el 20 de marzo de 1964. Cedida

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Anne Dufourmantelle, la filósofa que vivió sin anestesia: hizo del amor su mantra y dio su vida por salvar a dos niños

La vida, pensamiento y legado de la filósofa y psicoanalista que defendió el riesgo como una forma auténtica de vivir y el deseo en todas sus formas.

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Se dice que, a veces, una muerte puede ayudar a explicar una vida. Anne Dufourmantelle falleció hace siete años, ahogada en la playa de Pampelonne, cerca de Saint-Tropez, cuando intentó salvar a dos niños que estaban en peligro en el mar. Las corrientes eran fuertes aquel día y, aunque logró poner a salvo a los pequeños, ella no pudo salir del agua.

Su muerte fue impactante, no solo por lo trágico del suceso, sino porque parecía confirmar su propio pensamiento: la vida debía vivirse con valentía. "Vivir sin asumir riesgos,-nos dijo la filósofa francesa-, no es realmente vivir, sino estar medio vivos, bajo anestesia espiritual".

Esta frase resuena de una manera muy poderosa hoy en día, cuando la seguridad parece ser el valor supremo. Sin embargo, Anne Dufourmantelle representó la contingencia frente a lo necesario e inamovible. Fue una mujer de gran profundidad intelectual, apasionada por la filosofía y el psicoanálisis, con una vida marcada por el pensamiento, la escritura y el compromiso con sus ideas.

Lumen acaba de publicar uno de sus libros más intensos, En caso de amor, bajo el título de Psicopatología de la vida amorosa. Se trata de un conjunto de ensayos clínicos y experiencias de sus pacientes contadas desde su propia consulta de psicoanálisis, todas ellas con el amor como eje central

Leer a esta autora, según la escritora Sara Torres, es un acontecimiento: algo que ocurre para lo cual no estamos preparados y que nos saca del discurso, dejándonos en suspensión. Dufourmantelle nos animó a correr riesgos o, más bien, a no evitarlos; a no vivir anestesiados, a actuar, a tomar la palabra, a hacernos preguntas y a implicarnos en la vida. Pero, si su muerte es ineludible al hablar de ella, mucho más lo es su vida.

Una mirada abierta 

Dufourmantelle nació en París el 20 de marzo de 1964 en el seno de una familia intelectual y cosmopolita. Desde pequeña tuvo la oportunidad de viajar y vivir en el extranjero, lo que le permitió conocer otros mundos y abrir sus ojos a las diferencias.

Quienes la conocieron la describen como una persona carismática, de una dulzura firme pero sin rigidez, siempre dispuesta a cuestionar la vida desde un punto de vista filosófico y ético. Era apasionada por la literatura y le gustaba leer en voz alta, compartir textos y debatir sobre ellos.

Portada del último trabajo de Anne Dufourmantelle.

Portada del último trabajo de Anne Dufourmantelle. Cedida

Fue filósofa de formación y psicoanalista de profesión, ejerciendo en consulta privada en París durante muchos años. Se dedicó a escuchar y analizar a sus pacientes con una gran apertura conceptual y una disposición a cuestionar las estructuras establecidas de la disciplina.

Desde los años 90 comenzó a escribir ensayos filosóficos y libros de psicoanálisis, en los que desarrollaba ideas sobre el riesgo, la dulzura, la hospitalidad y la intimidad. Su escritura era una extensión de su pensamiento clínico y filosófico, y en muchos casos, sus textos nacieron de preguntas que surgían en el diálogo con sus pacientes o en sus lecturas.

En caso de amor, explora el amor desde el psicoanálisis, la filosofía y la literatura, mostrando cómo el deseo, la locura y el riesgo están íntimamente ligados en nuestras relaciones afectivas. Es un libro generoso que invita a ser espectadores de la intimidad y de la experiencia, no solo de los pacientes, sino también de la propia psicoanalista, quien comparte con nosotros sus certezas, pero también sus tropiezos, sus dudas y sus miedos.

Romper el canon

Vivir a Anne Dufourmantelle como un acto político implica recibir su mirada, que rompe con el canon masculino de una manera pausada y lenta, sin dar la sensación de que algo se está quebrando. La calma con la que hablaba representaba su fuerza. Su manera de desafiar el canon masculino no requería violencia, sino una revisión de los códigos establecidos.

A pesar de que todo su trabajo es una aproximación feminista, no se articula explícitamente desde un lugar político. Sus textos no tienen una identidad feminista voluntaria; su cuerpo estaba inscrito en el orden heterosexual, pero negocia y seduce con ese deseo sin generar una guerra.

Estos escritos llaman a una propuesta de dulzura colectiva como forma de revolución. En La puissance de la douceur (Pulsión de dulzura, 2013), Dufourmantelle desarrolla una idea fascinante: la dulzura no es debilidad, sino una fuerza radical. En una sociedad dominada por la violencia y la competencia, la dulzura es una forma de resistencia.

El arte del riesgo, En caso de amor, Potencia de dulzura, Citas ciegas y La salvaje maternidad conforman, por sí mismos, toda una poética y una invitación a amar, desear y confrontar los miedos, a asumir el sufrimiento que implica vivir.

Investigar el lenguaje

Cada libro tiene una fórmula única e irrepetible. Son diferentes, se ajustan a los temas implicados y sus estilos se adaptan a ellos. Entonces, ¿cómo hablar de los dolores del amor sin hacer capítulos que se destruyen a sí mismos y que nunca tienen la misma forma?

Así es En caso de amor: busca una definición constante en cada uno de los ámbitos que ella trabaja. Habla de sí misma, de cómo enfrenta las preguntas del otro y de cómo repercuten en su propia manera de amar. El mayor riesgo que cometió en toda su vida fue, al fin y al cabo, querer hacer literatura para hablar de filosofía.

Ella no invalida las teorías, simplemente juega con los conceptos. Propone, sin dictar sentencias. Suma palabras que amplían los significados de lo ya dicho. Parece estar buscando acercarse lo más posible a la aprehensión del fenómeno vital en toda su complejidad y en la articulación subjetiva en la que se da.

"Lo que está claro es que usted no va a poder quitarse de encima el amor. Lo va a conocer en muchas formas inevitables porque forman parte de la búsqueda de dulzura perdida", escribía. Anne Dufourmantelle creyó que todo ser que nace tiene una huella de dulzura que nos deja una marca tan fuerte que nos impide renunciar a la vida. 

Toda su obra es una pregunta sobre el amor y, en ese sentido, también sobre la muerte. Porque esa dedicación de atención a la muerte es una forma de situarnos en el amor, de no dejar que la muerte absorba toda la vida, sino de ponerla a conversar, de querer dedicarle un tiempo.