
La carrera no es la mejor aliada para desarrollar esta musculatura.
Juan Antonio Martín, entrenador: "Para eliminar los michelines no sirve de nada salir a correr una hora"
Aunque los ejercicios cardiovasculares pueden favorecer la pérdida de peso, la fuerza tiene un impacto significativo en el metabolismo basal.
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Salir a correr es una de las mejores formas de hacer ejercicio físico. No solo aporta múltiples beneficios a la salud, sino que es una actividad accesible para cualquier persona, adaptándose a la gran mayoría de las condiciones físicas.
Sin embargo, a la hora de la pérdida de peso, correr no es el ejercicio más eficiente. Para quemar las suficientes calorías que nos permitan un cambio de composición corporal, es importante hacerlo de forma regular, a una intensidad moderada, y variar la velocidad y la distancia.
Por este motivo, cada vez más expertos recomiendan optar —o complementar esta disciplina— con otros ejercicios, como los de fuerza. De acuerdo con el entrenador Juan Antonio Martín, "los entrenamientos de fuerza aceleran el metabolismo, queman más grasa y acaban con los rebeldes michelines".
Cómo la fuerza puede ayudarte a adelgazar
Los ejercicios de pesas son altamente recomendables a cualquier edad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo ideal es realizar actividades de fortalecimiento muscular al menos dos días a la semana.
Más allá de sus beneficios para la salud, el entrenamiento de fuerza es una de las formas más eficaces para acelerar el metabolismo y promover una mayor quema de calorías, tanto durante la actividad como en reposo.
De hecho, numerosos estudios han demostrado que el ejercicio de fuerza puede ser más eficaz en cuanto a la pérdida de peso se refiere debido a su impacto en el metabolismo basal.
Dicho en otras palabras, cuando hacemos entrenamiento de fuerza, como levantar pesas, sometemos a nuestros músculos a un esfuerzo que provoca pequeñas rupturas en las fibras musculares.
En el momento en el que esto sucede, nuestro cuerpo utiliza energía para reparar esos daños, y en el proceso, fortalece y aumenta el tamaño del músculo, lo que se conoce como hipertrofia.
Cuando las mujeres llegan al fin de su etapa reproductiva, e incluso, cuando se acercan a la perimenopausia, sufren una mayor pérdida muscular, una acumulación de grasa —especialmente en la zona abdominal— y una menor capacidad del hueso para regenerarse.
El ejercicio de fuerza, en cambio, fortalece los músculos, estimula el metabolismo y mejora la composición corporal, ayudando a conservar —e incluso aumentar— la masa muscular mientras se pierde grasa.