Una puerta con la llave puesta.

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Interiorismo

Un cerrajero, sobre el precio abusivo de las urgencias: "Se ha llegado a cobrar 1000 euros por abrir una puerta en 10 minutos"

Roberto cuenta en una entrevista con Adrián G. Martín en su canal de Youtube que hay mucho intrusismo y se llegan a cobrar barbaridades en el sector de la cerrajería.

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Dejarte las llaves puestas por dentro o directamente olvidarlas dentro de casa es una de esas situaciones cotidianas que generan una rabia inmediata y muy reconocible. No es solo el despiste: es todo lo que viene después. Primero llega el momento exacto en el que cierras la puerta y, en décimas de segundo, tu cerebro hace “clic”. El silencio del portal confirma la tragedia. Llaves dentro. Y la sensación es siempre la misma: impotencia absoluta.

No puedes entrar, no puedes forzar, no puedes arreglarlo tú. Da igual que tengas la casa a dos metros. Estás fuera. Y cuanto más prisa tienes, peor: trabajo, niños, comida al fuego o el móvil cargando dentro. Aquí llega la parte que más duele: la llamada al cerrajero. Porque no es una mejora del hogar ni una inversión útil. Es pagar por un error.

Roberto, cerrajero profesional entrevistado en el canal de YouTube de Adrián G. Martín, reconoce que en el sector existen trucos difíciles de justificar. De hecho, ha llegado a confesar que “se ha llegado a cobrar 1000 euros por abrir una puerta en 10 minutos”, una cifra que garantiza que no tiene relación con el trabajo real ni con los costes del servicio de cerrajería.

La Verdad Detrás del Negocio de los Cerrajeros en España

El problema, según explica, es el intrusismo y la existencia de intermediarios que reciben llamadas, distribuyen avisos y encarecen el coste final de un servicio elemental.

Roberto enfatiza en lo crucial que es verificar quién está siendo llamado realmente: si es una cerrajería identificable o simplemente un intermediario que está subcontratando. Ese tipo de compañías, agrega, suelen aumentar el monto de las facturas y funcionan sin claridad ni facturas transparentes.

Roberto explica no siempre fue cerrajero. “Llevo ya unos 6 años como cerrajero y como empresario. Vengo del mundo sanitario, trabajaba en ambulancias y llegó un momento que prefería buscar otro tipo de oficio para poder estar más tiempo con mi familia”.

Su trayectoria en esta profesión comienza como la de muchos trabajadores autónomos, con el deseo de proporcionar un servicio que siempre sea necesario. “Busqué un trabajo que realmente ayudase a la gente, que sea un trabajo que en caso de que hubiese una pandemia como nos ha sucedido siga estando”.

Sin embargo, una vez metido en el sector, lo que más le ha impacto es el intrusismo: “Te puedo decir que el 80% no son cerrajeros, son empresas que saben posicionarse en internet”.

“Detrás de una simple búsqueda en internet hay empresas que inflan precios, intermediarios que se llevan comisiones y, lo más grave, en España cualquiera puede anunciarse como cerrajero sin estar certificado", explica Roberto.

Además, Roberto cuenta alguna situación que puede llegar a resultar demasiado chocante: “Nos han dicho que lo que querían era ocupar la vivienda, a ver si podíamos abrir”.

Siempre tenemos que ir con pies de plomo porque hay muchas veces que alguien que te ha llamado para abrir una vivienda diciendo que se ha dejado las llaves luego resulta que lo que quieren es ocupar la vivienda”.

A consecuencia de esta situación, existen unos protocolos para evitar problemas: “Pedimos que se acrediten con el DNI, si el DNI pone la dirección de esa vivienda en concreto ya es un voto de confianza y siempre hacemos firmar un documento que se llama Declaración Jurada en el cual dice que él es responsable y que él es titular de esa vivienda”.