Edificio antiguo.

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Interiorismo

Un experto en reformas, sobre casas de más de 100 años: "Mantendría los suelos, pero no las instalaciones”

Cuando se trata de reformar una vivienda con más de cien años conviene actualizar las instalaciones para asegurar funcionalidad y durabilidad.

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La sensibilidad arquitectónica se vuelve crucial cuando se trata de reformar una vivienda con más de cien años de antigüedad. Según un especialista citado por Arquitectura y Diseño, conviene conservar los suelos originales y centrar la intervención en actualizar las instalaciones para asegurar funcionalidad y durabilidad.

La razón detrás de este consejo es que los componentes decorativos y estructurales antiguos brindan carácter, mientras que las instalaciones (calefacción, fontanería, electricidad) tienden a volverse obsoletas o inseguras. El experto sostiene que actualizarlas significa mantener la higiene y el confort.

Por lo tanto, una intervención inteligente en propiedades centenarias implica actualizar lo que es necesario, sin eliminar aquello que proporciona identidad. Esto disminuye los costos, respeta el patrimonio y optimiza la habitabilidad.

Un inmueble de más de 200 años suele contar con suelos de madera, mosaicos hidráulicos o baldosas antiguas de gran valor estético. En cambio, las instalaciones eléctricas viejas, tuberías corroídas o sistemas de calefacción obsoletos no solo son un gasto futuro, sino un posible riesgo.

El especialista aconseja no conservar instalaciones antiguas, sino reemplazarlas con sistemas seguros, eficientes y adaptados a normativas.

La ventaja es doble: conservar lo que caracteriza la vivienda patrimonial y renovar lo que garantiza confort moderno. Esa estrategia equilibra lo emocional y lo funcional, y puede incrementar el valor del inmueble sin sobredimensionar la reforma.

Para llevar a cabo este tipo de proyectos, el arquitecto sugiere primero evaluar el estado del edificio en su conjunto, con especial atención a estructuras, suelos y sistemas técnicos.

Una vez identificadas tanto las piezas que "dan carácter" como las que "dan problema", se define la intervención. En su entrevista, el experto explica que "si tuviera una casa de más de 100 años, mantendría los suelos, pero no las instalaciones", con lo que prioriza los acabados originales frente a sistemas antiguos.

A partir de ahí, se planifican nuevas instalaciones de forma que queden integradas, sin eliminar los materiales históricos. Además, se recomienda trabajar por fases, adaptando los sistemas a las tecnologías actuales (domótica ligera, aerotermia, eléctricos seguros) mientras el piso o la madera antiguos permanecen visibles y valorados.

Una reforma que respeta suelos originales incrementa la percepción de calidad y autenticidad en el comprador o usuario, lo que puede traducirse en mayor valor de reventa o en satisfacción personal del propietario. Es un punto diferencial frente a viviendas totalmente modernas.

Por otro lado, al actualizar instalaciones, se reduce el mantenimiento futuro, se aumenta la eficiencia energética y se mejora la seguridad del inmueble. Esta doble ganancia (patrimonio y técnica) convierte la reforma en una inversión inteligente.

Finalmente, uno de los errores más frecuentes es tratar toda la vivienda como nueva e ignorar su valor histórico, eliminando suelos, molduras o carpinterías originales. Esto puede desequilibrar estética y reducir el carácter, algo que el experto advierte.

Otro error es mantener las instalaciones antiguas bajo apariencia original, lo que puede traer consigo costes indeseados, averías y riesgos de seguridad. Cambiar lo técnico sin alterar lo que aporta alma es la clave.

Para prevenirlo, es aconsejable tener a un experto en patrimonio o arquitectura de interiores que sea capaz de determinar y apreciar qué debe ser reemplazado y qué debe ser conservado. El éxito de la reforma depende de un diagnóstico previo adecuado.

En resumen, una vivienda que tiene más de 100 años necesita una intervención cuidadosa: se mantienen los pisos originales para brindar autenticidad y se modernizan las instalaciones para asegurar la comodidad y la seguridad, como sugiere el especialista. Esta táctica combina la funcionalidad, el patrimonio y el valor a futuro.