Lucía Aranda, psicóloga.

Lucía Aranda, psicóloga.

Estilo de vida

Lucía, psicóloga: "Las mujeres deben aprender a incomodar a los demás y curarse del 'síndrome de la chica buena'"

Experta en psicología general habla sin tapujos de la importancia de "incomodar para educar" a los demás.

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Actualmente, se habla más que nunca de autocuidado, límites y salud mental, un mensaje que cada vez adquiere más fuerza por su contundencia y su sencillez.

Lo sorprendente es que, según la recomendación de la psicóloga Lucía Aranda, hay que aprender a incomodar a los demás.

Así lo afirma la experta en psicología sanitaria, cuya reflexión se ha viralizado al romper uno de los mandatos más arraigados en muchas mujeres: no molestar, no confrontar, no generar tensión.

Pero Aranda da la vuelta al guion y lo deja claro desde la primera frase: "Tenemos que aprender a incomodar a la gente".

Un mensaje directo, incómodo pero que toca un punto sensible: ¿cuántas veces has tragado una broma de mal gusto para no quedar "exagerada"? ¿Cuántas veces te has reído por educación aunque algo te revolvía por dentro? ¿Cuántas veces has permitido conductas que te han sentado mal solo para evitar un conflicto?

La incomodidad también educa

La psicóloga sostiene que ese patrón sostenido en el tiempo es una de las razones por las que muchas mujeres viven permanentemente en alerta emocional, intentando caer bien, ajustarse, suavizar, minimizar.

Alerta que ha llegado la hora de cambiarlo. Es uno de los puntos clave del mensaje de la psicóloga para entender la incomodidad no como un ataque, sino como una herramienta.

No como violencia, sino como pedagogía emocional. Y lo explica con una simplicidad difícil de ignorar:

"La incomodidad tiene una función, y esa función es que los demás aprendan que aquello que están haciendo no está bien".

@luciaarandapsicologa Incomodar no es malo: es necesario. La incomodidad tiene una función y es que nos planteemos si nuestro comportamiento es adecuado o no. Empieza a sentirte cómodx incomodando 🙃 #incomodidad #terapia #autocuidado #amigas #saludmental ♬ sonido original - Lucía Aranda | Psicóloga ✨

Ya no se trata de ser "amable", ni de evitar tensiones a toda costa. Se trata de poner límites de un modo claro, sin gritos, pero sin ceder nuestro bienestar para preservar el de otros.

Aranda pone ejemplos que todas reconocemos:

  • Si te hacen una broma de mal gusto, no te rías, deja el silencio.
  • Si te hacen un comentario que no te gusta, dilo.
  • Si tú estás incómoda, dilo.
  • Si hay alguien que no está haciendo las cosas bien, dilo.

En plena cultura del "no quiero quedar mal", este enfoque es casi revolucionario. Porque nos recuerda algo fundamental: la incomodidad no es peligrosa.

Y, sobre todo, no eres tú quien la genera, como ella misma recalca: "La incomodidad la han generado ellos, no tú".

Síndrome de la 'chica buena'

Seguramente te reconozcas en muchas de estas situaciones: hemos crecido aprendiendo a ser agradables, comprensivas, educadas, incluso cuando algo nos molesta profundamente.

Aranda explica que este patrón está tan interiorizado que, cuando por fin queremos poner un límite, aparece el miedo:

  • Miedo a ser vistas como conflictivas.
  • Miedo a que nos llamen exageradas.
  • Miedo a perder afecto o aprobación.
  • Miedo a que la otra persona se enfade.

El resultado es que nos incomodamos nosotras mismas para que los demás no tengan que hacerlo. Un intercambio emocional injusto y agotador, que la psicóloga nos invita a revertir.

"Ya está bien de que te sientas tú incómoda y los demás no." Este es, probablemente, el corazón del mensaje.

La experta recuerda que, cuando aceptamos comentarios que nos duelen o comportamientos que nos traspasan, no estamos siendo "maduras" ni "tolerantes". Estamos enviando una señal equivocada: la de que ese comportamiento es válido.

Por eso insiste tanto en verbalizar el malestar: no para atacar, sino para ajustar la relación. Para que la otra persona entienda que ha cruzado un límite, aunque no sea consciente y, sobre todo, para que deje de repetirse.