Ana Guerra y Víctor Elías.

Ana Guerra y Víctor Elías.

Interiorismo

Así es la casa de Ana Guerra y Víctor Elías: un chalet minimalista de tres plantas con piano de cola en el salón

La pareja de artistas abandona el centro para estrenar un chalet de 154 m² a las afueras de Madrid. Diseño luminoso, espacios bien distribuidos y un rincón musical.

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Ana Guerra y Víctor Elías, protagonistas de OT y Los Serrano, han dado un paso clave: mudarse a un chalet adosado de tres plantas, con más de 150 m² a las afueras de Madrid. El espacio nace como su refugio personal y profesional.

En su nuevo hogar reina el estilo minimalista: paredes blancas, suelos de madera y decoración neutra, que multiplican la luz y crean sensación de amplitud. Se ha diseñado para escapar del bullicio urbano y ofrecer comodidad tras su boda.

Lo más singular es el rincón musical con piano de cola en el salón. Un espacio que une vida doméstica y pasión artística, reflejando la esencia de la pareja. Aquí convivirán música, lectura y descanso, un combo que encaja con su vida actual.

El salón comedor.

El salón comedor. @anaguerramusic

El chalet se divide en tres niveles bien definidos. En el semisótano, garaje y trastero; en la planta baja, cocina abierta, salón y aseo; y arriba, tres dormitorios con dos baños. Esta organización prioriza uso, comodidad y privacidad.

La planta baja es luminosa, funcional y fluida. La cocina se integra sin muros, favoreciendo el estilo de vida abierto de la pareja. Grandes ventanales comunican con el jardín y la piscina, conectando interior y exterior de forma natural.

Sala de música.

Sala de música. @anaguerramusic

En la planta superior, la zona de descanso se concentra en dormitorios amplios y baños en suite. Una distribución sencilla, cómoda y silenciosa alejada del ritmo urbano, ideal para construir un hogar a largo plazo.

El corazón de la casa es el salón: espacioso, luminoso y con una atmósfera serena. El sofá mullido se integra con suelos de madera y paredes blancas, mientras que obras de arte y pequeñas estanterías dan carácter al conjunto.

La piscina de Ana Guerra.

La piscina de Ana Guerra.

El piano de cola es la pieza central: no solo destaca visualmente, sino que muestra su vida en clave artística. En este rincón, ya han grabado piezas caseras que comparten en redes, reflejando el uso real de la casa como escenario creativo.

Es un espacio capaz de pasar de sesión de música a sofá y charla con amigos, sin perder coherencia. Esa dualidad entre lo íntimo y lo creativo convierte a este salón en un auténtico reflejo de su estilo de vida.

La cocina es moderna, muy integrada y sin barreras. Cuenta con encimera en isla y detalles en madera que aportan calidez. Al estar abierta al salón, ofrece una sensación de amplitud que favorece la convivencia diaria.

Fue diseñada para compartir: cenas, música y sobremesas. La misma barra central sirve para comer, trabajar o charlar. Además, se conecta con el jardín: ideal para comidas al aire libre, especialmente cuando disponen de buena climatología.

Todo pensado para facilitar el día a día sin renunciar a la estética. Un hogar funcional, elegante y muy visible, sin ostentaciones ni recargamientos.

El chalet dispone de una piscina exterior y un jardín íntimo con césped. Aquí la pareja ya ha celebrado comidas al sol y su despedida de soltera. El entorno residencial ofrece silencio, vegetación y espacio, en un barrio ideal para vivir de forma tranquila.

Este espacio exterior cumple la función de santuario: desconexión, aire libre y paseos con sus mascotas. Para ambos, era importante incorporar naturaleza sin renunciar a la cercanía de Madrid.

En cada planta impera el minimalismo. Paredes blancas, suelos en madera clara, colores neutros y detalles seleccionados suavemente. Cojines, cuadros y plantas aportan calidez sin romper la armonía del conjunto.

La transición entre zonas es fluida y coherente. Unidas por materiales y tonos, cada estancia transmite paz y sofisticación discreta: reflejo de un hogar pensado para crear, vivir y descansar.

Tras su boda, esta casa se convierte en su nido. Un sitio donde construir recuerdos y proyectos. El lugar en el que ambos, con carreras distintas, encuentran un refugio acogedor. Su nuevo hogar refleja un estilo de vida calmado, creativo y lleno de intenciones.