La fotógrafa Isabel Muñoz con su obra en las manos.

La fotógrafa Isabel Muñoz con su obra en las manos. Manuel Fiestas

Protagonistas

La fotógrafa Isabel Muñoz trae a los escaparates de El Corte Inglés su obra sobre el primer templo de la humanidad

Coincidiendo con ARCO, la prestigiosa fotógrafa expone su obra 'Antes del tiempo', un proyecto que habla de los orígenes de la humanidad.

7 marzo, 2024 02:02

Si uno se acerca estos días a los escaparates de El Corte Inglés de Preciados y Serrano de Madrid se llevará una grata sorpresa. Los maniquís de moda han sido sustituidos por una intervención artística firmada por la fotógrafa Isabel Muñoz.

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Magas acude a su presentación y habla con la artista para conocer en detalle su obra.

Coincidiendo con la celebración de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, ARCO, El Corte Inglés afianza su relación con la vanguardia artística, mediante la exposición en sus escaparates de la obra de la fotógrafa.

"Este proyecto es un verdadero regalo. Siempre he creído en la necesidad de sacar el arte a la calle y convertir todos los escaparates en verdaderos museos. Y dentro de este proyecto hay algo que para mí es muy importante, porque yo siempre estoy investigando sobre las nuevas tecnologías, sobre las nuevas formas de contar. Y aquí he tenido la oportunidad de crear y de investigar. Además, soy de una generación española que crecí con estos almacenes, y que ellos apuesten por la cultura y por la investigación para mí es importante" asegura a Magas Isabel Muñoz.

Isabel Muñoz.

Isabel Muñoz. Manuel Fiestas

Antes del tiempo es el título que la fotógrafa ha dado a la intervención artística sobre el primer templo de la humanidad localizado en las colinas de Göbekli Tepe (Turquía) y que se puede visitar en los escaparates de los grandes almacenes hasta el 10 de marzo.

¿Por qué esos templos?, ¿por qué Turquía y el origen de la humanidad?

Con cámara y sin cámara, siempre me ha interesado la humanidad, de dónde venimos, dónde estamos y que vamos a dejar a los jóvenes. Y en este caso, estaba preparando un trabajo sobre el paleolítico en Cantabria, pero lo que me interesaba era buscar el momento en el que el ser humano siente la necesidad de dejar algo para la posteridad, para la comunidad, a través del arte, con las pinturas paleolíticas.

Pero también me interesaba investigar los orígenes de ese sentimiento espiritual que el ser humano necesita. Creo que de alguna manera, desde el momento en el que el homo sapiens se da cuenta de que puede soñar y que puede conectar con esos mundos que no toca y que puede compartirlos, eso es lo que nos ha hecho evolucionar hacia lo que somos hoy.

¿Alguien te ayudó?

Pues estaba trabajando sobre eso, cuando el curador Francois Cheval, que es antropólogo, me comentó que acababan de descubrir el primer templo de la humanidad. Y claro, me dije: ‘Esto lo voy a hacer’, pero tengo la suerte de que en ese tiempo cambian al embajador de España en Turquía, y nombran a Francisco Javier Herrgueta, con el que yo ya había trabajado en el Congo. Gracias a él, que es un hombre muy culto, y con un sentimiento social importante pude trabajar el tema de la mujer utilizada como arma de guerra y los niños.

Cuando lo destinan a Turquía, él sabía que yo llevaba desde el año 92 trabajando en ese país y enamorada de su gente, y organiza con el Museo Pera de Estambul una exposición. Entonces le comenté que prefería hacer un trabajo nuevo. Y tanto él como el museo y el Ministerio de Turismo y de Cultura turca les pareció bien la propuesta y me dieron el permiso para trabajar en las excavaciones.

Este trabajo que vemos hoy aqui es una pequeña primicia porque habrá una exposición ya grande con todo el contenido en el Museo de Antropología a primeros del mes de octubre.

Me siento una privilegiada, sobre todo, por haber podido tener acceso a esta maravilla que son 200 kilómetros de excavaciones en una zona que es fascinante. Es una zona al sur de Turquía a 40 kilómetros de de Siria donde se ha parado el tiempo. Es la Turquía profunda donde no hay nada, solo tiendas locales, y la gente te abre sus casas. Y donde realmente comprendes que algo debió de pasar allí para que por esa zona pasaran todas las civilizaciones.

¿Que sentías cuándo estabas en el proceso del trabajo?

Primero elegí la noche para trabajar porque quería estar cerca de ellos y con una antorcha, para ver lo que ellos veían. Y te tengo que decir que entré con mucho respeto porque pensé que esta gente que estuvo aqui hace 3000 años y que ahora tenemos acceso a ellos. Y sí que sentí algo muy extraño. La noche y las estrellas eran las mismas que ellos veían. He fotografiado la piedras de otros lugares, pero para mí estas piedras estaban vivas y las fotografié como seres vivos. Y lo que pretendí es estar cerca para poder contar lo que ellos vivían de alguna manera.

Estas civilizaciones utilizaban esas pinturas para dejar algo para la posteridad, como un método de trascender y tu también estás haciendo de altavoz, trayéndolo a Madrid...

Creo que que la labor de los comunicadores y los fotógrafos es eso, compartir y contar esas historias. Pero me pasó una cosa curiosa. Estaba en una de esas excavaciones y de repente el día anterior había pisado y estaba como un poco hueco y de repente llego y se están llevando un jabalí enorme tallado en piedra al museo. Y le pregunté al arqueólogo, sobre la fascinación que debían tener porque habían encontrado un tesoro.

Y me dijo: ¡Mira, Isabel, claro que esa fascinación existe!, pero para nosotros la gran fascinación es que lo hacemos para la sociedad, para compartirlo. Realmente en ese momento me sentí muy cerca de ellos porque esa es la necesidad que yo tengo, que la he tenido desde pequeña y es la necesidad también que tienen los fotógrafos y vosotros los comunicadores.

Has dicho en alguna ocasión que no hay una fotografía femenina...

Yo decía que no había una fotografía femenina hasta que llegué al Congo. Efectivamente, creo que hay tantas fotografías como fotógrafos. Y no es un tema de género, pero sí que creo que hay temas que no los siente igual, ni los cuenta igual una mujer que un hombre. Y realmente hay todo un trabajo de investigación sobre el papel de la mujer en esas civilizaciones. Quién lo cuenta, cómo lo cuenta y lo que fue de verdad.

Sin embargo la historia siempre ha estado contada por hombres

Totalmente. Nos han dejado pruebas de todo esto que yo defiendo y hay muchísimas teorías, pero cuando tú te pones en la piel de ellos, ¿qué era lo más importante en ese momento? Pues la procreación porque significaba la continuidad. Entonces para procrear hacía falta tanto el hombre como la mujer. Pero la mujer está, y está como lo está en esta pieza.

A mí me fascina la luna (se refiere a la obra expuesta), porque cuando los hombres la estaban mirando de día siempre era un hombre y era una serpiente. Y cuando yo me pasé con la antorcha por la noche, esa serpiente se convirtió en esa luna que es tan importante para las mareas, a la hora de dar a luz. O sea que la mujer y el hombre estaban presentes y no lo podemos dudar.

¿Qué va a encontrar el ciudadano que pase por delante del escaparate de El Corte Inglés?

Por un lado, hemos recreado esos totem, que ellos los construyeron para tener un diálogo con lo que no se puede tocat. Eran figuras que conectaban con el más allá, que tenían un sentido mágico.

Me gustaría que las personas que pasen por delante se paren y vean esos totem que han sido creados con el ADN turco, con el ADN de nuestros antepasados. Y que ese espacio y esa energía también se la transmitan al público.

Y luego también que vean la primera tauromaquia que es de 7000 años antes de lo que se creía. Todos esos totem mágicos nos han dejado como una caligrafía que tardaremos en descifrar. Son como una piedra Rosetta y espero que vosotros la acabéis descifrando.