Escena de la película 'Confesiones de una compradora compulsiva'.

Escena de la película 'Confesiones de una compradora compulsiva'. Netflix

Moda

Una excompradora compulsiva revela cómo ser más sostenible: “No he estrenado nada en siete años”

La joven da una serie de pautas para consumir moda de una forma más respetuosa con el medioambiente.

Más información: Las nuevas normativas para la moda europea que se aplicarán este 2025: ¿utopía o realidad para la industria?

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"¿Cuántos días, semanas o incluso años puedes pasar sin hacerte con ropa nueva?". Con esta pregunta tan potente comienza su discurso Lee So-yeon, una excompradora compulsiva que hace siete años cambió de posición y lleva desde entonces sin adquirir nada a estrenar.

El consumo masivo está de máxima actualidad debido al auge de las marcas de moda rápida y las consecuencias de esta gran producción textil para el planeta y unos hábitos de compra que pueden desembocar en problemas de salud mental.

Francia ha sido el último país en ponerle freno a esta tendencia. Recientemente, el país galo decidió tomar acciones legales concretas contra la conocida como ultra fast fashion, un título que engloba a empresas como Shein y Temu.

Detrás de esta iniciativa está el hecho de que la velocidad a la que se consume y produce tiene unas consecuencias ambientales desmedidas.

¿El resultado de esta nueva ley que se aprobó con 337 votos a favor y apenas uno en contra? Una obligación de rendir cuentas sobre su funcionamiento en este aspecto y una restricción a su presencia en el mercado francés.

El sistema que pretende regular esto se mide con una "ecopuntuación" que registrará las emisiones, uso de recursos y la posibilidad de reciclaje de las prendas.

A partir de 2025, las marcas que peores números tengan habrán de pagar hasta cinco euros por artículo, cifra que se incrementará hasta los diez en 2030.

Igualmente, habrá limitaciones publicitarias para las propias empresas y sanciones para los creadores de contenido que las promuevan.

Al margen de las iniciativas gubernamentales, la pelota también está en el tejado de los consumidores. Lee So-yeon, de la que hablábamos al principio, es un buen ejemplo de que hay que cambiar el paradigma.

A través de sus redes sociales, ha decidido dar cuatro sencillas pautas para que aquellas personas que, como hizo ella en el pasado, se encuentren en esa espiral de compras, puedan reducir su exagerado consumo de prendas y complementos:

  • Entender los propios hábitos y la personalidad de una misma. En su caso, So-yeon comenta que, a pesar de que trabajaba en una oficina, lo único que hacía entonces era comprar vestidos que, de forma clara, no eran apropiados ni para su estilo de vida ni para su rutina.
  • El mejor lugar para ir de compras es tu propio armario. "La opción más sostenible es la que ya tienes", dice.
  • Intercambia y comparte. "No necesitas algo nuevo para sentirte a gusto", explica la joven, que para ilustrar este consejo muestra algunas imágenes suyas apostando por la moda de segunda mano.
  • Elige reparar. Hoy en día, cuando algo se estropea, sean unos zapatos, una americana o una relación, lo más sencillo es deshacerse de ello e ir a por algo nuevo.
    La opción de arreglarlo pasa a un segundo plano, pero Lee So-yeon tiene claro que esta opción merece la pena.

Termina su alegato exponiéndose y confesando que dejó de consumir de forma tan masiva porque se sentía mal y porque tomó conciencia del exceso de producción, y posterior desperdicio, de la industria textil.

Además, señala ese cliché, fruto de la cultura pop, que tantas veces se escucha: "Tenía un armario lleno de nada que ponerme". Ahora, sin embargo, confiesa que se viste mejor con menos.