Una trabajadora de ayuda a domicilio junto a una mujer mayor.

Una trabajadora de ayuda a domicilio junto a una mujer mayor. iStock

Estilo de vida

Una trabajadora de ayuda a domicilio, sobre la situación actual en España: "Quieren que les haga todo sin pagarlo"

La situación que viven los trabajadores del Servicio de Ayuda a Domicilio a menudo sobrepasan los niveles admisibles de sus tareas acordadas. 

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La protagonista de esta historia tiene nombre y apellidos, Daniela Martín (@lanenna_), pero tan solo pone voz a una historia que diariamente viven cientos de auxiliares a domicilio en España que acuden cada mañana a asistir a personas dependientes que no pueden valerse por sí mismas. 

Estos trabajadores ayudan a los usuarios que solicitan este servicio a vestirse, a prepararse el desayuno, asearse o toda aquella actividad que no puedan valerse por sí mismo. Pero también son otras muchas las tareas que se les encomiendan estando totalmente fuera de sus deberes. 

"Mi trabajo es ayudar al usuario con lo esencial, no limpiar cuatro dormitorios ni hacer una limpieza a fondo de toda la casa", explica visiblemente molesta a través de un vídeo publicado en redes sociales. "Estoy aquí para cuidar, no para sustituir a una limpiadora sin coste para la familia."

La situación de los trabajadores del SAD

Lejos de quedarse solo en la queja, Daniela ha querido lanzar un mensaje directo a quienes utilizan el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD): "Me gustaría dirigirme a los usuarios que tienen la ayuda a domicilio...", comienza.

"Cuando las personas solicitan la ayuda, bien es porque están impedidas, porque están en cama, tienen algún tipo de enfermedad... Es un servicio para ayudar a las personas que lo necesitan. Hay personas que se lo inventan, otras que realmente lo necesitan y no tienen la ayuda... hay de todo", continúa con un tono visiblemente indignado. 

"Mi obligación como trabajadora es ayudarte en lo que necesites: te pongo los zapatos, te ayudo a vestirte, te limpio el baño de forma higiénica, la cocina si así lo necesitas... pero no voy a limpiar tu casa entera, porque yo no soy limpiadora", afirma contundente.

Una declaración que pone negro sobre blanco, una realidad que, hasta ahora, muchos prefieren ignorar y que, sin embargo, afecta a un alto porcentaje de los trabajadores de ayuda a domicilio en nuestro país. 

El Servicio de Ayuda a Domicilio fue diseñado para garantizar que personas en situación de dependencia puedan vivir con dignidad en sus hogares. El problema, tal y como denuncia Daniela, es que muchas familias se aprovechan del servicio público para obtener una "empleada del hogar gratuita".

"Lo que quieren muchas personas es tener a alguien que les haga todo sin pagar lo que vale. Y no. Para eso, contrata a una limpiadora. Esto es ayuda a domicilio, no limpieza general", zanja.

Una reivindicación viral

El vídeo de Daniela ha provocado un aluvión de respuestas. Compañeras del gremio comparten su hartazgo. Otras, incluso, han confesado haber abandonado el sector por culpa de los abusos y el desgaste emocional que supone.

"Nos llaman a las 7 de la mañana para decirnos que también limpiemos el trastero, que lo ven 'muy mal'", cuenta otra usuaria. "Una vez me pidieron que limpiara el coche del marido", responde otra con sarcasmo.

@lanennaa_

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Lo que está claro es que la denuncia de Daniela no es un caso aislado, sino el síntoma de un problema estructural: la invisibilización y precarización de quienes cuidan. Tal y como ella misma indica: "Te cuidaré, pero las ventanas no son cosa mía". 

Lo compara de una manera muy clara: "Es como si llamas a un electricista para que te arregle el cuadro de la luz y le dices que ya de paso te dé un masaje en los pies. Pues podrá hacerlo si quiere, pero no está obligado. Esto es igual."

Su labor, insiste, no es hacer una limpieza generalizada de una vivienda, sino mantener en condiciones dignas y seguras el entorno inmediato de la persona dependiente. A saber: baño, cocina, dormitorio y salón. Siempre en función del estado del usuario y no de las exigencias de la familia.

Condiciones del SAD

Muchos de los trabajadores del SAD sufren condiciones precarias en sus trabajos. Sueldos bajos, contratos parciales, desplazamientos no remunerados entre domicilios, falta de formación específica, y, por si fuera poco, constantes faltas de respeto. Todo esto por un salario que, en muchos casos, no llega a los 1.000 euros mensuales.

Según datos del Imserso, más del 37% de los hogares con personas dependientes no tiene cubierto correctamente el servicio de cuidados. Y en los que sí lo tienen, no siempre se respeta el trabajo de quienes lo prestan.

Como ocurre con muchos otros sectores profesionales, como las camareras de piso que alzaron la voz con Las Kellys, algo empieza a moverse en el sector de los cuidados. Las auxiliares, cansadas de aguantar en silencio, están comenzando a decir lo que piensan. Porque cuidar, aunque sea una de las tareas más importantes en nuestra sociedad, sigue siendo también una de las más infravaloradas.

El caso de Daniela refleja algo más que una simple queja laboral: muestra cómo los cuidados siguen siendo delegados a mujeres, muchas veces migrantes, en condiciones precarias y sin reconocimiento. Su vídeo es una bofetada a quienes creen que cuidar es lo mismo que limpiar. A quienes piensan que, por tratarse de un servicio público, tienen derecho a explotarlo.