Vicente Martos, posando antes de la entrevista en uno de los espacios de UDIT.

Vicente Martos, posando antes de la entrevista en uno de los espacios de UDIT. Esteban Palazuelos

Moda

Vicente Martos, el 'couturier' jienense de 23 años que ya está en el radar de las famosas y crea con Sybilla

Tras graduarse en UDIT, se está consolidando como un referente en el sector de la moda y ya tiene un grupo de clientas vip.

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Uno siempre vuelve a donde fue feliz. Por eso recordamos los inicios del diseñador Vicente Martos (Bedmar, 2002) en la Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología (UDIT), donde se graduó en 2024. Ahora couturier titulado, se abre camino de forma segura en el sector, arropado por un talento nato y una sensibilidad descomunal.

Su historia con la moda no es reciente. Con tan solo cuatro años, este jienense de 23 años ya sabía lo que era enhebrar una aguja: "Desde que tengo uso de razón, siempre he estado dibujando o imaginando alguna idea en tejidos. Pedía a mis abuelas que me confeccionaran o cortaran".

"En ese momento, quería ser cura, pero realmente creo que era porque me llamaba mucho el arte religioso y el costumbrismo que veía en casa de mi abuela Bernarda. Se celebraba la Cruz de Mayo, por lo que durante todo el año se preparaban los altares. Entonces tenía mucho contacto con los materiales, como las flores y los tejidos", reflexiona sobre el nacimiento de su pasión.

Vicente Martos se graduó en UDIT en 2024.

Vicente Martos se graduó en UDIT en 2024. Esteban Palazuelos

Con nueve años, comenzó a formarse en patronaje y confección en el taller de Mari Carmen Macías, donde adquirió una sólida base técnica: "En mi pueblo, no había ningún sitio en el que aprender. Entonces mi madre encontró una academia de corte y confección. Empecé ahí un verano y después, sabía que me quería quedar".

Consciente de que tenía que dar un paso más, alcanzada la mayoría de edad, decidió mudarse a Madrid y estudiar el Grado en Diseño de Moda en UDIT. "Vine completamente solo. No conocía a nadie en el mundo de la moda, pero me pareció todo facilísimo por la gente que tuve alrededor. Siempre conté con ayuda, desde fotógrafos a maquilladores… Y desde ahí, no han parado de surgir oportunidades", recuerda.

"Aprendí en UDIT que esto no es un salto a lo grande, sino que tienes que ir dando pasitos cortos de una manera firme, y que el trabajo tiene su recompensa", analiza sobre su paso por la universidad. Resalta que "a pesar de haber estudiado con muy buenos profesionales, esta carrera tiene una gran parte de aprendizaje autodidacta".

Ya asentado en la capital, no se plantea por ahora volver a su pueblo: "He hecho mi vida en Madrid, pero con el tiempo no me importaría tener un taller en mi zona, de forma más aspiracional, para desarrollar piezas especiales con tranquilidad. Sería muy personal, pero fuera de la industria".

Un trabajo diario

Vicente Martos presentó colecciones muy diversas, nutridas de diferentes influencias, como Dante o Renaissance: "Me inspiro en lo cotidiano. Una conversación, un viaje, los sueños... Y por la mañana, dibujo siluetas. El arte en todas sus expresiones, también".

Su rutina de trabajo es clara: "Continuamente estoy dibujando, a veces son solo formas o siluetas que voy guardando sin saber muy bien en qué momento verán la luz. Cuando me planteo crear una colección, hago una selección de algunos de esos bocetos y suelen ser el punto de partida, después llegará el tema y los tejidos".

"Pero no siempre es así, a veces el tema es el primero en llegar y en base a esto selecciono entre las siluetas de mi cajón. Otras veces encuentro tejidos tan especiales que son ellos quienes dictan todo lo demás. En ocasiones llega todo junto, no tengo una norma para esto", prosigue.

El terciopelo, el tafetán y el tul, preferiblemente en negro, son sus tejidos de predilección. "Siempre voy incorporando algo más tendencia, dependiendo de lo que haga. Normalmente, los materiales y técnicas van acorde a la temporada, aunque no siempre es así. Lo importante es que cuenten lo que yo quiero contar en esa colección", confiesa.

En todo caso, "es un proceso largo. Primero comienzan los modelados en maniquí, que después se convierten en toiles. Siempre me gusta que los diseños reposen sin avances técnicos, durante ese tiempo es cuando suelen surgir todas las soluciones para llevar a cabo la prenda final".

Su trabajo refleja la búsqueda del punto de encuentro entre tradición e innovación: "El futuro de la moda es ese equilibrio entre tecnología y artesanía. Pretendo crear una prenda de mucha calidad, artesana, no una que no dure una temporada en el armario. Que sea un diseño en el que inviertas porque te gusta y te va a acompañar toda la vida y que incluso puede pasar de generación en generación".

Sobre la andaluza, en concreto, destaca "su riqueza cultural y la diversidad de influencias históricas que la han modelado. El uso de materiales y técnicas sostenibles que fusionan tradición y modernidad. Además del valor humano y sentimental de estos oficios que se transmiten de generación en generación desde la época romana y musulmana hasta la actualidad".

Martos define su estilo como "bastante versátil, no me gusta encasillarme. Desde un punto de vista creativo, podemos crear miles de cosas. Un taller muy cerrado me parece un error".

La consagración

Casi desde sus inicios, su trabajo despertó el interés de la prensa especializada. Su colección presentada en el desfile oficial de UDIT en MBFWMadrid fue publicada en Vogue Portugal, y el resto de proyectos universitarios, en numerosos medios.

"Cuando aparecí, casi no me dio tiempo a pensarlo. Estaba en el último año de carrera, acabando mi TFG y recuerdo que era una época en la que estaba todo el rato en prensa. Cada cosa que hacía salía y no tenía mucho tiempo. Viéndolo con perspectiva, sí que fue un punto importante, pero creo que todo está por venir", analiza el diseñador.

Vicente Martos, posando durante la sesión de fotos.

Vicente Martos, posando durante la sesión de fotos. Esteban Palazuelos

Asimismo, fue respaldado por reconocidas personalidades del panorama cultural como Anne Igartiburu, Laura Ponte, Soraya Arnelas, Mina El Hammani y Paula Ordovás. "Mi estilo se puede adaptar a muchas mujeres. Pero si una persona puede representarlo al 100%, diría que es Eugenia Silva. Puede defender perfectamente cualquier prenda que haga", afirma el diseñador.

No es la única mujer que le inspira: "Me encantan Wallis Simpson y María Félix, consiguieron tener un estilo definido y reconocible".

Presente en la última edición de Madrid Design Festival, Vicente desarrolló una colaboración con la casa de calzado italiana Aquazzura. "Fue una experiencia genial que una marca italiana apueste por un diseñador tan joven, que no era conocido. Estaba en tercero de carrera. Fue muy especial. Además, la campaña estuvo al cargo de Jesús Isnard, mi fotógrafo favorito".

Actualmente, el jiennense trabaja junto a la prestigiosa diseñadora Sybilla y continúa desarrollando sus propios proyectos. "Trabajar con ella ha cambiado mi visión del diseño. Me ha enseñado que no debemos encasillarnos y que un mismo diseñador puede trabajar varios registros sin alejarse de su identidad. Es fácil, me gusta ver cómo otros han solucionado problemas o situaciones de diseño que a mí me aparecen e intento llevar ese método a mi universo creativo", reflexiona.

No es la única: reconoce que John Galliano, Christian Lacroix, Daniel Roseberry y, cómo no, el maestro Cristóbal Balenciaga también marcaron su camino. "De ellos me inspira el dramatismo y la teatralidad de sus volúmenes", admite.

Un sector de cambios

Él pertenece a la Generación Z y reconoce que la presión sobre los jóvenes es mayor: "Ya está todo creado. En parte, también es más fácil, porque tienes que seleccionar lo que te gusta y reinterpretarlo. Entonces creo que tiene su lado positivo y negativo", confesándonos, de paso, que la década de los años 20 fue, a su juicio, la más prodigiosa a nivel estilístico.

La aplicación cada vez más habitual de la inteligencia artificial en el mundo del arte y de la moda no es, sin embargo, un motivo de preocupación: "Es una herramienta buenísima para ayudarnos, porque, al final, mi parte creativa suele ser muy manual. La IA nunca lo va a poder sustituir. En algunos ámbitos, nos puede ayudar a ahorrar muchísimo tiempo".

Sobre el sector en la actualidad, y los cambios constantes en las direcciones creativas, el couturier lo tiene claro: "Necesitábamos un poquito de revolución. Estábamos muy relajados, quizá. Este cambio nos va a beneficiar a todos". Por otra parte, "siendo la industria de la moda una de las más perjudiciales para el medioambiente, la sostenibilidad debe ser un elemento de diseño obligatorio para cualquier creativo".

Vicente Martos, retocando un diseño en uno de los talleres de UDIT.

Vicente Martos, retocando un diseño en uno de los talleres de UDIT. Esteban Palazuelos

Desde su experiencia, Vicente Martos recomienda a los futuros diseñadores "que busquen bien en qué parte del sector quieren encajar y que enfoquen toda su energía ahí. Porque a veces una persona puede elegir estudiar diseño y realmente le puede interesar la pata de comunicación, por ejemplo".

Por su parte, sueña con tener su propia firma y seguir colaborando con otros diseñadores y marcas. Por ahora, sigue lidiando con retos como la conciliación de su vida personal y laboral: "En esta profesión, es muy complicado, sobre todo al principio, separar ambas facetas, porque no tienes un gran equipo y toda tu energía tiene que estar centrada en el trabajo. No eliges cuándo viene la idea, te puede pillar cenando o durmiendo".

Se considera "una persona con gran perseverancia y pasión por lo que hago, siempre he creído que los pequeños pasos consistentes generan grandes resultados. Además, intento rodearme de personas que me inspiren".

En su tiempo libre, se dedica a la jardinería, en casa de sus padres, y le apasiona el teatro. "Me encanta crear personajes para mí y para los demás. Es también lo que hago con la moda", reflexiona finalmente un couturier cuya historia no hace más que empezar.