El busto de Anna de Codorníu en las bodegas del famoso cava Codorníu.

El busto de Anna de Codorníu en las bodegas del famoso cava Codorníu.

Magas-Mujeres en la Historia

La historia que hay detrás del cava Codorníu: así es la mujer que empezó de cero para hacerlo posible

Anna de Codorníu perteneció a una de las familias más ricas de Cataluña, pero nunca se le cayeron los anillos para arremangarse y reconstruir el negocio familiar.

23 mayo, 2024 01:28

María Anna Codorníu nació en 1645, fruto del matrimonio de Joan Felip Codorníu y María Rosell, del que además, nació otra hija, Victoria. Pertenecían a la aristocracia de la época y eran de los mayores terratenientes de Cataluña del siglo XVII.

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Una familia que formaba parte de la élite rural, dueños de vastas áreas de tierra alrededor de la residencia principal, conocida como Mas Codorníu. Esta propiedad era reconocida como una de las principales en el Penedés.

El estatus que ostentaban requería de una educación exquisita, basada en los valores tradicionales, en el respeto, y conforme a las costumbres de la tierra y la religión.

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Las desgracias de la guerra

A Anna de Codorníu le tocó nacer en un periodo desgraciado, marcado por muertes muy jóvenes, pobreza, hambruna y saqueos por parte de las tropas. Era la época de la Guerra de los Treinta Años entre Francia y España (1618-1648).

Los ejércitos castellano e italiano habían entrado en Cataluña para combatir a los franceses en el Rosellón, y destrozaron el campo, asaltaron las casas para robar comida y las cosechas de las tierras.

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Además, Anna también nació en plena Guerra dels Segadors (1640-1659), la sublevación de Cataluña.

Tuvo que hospedar en su hogar a soldados y oficiales, y brindarles alimento. Además, la familia de Anna perdió el Mas Codorníu, probablemente por culpa de la guerra o debido a la revuelta por los alojamientos (la documentación no es más explícita), y quedó incendiado y completamente destruido.

Enlace matrimonial

El año que marcó el fin de la guerra, 1659, Anna de Codorníu se casa con Miguel Raventós, descendiente de otra de las familias de viticultores más inflyentes de la zona. Con él, compartiría su amor por la tierra, y ambos emprenderían un camino por el mantenimiento de su hogar y el negocio familiar.

Tras la unión matrimonial, los Raventós se convirtieron en los herederos del Mas Codorníu. Inusual en aquella época, el Mas no modificó su nombre a Mas Raventós, como era la costumbre, sino que conservó el apellido de ella.

El hecho de mantener el nombre de la familia Codorníu, muestra un profundo respeto y homenaje por parte de Miguel Raventós hacia la labor de reconstrucción realizada por Anna y su padre, inmortalizando así el honor de pertenecer a ese linaje.

Riqueza y humildad 

En algún momento, Anna decidió dejar de lado su estatus para dedicarse al trabajo del campo y rescatar el negocio familiar con sus propias manos. Hoy en día, su acción es vista como un símbolo icónico de empoderamiento, esfuerzo y prosperidad.

La evidencia existente es una fotografía que refleja a Anna con un pañuelo anudado a la cabeza, algo que las mujeres de la aristocracia no utilizaban, únicamente las campesinas.

Sin embargo, la realidad era que la familia de Anna ostentaba monedas, joyas, objetos de lujo, ropa y pertenencias que correspondían a una familia adinerada y bien acomodada, que se podía permitir los lujos de la época.

Una referente

Anna fue una figura extraordinaria de su tiempo, determinada a cumplir la promesa que alguna vez hizo a su familia. Transformó un campo devastado y reconstruyó, piedra a piedra con sus propias manos, la casa en ruinas donde había nacido, que hoy es conocida como la catedral del cava.

Su firmeza en cada decisión y su valentía hicieron de su nombre, Anna de Codorníu, una marca emblemática reconocida mundialmente.